Otro niño falleció en el J.M. de los Ríos. Se trata de Daniel Laya. Tenía dos años y estaba infectado por la contaminación presente en la Unidad de Hemodiálisis. Es el cuarto niño que muere en condiciones similares, debido al incumplimiento de los protocolos sanitarios necesarios para el tratamiento de los pacientes renales en el centro de salud. El pequeño estaba en cuidados intensivos debido a complicaciones producto de la infección, lo que produjo su muerte el pasado domingo, 25 de junio, en horas de la noche, reportó Efecto Cocuyo.

¿Respuesta de las autoridades? Ninguna. Mientas el hecho ocurría las prioridades estaban, y siguen estando, centradas en impulsar el Comando Zamora 200, la juramentación de los candidatos e impulso de la campaña a la Asamblea Nacional Constituyente.

El caso de Daniel no se trata de un hecho aislado. El Boletín Epidemiológico del Ministerio del Poder Popular para la Salud, publicado con mucho retraso vale decir, da cuenta de un aumento de 30% en la mortalidad infantil para el 2016, año durante el cual las autoridades de ese ministerio afirmaron, nacional e internacionalmente, que las tasas de mortalidad habían descendido significativamente.

Los mismos que permitieron el deterioro del sistema público de salud, la negación sistemática de la escasez de medicinas pediátricas esenciales, el ocultamiento de información vital, tienen el tupé de decirle al país que lo que hace falta es una nueva constitución.

Hambre desde el vientre

“Neonatología del hospital de Maturín registra 90% de desnutrición, según la jefe del servicio de Neonatología del Hospital Universitario Dr. Manuel Núñez Tovar (Humnt) de Maturín, Maritere Alvarado”. (La Verdad de Monagas, Junio 2017).

Este drama se repite en todo el país. Bebés gestados con hambre y que nacen con hambre. 66% de aumento en la mortalidad materno-infantil es un indicador especialmente sensible al impacto de las privaciones y la pobreza. Niños que van a las escuelas sin desayunar, programas de alimentación escolar venidos a menos, niños abandonando la escuela para buscar comida o la lúgubre estampa de verlos comer de la basura. Una fórmula láctea para los niños que la necesiten se convirtió en un imposible.

Se crea la ilusión de que “constitucionalizar” las bolsas CLAP será la panacea.
Desprotección social. El aumento de niños y adolescentes en condiciones de vulnerabilidad social (trabajadores informales, en mendicidad, en la calle…) es impulsado por el impacto de la crisis social y económica y el desmoronamiento del sistema de apoyo familiar y para la protección de niños y adolescentes. Se perpetúa la violencia.

La tasa de homicidios de niños y adolescentes (menores de 18 años) se duplicó según estudio realizado por Cecodap entre 1997 y 2009; si se focaliza nada más en los adolescentes (15-17 años), se triplicó. La realidad es que la violencia que tiene como víctimas a los muchachos se ha convertido en una espiral que ha crecido ante la falta de respuesta por parte de las autoridades. Lamentablemente también ha aumentado la participación de adolescentes como victimarios.

Se ha privilegiado el gasto para reprimir por encima de la inversión para prevenir. ¿Cómo puede la ANC venderse como la alternativa para la paz del país si quienes la promueven han permitido que la violencia se haya instalado en todos los espacios?

“El picao de culebra hasta del bejuco se asusta”

En 2007 con la reforma de la Ley Orgánica para la Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes (LOPNNA), se centralizaron en el ejecutivo nacional competencias que tenían estados, municipios y la sociedad, bajo el argumento de que esa forma no habría dispersión ni pretextos para no hacer lo prioritario. Los años transcurridos han mostrado nefastos resultados: las instituciones se debilitaron y los niños están peor. Está claro que lo que se buscaba era el control; el bienestar de los niños fue el pretexto. Las promesas de bienestar social de la Constituyente son el bejuco que se convierte en culebra. La ANC no garantiza el bienestar y protección de los niños sino de un grupo que busca perpetuarse en el poder.

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Las opiniones emitidas en los artículos publicados en esta sección son de la entera responsabilidad de sus autores. Efecto Cocuyo.

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