Virólogo Miguel Quiñones-Mateu: Pruebas PCR son las más sensibles para diagnosticar COVID-19
El científico venezolano Miguel Quiñones-Mateu explicó que el virus debe dar la vuelta al mundo para lograr "la inmunidad de todos"

“Deberíamos estar pendientes de esto”, pensaron el virólogo venezolano Miguel Quiñones-Mateu y su equipo del departamento de Microbiología e Inmunología de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, sobre un nuevo virus que comenzaba a causar alarma en China. Era enero de 2020.

“Dijimos: no sabemos si esto se va a esparcir alrededor del mundo, pero deberíamos tratar de desarrollar una prueba para estar listos, en caso de que llegue a Nueva Zelanda”, contó Quiñones-Mateu, biólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y actual director del Centro Webster de Enfermedades Infecciosas de la casa de estudios ubicada en la ciudad de Dunedin.

Comenzaron a estudiar qué estaban haciendo otros países y se toparon con unos test que desarrollaron en Alemania. Trabajaron en adaptar esa tecnología y decidieron usar una máquina llamada Panther-Fusion, que ya hacía pruebas PCR (que detectan el material genético de un patógeno) y hace un procesamiento automatizado de las muestras.

Tras los primeros resultados favorables, realizaron unas últimas revisiones en el hospital de Dunedin donde se terminó de validar la sensibilidad y especificidad del test. El producto final logra hacer entre 200 y 300 pruebas en tres horas y hasta 600 o 900 test en un día.

Con esta creación, se lograron detectar los primeros casos de COVID-19 en Nueva Zelanda la segunda semana del mes de marzo. A la fecha, la prueba diagnóstica creada por Quiñones-Mateu y unos 12 científicos, es utilizada en el resto del país y algunas islas del pacífico como la Samoa Americana, a más de 3 mil kilómetros de distancia.

Más contagioso, menos letal

El especialista, doctor en Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, explicó que a diferencia de otros virus como el SARS-CoV (que surgió en 2003 en China) o el MERS-CoV (que apareció en 2012 en el Medio Oriente) el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 no tiene una alta tasa de mortalidad, pero sí es mucho más transmisible, por lo que comenzó a esparcirse alrededor del mundo extremadamente fácil.

Por esta razón, advirtió, “todo el mundo que se exponga se va a infectar hasta que el virus se vuelva endémico”, es decir, que forme parte de la comunidad, de la sociedad y ya no cause tanta mortandad: “Tiene que ocurrir que el virus de la vuelta un par de veces al mundo y se logre la inmunidad de todos“.

Tipos de pruebas en uso

Quiñones-Mateu, explicó que las pruebas PCR, como la que ellos elaboraron, se han hecho durante años para otro tipo de virus, y son las capaces de detectar en este caso el SARS-CoV-2 incluso en la fase asintomática.

Sobre las demás pruebas en el mercado, indicó que hay otras que también pueden detectar el virus “pero no son tan sensibles como la PCR, con lo cual te pueden dar muchos falsos negativos”.

Un tercer tipo de test, que en su mayoría viene de China, se usa para detectar anticuerpos, es decir, la respuesta del cuerpo al virus. “Los anticuerpos son excelentes para saber quién estuvo expuesto al virus, a quién le dio o quién tuvo o no tuvo síntomas. El problema es que los anticuerpos tardan entre 12 a 15 días en desarrollarse”, señaló el científico con amplia trayectoria en el estudio de virus emergentes, VIH, influenza e incluso virus de pingüinos.

“Entonces tu puedes estar infectando gente por 12 y 15 días. Imagínate que no tienes síntomas, te hiciste una de esas pruebas, sales negativo, dices ‘oh no tengo nada’, pero estás infectado y sales a la calle y empiezas a infectar gente creyendo: ‘yo me hice la prueba y yo no estoy infectado’ y si estabas”, narró como ejemplo.

Esas últimas pruebas, dijo, son útiles para usarlas para estudios de epidemiología y saber quién se infectó y ver qué tipo de reacción tuvo, no realmente para detectar el virus en la fase temprana “que es donde se debe detectar”. Entonces, agregó, “hay que tener muchísimo cuidado con esas pruebas, no te van a decir la historia completa, lo más importante es hacer PCR”.

“Si lo que uno quiere saber es si estás infectado con el virus, si puedes pasar el virus a tus abuelitos, a tu familia, a tus amigos, al que sea, esas pruebas de anticuerpos no te van a ayudar”, insistió.

Vacunas: proyecto a largo plazo

El profesor, que hace un año se mudó a Nueva Zelanda con su esposa, comentó que “hay casi 50 vacunas que se están probando hoy en día a diferentes fases”, la mayoría a nivel preclínico todavía, aunque algunas han alcanzado la fase uno de las pruebas clínicas.

“Eso lleva tiempo. Desarrollar una vacuna lleva entre 5 y 10 años… todo el mundo va a querer hacer esto en un año, va a ser bastante difícil; yo diría mínimo dos años, año y medio y eso apurando, porque tiene que ser segura”, expresó Quiñones-Mateu.

Mientras tanto, consideró, que las medidas de distanciamiento social e higiene son “extremadamente importantes”. Estas pueden garantizar que no se infecte toda la población al mismo tiempo y puedan gestionarse mejor los recursos en los hospitales: “lo otro es que a medida que pase el tiempo menos gente se infectará, por lo cual el virus tendrá menos capacidad de transmitirse y tendremos mejor chance a que la gente que no se haya infectado no se infecte nunca, o esa es la idea”.

Fuga de cerebros

El venezolano, que empezó su carrera en el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel, aseguró que mantiene un estrecho contacto con muchos de sus compañeros, no solo de la UCV sino en la Universidad Simón Bolívar y en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), “que desafortunadamente casi desapareció”. Con ellos ha realizado trabajos en conjunto durante los últimos 30 años.

A su juicio, la capacidad que tiene Venezuela de responder a esta pandemia, “está bien mermada porque no hay nadie, básicamente todos los científicos o la mayoría de ellos se han ido”, por lo que considera casi imposible que se puedan replicar aportes como los que hizo en Nueva Zelanda o los avances que se están haciendo en Estados Unidos o inclusive en Latinoamérica.

“Si países como los EEUU, los países de Europa, Australia, están teniendo bastantes dificultades con controlar esta epidemia y son países de primer mundo, con lo que está pasando hoy día en Venezuela… como decía mi difunto padre: que Dios nos agarre confesados, porque no sé qué puede pasar”, dijo Quiñones-Mateu y pidió a la ciudadanía que se cuide cumpliendo el lavado de manos y el distanciamiento.

Periodista egresada de la UCV. Estudiante del posgrado de periodismo de investigación del grupo editorial Perfil y la Universidad del Salvador en Argentina.