Si le preguntáramos a muchas poblaciones del mundo sobre su nivel de satisfacción con la actuación de sus autoridades políticas frente a la pandemia, probablemente tendríamos respuestas muy sorprendentes. Sí, las demostraciones de los gobiernos y, particularmente, de algunos jefes de Estado y de Gobierno han sido verdaderamente asombrosas. Muchas de ellas, inclusive, fuera de lugar y hasta despectivas en relación a la amenaza real que representa una pandemia de esta naturaleza.
Los hechos se han encargado de demostrar ciertas situaciones. Si bien es legítima y cierta la preocupación por la economía, más cierta y más legítima, debe ser la preocupación por ofrecer respuestas satisfactorias a un hecho sin parangón en las últimas décadas. Por tanto, los niveles de insatisfacción frente al manejo de la crisis pudieran traer consecuencias y cambios políticos profundos.
Si bien es cierto que algunas elecciones se han debido posponer, más temprano que tarde se irán realizando en muchos lugares del mundo. Y particularmente creo que los resultados estarán sujetos a la forma en la cual muchos gobiernos han manejado la crisis. La descoordinación, las tesis alocadas para subestimar la enfermedad, algunas declaraciones puntuales que dejan mucho que desear y las respuestas lentas e ineficientes, sin duda tendrán consecuencias políticas, económicas y sociales de enorme trascendencia.
Contradicciones en evidencia
Es contradictorio que hayamos alcanzado niveles de desarrollo con una velocidad nunca antes vista en muchos aspectos de la ciencia y la tecnología, pero que realmente no se hayan traducido para la gente común y corriente en soluciones efectivas, especialmente, en ámbitos sanitarios. No obstante, el alardeo permanente de muchos voceros institucionales de contar con sistemas de salud de primera mano. Este detalle ha quedado en demasiada evidencia al aflorar la actual pandemia.
Los médicos, el personal de enfermería y los voluntariados han dado una demostración de humanidad sin precedentes; pero también, han dejado en clara evidencia, las debilidades de los sistemas de salud (algunos de ellos, inclusive, han sido apresados o amenazados por sus gobiernos locales simplemente por decir la verdad). Cuando pase la pandemia, estos “pequeños detalles” van a ser puestos en escena frente a la opinión pública mundial y esto, naturalmente, repercutirá en la calidad y la continuidad de los gobiernos y hasta de modelos políticos y económicos.
Acontecimientos en cadena
Durante las últimas décadas del siglo pasado, muchos intelectuales y científicos vaticinaban que el siglo veintiuno nos llenaría de enormes sorpresas, presagios incluidos, que sacudirían los cimientos mismos de la humanidad. En 2020 lo estamos viendo: una cadena de acontecimientos que se interconectan e impactan a la humanidad entera.
Lamentablemente, el liderazgo político no ha estado a la altura. Da síntomas de un rezago peligroso en su proceso evolutivo. Esta ecuación nos lleva a cambios políticos de enorme trascendencia durante los próximos meses y años. Tenemos la obligación de estar atentos y prepararnos para ello.
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