Viajeros varados en regiones piden al gobierno habilitar transporte para regresar a sus hogares
Viajeros venezolanos varados en regiones dentro del territorio nacional que permanecen varados en estados distintos a los de su residencia debido a la cuarentena social decretada desde el 16 de marzo, piden al gobierno habilitar rutas de transporte que les permita regresar a sus hogares

Lejos de casa. Viajeros venezolanos varados en regiones dentro del territorio nacional, por la cuarentena decretada desde el 17 de marzo en Venezuela,  piden al gobierno habilitar rutas de transporte que les permita regresar a sus hogares.

José Navas, de 50 años, llegó procedente de Caracas al aeropuerto de Margarita el mismo día (17 de marzo) que el llamado protector de la isla de Margarita, Dante Rivas, anunció la suspensión de vuelos y viajes en embarcaciones desde y hacia Nueva Esparta.

Solo se permitirían hasta nuevo aviso buques de carga para el traslado de alimentos, medicinas, equipos médicos e insumos.

En la misma fecha, el Instituto Nacional de Transporte Terrestre (Intt) informó en su cuenta de Twitter el cierre temporal de los terminales de La Bandera en Caracas, que tiene rutas hacia el occidente del país, y el Antonio José de Sucre que presta servicio hacia el oriente y está ubicado en la autopista Caracas-Guarenas.

La misma medida se adoptó en terminales terrestres y aéreos a lo largo y ancho del territorio nacional.

Antes, el 12 de marzo, Nicolás Maduro ya había anunciado la suspensión de vuelos internacionales desde y hacia nuestro país. El 13 de marzo se informó sobre la detección de los dos primeros casos de COVID-19 en personas provenientes de España y Estados Unidos.

Desde entonces, Navas no ha podido retornar a Guarenas, estado Miranda, donde reside. La medida de aislamiento también agarró en Caracas a Dulce Flores (31), habitante de El Vigía, en el estado Mérida.

Inés Galindez (48), venezolana que regresó de Brasil por la frontera rumbo a Guatire (Miranda), permanece en el estado Bolívar. Los afecta el mismo problema: la falta de transporte para regresar a casa.

Aunque están conscientes de que la cuarentena es necesaria para evitar la propagación del virus, creen que si se toman las medidas preventivas similares a las que se aplican en la frontera con Colombia, deberían poder regresar a sus sitios de residencia.

Mar de por medio

Navas llegó el martes 17 de marzo  con boleto de avión ida y vuelta (prevista para el 19 de marzo) para realizar un trabajo por cuenta propia, en la compañía de un primo donde funge como ayudante. Comenta que es su forma de procurarse el sustento diario porque su quincena como empleado en un organismo público apenas pasa de 500 mil bolívares.

“Estoy en casa de mi cuñada en la parroquia Guevara, municipio Gómez. Estamos bien entre comillas porque a medida que pasan los días las cosas se ponen más difíciles con la comida y se generan tensiones porque estamos nueve personas bajo el mismo techo”.

Relata con preocupación que no está produciendo y el dinero que tenía se está acabando. Los dueños de la casa son educadores y ni siquiera reciben el pago puntual.

Afirma que los inconvenientes con el agua, la luz y el internet en Guarenas, no es ni la mitad de lo que se padece en Margarita.

“De verdad no sabía que la gente del interior la pasaba tan mal. Aquí donde estoy el agua por tuberías no llega desde hace 4 meses y el gas desde hace dos. Llega una cisterna que cobra 25 dólares y entre los vecinos reúnen para pagarla, se cocina leña y las cajas del Clap brillan por su ausencia”, agrega.

Además, como el viaje a la isla estaba planificado solo por tres días, fue ligero de equipaje. “Me hice unos shorts con tela vieja”, comenta. En Guarenas lo esperan su esposa y tres hijos.

Navas escucha por las noticias y lee en las redes sociales que el gobierno está ayudando a las personas que están fuera del país y a quienes están llegando desde Colombia para que puedan regresar a sus casas en los distintos estados. Clama porque se aplique un plan similar, para quienes permanecen varados en regiones distintas a las suyas, con las medidas de prevención para evitar la propagación del virus.

