La crisis que tiene azorada a Venezuela, o quizás apresada entre limitaciones políticas y económicas, fundamentalmente es histórica. No tanto por el hecho que significa haber quebrado la continuidad de una historia sinuosa lo cual no es representativo de procesos inusitados pero sí por el lado que significa su carácter inconcebible pues ha roto con paradigmas propios de lo que encarna el devenir natural de un país ajetreado por episodios propios de todo desarrollo nacional.

La crisis desatada en los tiempos del actual gobierno, no tiene precedentes. Mucho menos, justificación ni razón. Ni nacional, ni tampoco internacional. Aunque las excepciones son obvias pero excepciones al fin. Y es que cualquier oteo que pueda hacerse de cara a las realidades que definen la actualidad nacional en todos sus órdenes, o en casi todos, es profundamente deplorable. En consecuencia, resulta difícil escapar de tan cruda percepción. Pero también luce dificultoso dar con otra calificación que no deje de reconocer la verdad de los embates que mantienen al país estancado. O suspendido en el tiempo de siglos atrás.

Todo el discurso “revolucionario”, ha sido un listado cargado de eufemismos. Todos, colindantes con una retórica cuyo sentido político ha dislocado expectativas pues se redujo a meros anuncios o vacías declaratorias de motivos. En el ínterin de la ilusa espera, se han deparado serios conflictos que han animado decisiones equivocadas por la desesperación que ha afectado a estos gobernantes al momento de verse apresurados entre tanta incongruencia junta. Así, han pretendido cerrar la brechas que su indolencia o resentimientos han abierto. Pero sin éxito alguno. Por el contrario, los esfuerzos en lograrlo se convirtieron en causas de nuevos problemas o resucitación de olvidados enredos. U otros acumulados.

Con ridículas arengas, quisieron ensalzar un mercado político lleno de trastos. Y cuyo valor moral, se mutó a consecuencia del menosprecio del cual se valieron estos personajes de marras para hundir y aplastar todo cuanto tuviera conexión con el sentimiento demócrata del cual, ellos mismos, emergieron como actores políticos. ¡Qué contradicción!

Ahora, el país se volvió un ánfora llena de las migajas y desperdicios que origina la gestión gubernamental en su dinámica política. Entonces, ¿cómo se explica o justifica que haya gente que apoye sus decisiones a sabiendas o no que las mismas son expresión de la ignominia que cohabita con la intolerancia que habita en sus oscuros dominios? Por eso luce absurdo que ahora pretenda el gobierno central “escurrir el bulto” jugando al papel del Señor Estado omnímodo, comprensivo y cooperador cuando, por detrás de tan espantosa pantomima, ocupa su tiempo haciendo acusaciones a mansalva para lo cual se reclina en el militarismo de cuya facha intimidante dependen casi todos sus procesos de elaboración y toma de decisiones.

Esto revela las incongruencias sobre las cuales, el régimen aventura su devenir. O pone a prueba el carácter “blindado” de su andamiaje y movilidad. De ahí que es pertinente poner al descubierto sus flancos. O sea, por donde “se ve su costura”. De esa manera, se haría posible allanar sus trincheras con el preciso objetivo de desmontar el fatuo orgullo que le induce la cobarde agresividad utilizada para infundir el poder que dice y que lo hace sentirse “por encima del mundo”.

Pensar, por ejemplo, ¿dónde quedó lo que señalaron como “patria” particularmente en medio del marasmo en que se convirtió Venezuela?

Realmente, es un dilema de confusa precisión. No hay forma de dar con la esencia del concepto. Más, porque en el fragor de tantas contradicciones funcionando alrededor de las mentiras que el régimen pretende disfrazar de verdades, el país se volvió un caos de escabrosas realidades. Todo al revés. O inexistentes, acabadas o desaparecidas. Medicamentos, alimentos, combustible, repuestos, servicios… Y pare de contar. Entonces, ¿qué puede decirse para justificar tanto desafuero y crisis? Nada. Sólo puede refutarse la gestión gubernamental aduciendo algo tan apesadumbrado, como se escuchó de alguien, dicho con franco tristeza: mi “despatriado” país…

¿Qué más puede exigirse a un gobierno cuyo afán por enquistarse supera las
contradicciones posibles y raya con la soberbia de gobernantes obstinados?

Foto: Archivo Efecto Cocuyo

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Las opiniones expresadas en esta sección son de la entera responsabilidad de sus autores.

Profesor Titular ULA, Dr. Ciencias del Desarrollo, MSc Ciencias Políticas, MSc Planificación del Desarrollo, Especialista Gerencia Pública, Especialista Gestión de Gobierno, Periodista Ciudadano (UCAB),...

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1 comentario

  1. LA FUERZA ARMADA ESTA SECUESTRADA POR UNOS HOMBRES FUERA DE LA REALIDAD NACIONAL,,,,,, CUANDO SUS SERVILES ,, ESBIRROS SE DEN CUENTA LO QUE ESTAN HACIENDO ES MUY TARDE Y TODO ESTARA EN UNA MISERIA TOTAL Y UNA QUIEBRA DEL PAÍS TOTAL,,,,,,,,,,,,VIENE EL BILLETE DE 500.000 BS,,,,,500 MIL BS,,,,,,,,,,,,,,,,, UN DOLAR COSTARA 350.000 BS,,,, CUANDO EL BILLETE DE 500MIL BS ESTE EN LAS MANOS DEL PUEBLO EL DOLAR COSTARA 650.000 BS,,,,

    QUE ESTA PASANDO EN NOVIEMBRE Y DICIEMBRE,,,,,,,,EL SR,, MADURO ANUNCIA UN BILLETE DE 6 DIGITOS,,,,,Y 5 CEROS,,

    NO A SALIDO EL BILLETE DE 50 MIL BS,,,,,,,CUANDO ESE BILLETE DE 100 MIL ESTE EN LAS MANOS DEL 50 % DE LOS HABITANTES VALDRA MENOS DE 1 DOLAR,,,, QUE VA A PASAR QUE TODO SE PONDRA SUPER CARO,,,Y EL POBRE Y LA CLASE MEDIA TENDRA QUE PEDIR LIMOZNA O ARRODILLARSE A LAS MIGAJAS QUE LE DA EL GOBIERNO,,,,,,,
    VENEZUELA VA RUMBO A UNA HIPER INFLACIÓN Y DEVALUACIÓN,, POBRES A CORRER QUE LLEGO EL CARRO DE DRACULA,,,,,,

    VIENE LA HAMBRUNA SOCIALISTA COMUNISTA,,,DEL SIGLO 21,,,,,,

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