Jhonny y Alejandra González se acaban de casar, no pasan de 30 años y no tienen casa propia. Viven en el apartamento de la mamá de Alejandra y desde ya comienzan a buscar electrodomésticos para su futuro hogar. “Esperábamos comprar algunas cosas, pero todo está impagable. Yo no trabajo y mi esposo, con sueldo mínimo, no puede pagar 17 mil bolívares por una licuadora. Eso es lo más barato”, dijo Alejandra, quien este jueves, 10 de septiembre, estaba afuera de la tienda Pablo Electrónica en La Candelaria.
En marzo de 2015, Efecto Cocuyo realizó un recorrido por varios comercios de electrodomésticos en Caracas: Imgeve, Martell, Mundo Samira y Pablo Electrónica, donde se vendían artículos a precios regulados. Seis meses luego se constató en estas mismas tiendas no hay existencia de estos productos, por lo que a familias como los González se les dificulta equipar su hogar.
El 8 de noviembre de 2013, el Gobierno nacional inició una política de fiscalizaciones a establecimientos comerciales que comenzó por la tienda de electrodomésticos Daka, bajo el argumento de combatir la llamada guerra económica. Desde entonces la industria de equipamiento del hogar tiene “un antes y un después”, asegura el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado.
María Pereira regenta desde la puerta de su casa, en La Candelaria, un local de comida. Tiene tres meses usando una nevera prestada porque la suya se dañó y no consigue el repuesto que necesita. “Tengo que caminar un montón y hacer colas todos los días para comprar comida, no me puedo poner a esperar a que haya neveras reguladas en los comercios del Gobierno y hacer cola ahí también. Tuve que pedir una nevera prestada mientras ahorro para comprar una nueva, pero imagínate cada semana sube el precio, ya va por 260 mil bolívares”, dijo Pereira a las puertas de Pablo Electrónica en La Candelaria.
“El Dakazo, no fue más que un gobierno que obligó a los comercios a vender la totalidad de sus inventarios por debajo del precio que ellos tenían previsto. Desde esa fecha no se han logrado reponer los inventarios del sector de línea blanca. Todos podemos observar dos cosas: hay muchísima menos oferta y lo que se consigue está a un precio muy elevado”, afirma Maldonado.
Una familia como los González necesitarían el equivalente a 168 salarios mínimos para poder equipar su hogar. Una lavadora LG de 4 Kg vale Bs. 240.000, una nevera Magic McQueen de una puerta cuesta Bs. 259.400, una cocina eléctrica Bacco de 4 hornillas Bs. 719.000 y una licuadora Oster Bs. 24.650. Eso suma Bs. 1.243.050.
Jhonny, Alejandra y María, como muchos otros, sufren las consecuencias de las políticas de fiscalizaciones que se implementaron en el sector de electrodomésticos. Durante el año 2014 una parte de la industria se mantuvo abastecida a través de financiamiento estatal, como el programa Mi Casa Bien Equipada; sin embargo, en los comercios visitados no había productos de ese tipo.
“Puede que lleguen, pero será igual que como hace unos meses. Se riega la voz, la gente hace cola y todo se acaba rápido”, dijo un empleado del Daka de la avenida Rómulo Gallegos cuando un cliente le preguntó por los productos regulados, que generalmente eran de la marca china Haier.
En marzo de este año se podían adquirir, a precio regulado, una nevera Haier de 12 pies en Bs. 15.710, en el Imgeve de la avenida Francisco de Miranda. Ahora se puede escoger entre una nevera Magic McQueen de una puerta por Bs. 259.400 en Pablo Electrónica o una Electrolux de dos puertas por Bs. 776.353 en la tienda Daka de la avenida Rómulo Gallegos.
“Los dueños de comercios no pueden proyectar sus negocios o los precios a futuro. Están siempre al acecho de que pueda venir un funcionario y confiscarles sus activos o inventarios. Esto hace que se tomen decisiones en tiempo presente, lo que contribuye al alza de la inflación. Por eso los precios son elevados” asegura el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas.
Ley de Costos y Precios Justos y el control cambiario
Los elevados precios no son el único problema que atraviesan los venezolanos para equipar su hogar. “El venezolano ya no tiene ni poder de decisión, compra lo que haya, si es que hay”, explicó Maldonado, quien añadió que “mientras no se modifique la lógica del control de cambio y su maridaje con la Ley de Costos y Precio Justos, el escenario no va a cambiar. Es una ley confiscatoria y punitiva, que somete a todas las empresas venezolanas a la más absoluta arbitrariedad del Gobierno. Se le da la potestad a un funcionario de hacer lo que quiera con el negocio. Eso ha hecho que desaparezcan los ánimos inversión en el país”.
El director Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas explica la situación financiera venezolana utilizando datos de Ecoanalítica. “Asdrúbal Oliveros, economista y director de Ecoanalítica, asegura que el tipo de cambio implícito para el mes de agosto fue de 271,2 bolívares por dólar. En el caso de la línea blanca fue de 643,50 bolívares con una variación porcentual en un año de 1.299,8 %. Esto, puesto en palabras sencillas, significa que el mismo artículo que está en el mercado ahorita, hace un año la podíamos comprar 1.299 veces más barato, porque el tipo de cambio para el sector de equipamiento del hogar en agosto de 2014 era 46 bolívares por dólar. En el mercado esto se tiene que notar,” agregó Maldonado.