150 dólares desde San Félix hasta Guatire

“Tomé un autobús desde Brasil (Manaos) hasta Santa Elena de Uairén antes de que cerraran la frontera por la cuarentena, allí tuve la suerte de encontrar a un conocido que iba en su carro que me trajo hasta San Félix, aun así le pagué un millón doscientos mil bolívares por el viaje”, explica Inés Galindez.

Llevaba más de un año en el vecino país pero decidió regresar por los dos hijos que dejó en Venezuela.

En San Félix, estado Bolívar, vive su hermano, donde ha estado desde que comenzó el aislamiento hace casi un mes. En Brasil trabajó como peluquera y los pocos ahorros que logró los divide entre aportar para la comida y guardar algo para los gastos de su casa en Guatire, estado Miranda.

“Donde estoy está cerca el terminal de pasajeros pero está cerrado, hay piratas por allí pero me cobran 150 dólares hasta Guatire, no tengo ese dinero y lo poco que me queda tengo que guardarlo para mis hijos”, expresa.

Sus dos hijos adolescentes los cuida una tía paterna y no desea esperar que pasen otros 30 días de cuarentena, con el temor de que la extiendan aun más por el virus.

“Buscaré una cola como sea, que al menos no sea tan cara”, dice otra de las personas varadas en regiones diferentes a la suya.

El sábado 11 de abril, el gobierno de Nicolás Maduro anunció la extensión del decreto de estado de alarma por 30 días más, incluida la cuarentena nacional. Hasta la fecha los casos confirmados de COVID-19 en el país ascienden a 193.

Quiere regresar a Mérida

Dulce llegó el 10 de marzo a Caracas procedente de El Vigía en transporte público. El propósito del viaje, estimado solo por 15 días,  era acompañar a su novio a visitar a su hermana en el kilómetro 8 de El Junquito. Quiso aprovechar también la ocasión para intentar vender peluches fabricados con mano propia y así ganar algo de dinero. Se trajo a su hija de seis años.

Con el cierre del terminal de La Bandera no ha podido regresar. “Sé de Encavas piratas que salen de los alrededores pero cobran en dólares y no los tengo, además no llegan a Mérida directo sino hasta Valencia o Barquisimeto y hay que buscar otro transporte y pagar más”, se lamenta.

Dijo haber consultado en un puesto de la Guardia Nacional en El Junquito y le indicaron que para movilizarse necesitaría un salvoconducto que ellos no le podían dar porque es solo para sectores priorizados y que le recomendaban esperar a que el Gobierno tomara alguna medida que le permitiera desplazarse con su hija.

Un conocido de la Cruz Roja también le recomendó esperar porque corría el riesgo de ser devuelta en una de las tantas alcabalas en las vías.

No se arriesga por su hija

Mientras, busca contactos entre transportistas de alimentos del mercado mayorista de Coche para pedir que la trasladen junto su hija y novio.

Sabe que las probabilidades no abundan porque en los camiones la GNB solo permite al conductor y a un acompañante. Además, son pocas las unidades que viajan desde y hacia el interior de Venezuela por falta de gasolina y el cobro en dólares que puede llegar hasta 70 dólares por cada 20 litros de combustible.

“Si hay planes para traer a gente de afuera que nos ayuden a los que estamos atrapados en otros estados dentro del país. Es muy difícil por razones económicas estar tanto tiempo fuera de la casa de uno, yo no estoy haciendo nada y mi novio trabaja con mecánica en un taller cercano a puerta cerrada, pero necesita volver a su casa”, agrega.

Asegura que una amiga logró llegar de cola en cola desde Punto Fijo,  estado Falcón, hasta la ciudad de Mérida la semana pasada. Expresa que de no estar acompañada con su hija intentaría lo mismo pero no desea  exponerla.

En casa, aguardan por Dulce su mamá y un sobrino de 7 años, huérfano de madre, a quien crían, entre las dos, junto a la pequeña. Es una de los venezolanos varados en regiones diferentes a su lugar de origen.