Hubo sentencia, pero también hubo un muerto. Estos dos elementos marcaron la última audiencia de Leopoldo López, que fue muy diferente a la anterior. La que se pensaba cerraría el juicio con la sentencia, dio pie a una más, porque quedó diferida por decisión de la jueza. La ansiedad de sus familiares y simpatizantes políticos se alargó una semana, para concluir un ciclo de 18 meses con dos sesiones cruciales y extensas, que aunque tuvieron a los mismos protagonistas, se desarrollaron en ambientes totalmente diferentes que merecen ser destacados.
1. La concentración de apoyo que se realizó para esperar el cierre de la audiencia del viernes 3 de septiembre fue pacífica. Ese día, a las 5 pm, los militantes de Voluntad Popular (VP) decidieron retirarse para esperar, en vigilia desde la Plaza Bolívar de Chacao, una sentencia que no llegó. Una semana después, el jueves 3 de septiembre, la concentración terminó con una trifulca por un enfrentamiento propiciado por seguidores del oficialismo, cuando trataron de entrar con un camión a la plaza Santa Teresa, donde manifestaban los militantes de VP. En medio de los golpes, los gritos y el caos, en el que no medió la Guardia Nacional Bolivariana, falleció de un infarto el señor Horacio Blanco, de 66 años.
2. La audiencia que prometía ser la última de López empezó con siete horas de retraso, a las 4 pm, y terminó a las 11:40 pm. En la que lo condenaron, las partes fueron llamadas a la sala a las 11 am. Cerca de las 9 pm, volvieron del único receso concedido por la juez. Susana Barreiros se fue a deliberar y los familiares aprovecharon para comer. López cenó un sándwich de lomito con papas fritas. En la sesión anterior se comió un shawarma.
3. En la sesión de la condena no hubo tanta presencia militar como la vez anterior. El equipo antimotín que resguardaba un ala del piso 2 no hizo acto de presencia. Sólo hubo un cordón de seguridad custodiado por funcionarios de la GNB.
4. El jueves 3 de septiembre, la jueza Barreiros regañó a López en un pequeño instante de euforia del preso, cuando escuchó que sus compañeros de partido cantaban el Himno Nacional, a las puertas del Palacio de Justicia. Empezó a aplaudir y por eso fue reprendido. Esta última vez, los reproches vinieron del banquillo de acusados, cuando López amenazó con levantarse e irse si la fiscal Narda Sanabria seguía interrumpiendo su intervención, que fue amenizada por el ruido proveniente de la plaza Diego Ibarra, por una concentración oficialista en la que los asistentes pedían por micrófono la condena del líder de VP.
5. A la penúltima audiencia, López llegó a las 6:00 am y no fue hasta pasadas las 4:00 pm, cuando supo que el retraso de la sesión se debía a la ausencia de Marco Coello, uno de los cuatro jóvenes con los que compartió causa procesal y que huyó del país. El 11 de septiembre no hubo tanto retraso y ningún fugado, pero en un receso uno de los abogados bromeó: “Vayan a comer, pero no se me vayan pa’ Miami”.
6. En la audiencia del jueves hablaron las defensas de López y de los tres jóvenes: Christian Holdack, Ángel González y Demián Martín. El último día de juicio, el discurso de López fue el que dio a todos de qué hablar, sobre todo por una frase que le dijo a la jueza: “Para usted será más difícil leer esa sentencia que para mí escucharla”.
Foto: EFE