En su primera misa en La Habana, el papa Francisco habló a los cubanos sobre lo que significa servir. “El servicio nunca es ideológico. No se sirve a ideas sino a personas”, dijo el pontífice a una multitud que lo escuchaba con atención en la Plaza de la Revolución. Allí insistió en que la importancia de las naciones se mide en cómo atienden a las necesidades de los más desfavorecidos.
“La importancia de un pueblo, de una nación, la importancia de una persona siempre se basa en cómo sirve a la fragilidad de sus hermanos”, continuó el Papa. “El pueblo cubano tiene vocación de grandeza”, afirmó, mientras recordaba a los presentes que “esa grandeza” deben cuidarla, especialmente a través del servicio a los más frágiles.
“Hoy los invito a que cuiden esa vocación, a que cuiden estos dones que Dios les ha regalado, pero especialmente quiero invitarlos a que cuiden y sirvan, de modo especial, a la fragilidad de sus hermanos”.
Ante casi un millón de personas, incluidos 3.500 invitados oficiales, entre los que destacaron el presidente cubano, Raúl Castro, y la mandataria argentina, Cristina Kirchner, el papa pidió no caer en la tentación de querer beneficiar “a los ‘míos’ en nombre de lo ‘nuestro’”, porque, señaló, eso puede generar una “dinámica de exclusión”. “No descuiden a los frágiles por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”.
Ante miles de cubanos que le esperaban desde primeras horas de la mañana de este domingo 20 de septiembre, y entre quienes circuló para saludarles más de cerca a bordo de un papamóvil abierto de fabricación cubana, el papa recordó que “el santo pueblo fiel de Dios que camina en Cuba es un pueblo que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas” y agregó que también “tiene heridas (…) pero que sabe estar con los brazos abiertos”.
La misa tuvo lugar en el mismo sitio donde sus predecesores Juan Pablo II, en 1998, y Benedicto XVI, en 2012, se encontraron con una gran masa de fieles, entre un gran monumento en honor al héroe nacional José Martí y un retrato gigante de Ernesto “Che” Guevara.
Pidió por Colombia
Después de la comunión, el papa dedicó unas palabras a Colombia, que fueron recibidas con aplausos de los feligreses: “Aprendamos a ver a Jesús en cada hombre que tiene hambre y sed, que está desnudo en la cárcel o enfermo. Aprendamos a tener el corazón despierto y atento. Seamos solícitos en los pequeños detalles de la vida”.
“Quiero dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia. (…) Que la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del Señor Jesucristo en la Cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo”, dijo el papa antes del tradicional rezo del Ángelus, cuando estaba por concluir la misa. “Por favor, no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación”, sostuvo, en referencia a las conversaciones de paz en La Habana entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
El pontífice agradeció especialmente al presidente cubano, Raúl Castro, “por todo lo que hace en este trabajo de reconciliación”. Antes de cerrar la misa, hizo una petición: “Por favor, les pido que no se olviden de rezar por mí”.
“Gracias, Santo Padre”
Al concluir la homilía en la Plaza de la Revolución, el cardenal cubano, Jaime Ortega, agradeció al papa Francisco por haber mediado en el proceso de renovación en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
“Gracias por haber sembrado inquietudes buenas y necesarias tan adormecidas por la mediocridad. Gracias, Santo Padre, por haber favorecido el proceso de renovación en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que tanto beneficiará a nuestro pueblo. Esperamos que su llamada a la paz se extienda no sólo a los altos niveles políticos, sino que llegue a los pueblos de ambas naciones y muy especialmente a nuestro pueblo cubano que vive aquí y en Estados Unidos, para alcanzar, en espíritu cristiano de perdón y de misericordia, la anhelada reconciliación entre todos los cubanos, los que vivimos en Cuba o fuera de Cuba. (…) Querido Papa Francisco, bendiga a nuestro pueblo que lo admira, lo acoge con cariño, y, lleno de gratitud y esperanza, espera su bendición”.
Con información de EFE