meses venideros

El deterioro económico de la mayoría de la población venezolana sigue avanzando considerablemente. Especialmente, de quienes devengan sueldos en bolívares exclusivamente. Y ciertamente, aunque exista el alivio de las remesas que vienen de los más de cinco millones de venezolanos que habitan en el exterior más algunas otras fuentes de ingreso que por adaptación a las circunstancias económicas actuales han surgido en el panorama, no hay una compensación real entre ingreso y capacidad adquisitiva. Aún con la política pública de Nicolás Maduro de las bonificaciones en bolívares y en petros, ésta más bien se ha convertido en un aliciente para la inflación en lugar de mejorar realmente las condiciones de vida de la población en general.

En lo político, tenemos a una población altamente descontenta pero a la vez desinformada cuya consecuencia directa ha sido la fragmentación que impide la asociatividad con fines de transformación y cambio. La dispersión y la desesperanza han sido las señales características de estas primeras semanas de 2020. Maduro se apuntala en el poder por la amalgama de apoyos internos en el seno del chavismo que le dan un margen de maniobra importante para mantener el poder. Con la próxima visita de Serguei Lavrov, el canciller de Rusia, tratará de consolidar los apoyos que el eje Moscú- Beijing le ha venido dando en los foros globales y en la geopolítica mundial. Esto, como contrapartida a la gira internacional que está realizando Juan Guaidó donde ha quedado en evidencia el apoyo europeo y norteamericano a su causa. Los desafíos que tendremos en los meses venideros tienen que ver justamente con las movidas en el tablero internacional y el papel de la crisis venezolana en él. No en balde, seguimos siendo el país con más seguimiento y monitoreo de las agencias diplomáticas internacionales.

Con este cuadro político-económico actual, los meses venideros apuntan a una dinamización de acontecimientos que pueden tener dos consecuencias directas. Por una parte, que Maduro logre una rearticulación de fuerzas internas que le permita recuperar terreno popular y fortalecer su apego al poder aún con las limitaciones económicas actuales, sin duda agudizadas durante la prolongación de su mandato por clara ausencia de política económica, o por otra parte, que el liderazgo opositor conecte emocionalmente con el grueso de la población descontenta del país y se concentre en un evento electoral o definitivo que impulse un cambio en el rumbo del poder nacional. Para ello, necesitará desmontar la desinformación, recuperar el control de la agenda pública y darle direccionalidad estratégica clara a sus aliados internos y externos.

Como vemos, los meses venideros no estarán ausentes de noticias y eventos sobre Venezuela. La dinámica diaria será convertida en hipérbole. Y todo ello soportado sobre un volcán social que sigue cargándose a pesar que hoy superficialmente veamos desesperanza, desmotivación y desmovilización. Los problemas cotidianos están avanzando a su fase más cruda y no existen respuestas más allá de la ayuda humanitaria, que pueda atender cabalmente, la situación explosiva que vive el país. Las potencias geopolíticas lo saben pero tratan de estirar al máximo la situación solo para sacar partido a sus intereses. Una confluencia de intereses-situaciones sobre el tema Venezuela pueden alinearse en los meses venideros. Sobre eso se está trabajando a marcha forzada interna y externamente. Esperemos resultados más óptimos.

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Politólogo con especialización en gerencia social. Actualmente es el coordinador general del Centro Gumilla en el Estado Lara. Profesor universitario de pre y postgrado. Analista político y de tendencias...