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bañistas Credit: Reynaldo Mozo

Playas casi vacías. De este a oeste, este sábado 14 de marzo en las playas del estado Vargas se registró presencia de pocos bañistas, a un día de confirmarse dos casos de coronavirus en Venezuela.

A las 10 de la mañana dieron acceso al público a las playas del Litoral Central venezolano. El paso a los balnearios se encontraba cerrado desde las 3 de la tarde del 13 de marzo, tras las declaraciones del vicepresidenta del país Delcy Rodríguez, en las que confirmaba los dos primeros casos de la #COVID-19 en Venezuela.

La medida de cierre de balnearios emitida por el gobierno regional tomó por sorpresa a los comerciantes de las playas. Para poder trabajar, los empleados deben usar guantes y tapabocas, además de evitar aglomeraciones de personas en las mesas de los restaurantes. “Nos dicen que vendamos para llevar”, aseguró un vendedor.

En un recorrido hecho por Efecto Cocuyo desde las playas de Catia La Mar a las de Caribe, se observó poca afluencia de bañistas. Los fines de semanas los balnearios del litoral suelen encontrarse abarrotados de temporadistas, provenientes del estado Miranda y del Distrito Capital.

La mayoría de los entrevistados estaban informados sobre la aparición del virus en el país. Aun así, decidieron ir a la playa porque para muchos “el calor y el agua de playa acabarán con el coronavirus”. Un mito que se ha extendido aunque las autoridades sanitarias lo han desmentido.

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Lionar Kormos, quien se encontraba en playa Verde, está convencido de que las altas temperaturas frenarán la posible propagación de la COVID-19, declarada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Aquí coronavirus no hay y si lo tengo, con el calor se muere en seguida, no hay un lugar más seguro que la playa. De repente, ya tenemos coronavirus y no lo sabemos”, dijo el hombre oriundo de Caracas.

Lo mismo cree Aurelio Rodríguez, que llegó a playa Candileja en Catia la Mar, proveniente de Caracas. ”Con el calor supuestamente se va. Será lo que Dios quiera, hay enfermedades más peligrosas que el coronavirus. Aquí hay chikungunya, dengue y paludismo”.

Rodríguez tiene temor de que el virus se propague en el país, porque cree que la gente puede morir “ya que no hay medicinas y hay muchos casos de desnutrición”. El hombre intentó comprar mascarillas y geles antibacteriales pero se acabaron o los subieron de precio. “Si se activa la cuarentena, tenemos que acatarla”, aseveró.

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Lisbeth Cruz, oriunda de Los Teques, estado Miranda, fue a la playa porque era un viaje que ella y su familia ya habían planificado. Las medidas preventivas que tomó fue beber líquidos y lavarse las manos. “En realidad pienso que si tienes mente positiva y fe en Dios, nada pasará. Contra él nadie puede, pero hay que cuidarse”.

Antes que el gobernante Nicolás Maduro decretara el estado de alarma nacional, ya Cruz se había preparado con guantes, tapabocas y antibacteriales en su casa. “Después que me vaya de aquí, cumpliré mi cuarentena”.

De la familia de Bruna Rodríguez, fueron unos de los pocos bañistas que bajaron de Caracas al estado Vargas. A pesar de las medidas del gobierno chavista, los Rodríguez creen que si tienen gripe, el mejor lugar para curarla es la playa.

“Creo que es difícil que la playa sea un riesgo de contaminación, lo que deberían cerrar es el Metro (de Caracas). Yo creo que la noticia fue un pelo exagerada por dos caso confirmados, hay que tener calma”, aseguró la mujer.

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Al este del estado Vargas el panorama era similar. Las playas más concurridas de la región, como las de Camurí Chico, Los Corales, Alí Baba y El Yate se hallaban desoladas.

Una de las pocas bañistas que ocupaba un toldo en playa El Yate era Nataly Vargas. Ella y dos amigas se desplazaron desde el municipio Baruta para disfrutar del balneario. “En los medios de transporte estoy usando el tapabocas. Nos colocamos en el último toldo para evitar que la gente se acerque. Nos han dicho que con el calor el virus no llega”, dijo.

Otras de las medidas tomadas por la mujer fue no consumir alimentos en los restaurantes de la playa. “Aunque hemos visto a los trabajadores con tapabocas, preferimos traer todo desde casa”, dijo.

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Comerciantes afectados

“El coronavirus afectó a las playas, porque a esta hora es para que estuvieran full”, dijo Carlos Castellano, comerciante de Camurí Chico. Los establecmientos son los más afectados por la poca afluencia de personas a los balnearios. En la mayoría de las farmacias se acabaron los tapabocas para sus empleados y tienen que improvisarlos.

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Indicó que las órdenes del gobernador Jorge Luis García Carneiro eran que trabajaran, pero obedeciendo las medidas de prevención. Este domingo 15 de marzo, las autoridades regionales harán un recorrido por los negocios para supervisar si están cumpliendo con las instrucciones o no.

Ante esto, Castellano explica que no todos los comerciantes han podido comprar los guantes y tapabocas por la escasez de insumos. “Mañana cuando pasen a supervisar tendremos que ponernos bolsas en las manos, porque guantes no hay y los tapabocas los inventamos”, indicó.

Yoel Brito, coordinador de las ventas de comida en playa El Yate, estima que con la confirmación de la COVID-19, en el país las caídas en las ventas serán tremendas. “Los restaurantes están casi todos cerrados, por los momentos no se han vendido nada. Eso nos cayó de sorpresa ayer y estamos esperando trabajar con las precauciones”, añadió.

A Omar Sandoval, dueño del restaurante “El Rincón de Apolo” de playa Candileja, le preocupan las medidas que se toman progresivamente para frenar la propagación del coronavirus. Asegura que depende únicamente de su negocio para el sustento económico de su familia. Por eso la poca afluencia de bañistas lo angustia.

Sandoval acató las órdenes de la Gobernación de Vargas, pero como no consiguió tapabocas ni guantes, los improvisó con papel. “Si no tenemos cómo trabajar, moriremos. No han venido (hoy) muchos clientes a comprar”, lamentó.

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Me dedico al periodismo con enfoque en derechos humanos. Hago cobertura sobre violencia en un país con pocas garantías