En la avenida Baralt se ven algunos de los efectos de la cuarentena por la COVID-19, pero otros no. Varios de los negocios que abrían a diario ahora están cerrados y el mercado a cielo abierto que se ubicaba en puente Guanábano no funciona desde el pasado 15 de marzo. Sin embargo, en esta avenida que va de norte a sur por el centro de Caracas, se pueden ver a muchas personas en las calles, especialmente en la mañana.
Los locales que abren en la avenida Baralt lo hacen hasta las 12:30 del mediodía. Funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) caminan por toda la avenida que, además, tiene el tránsito de vehículos limitado. Carros y motos se pueden desplazar libremente hasta la plaza Miranda, justo allí comienza el cierre de la avenida.
La avenida cambia por tramos. La parte norte, cercana a la entrada de la avenida Boyacá, no tiene casi personas caminando, pero a medida que se acerca el mercado de Quinta Crespo (al sur), la cantidad de gente en la calle aumenta considerablemente.
Manos desinfectadas y toma de temperatura en el mercado de Quinta Crespo
El icónico mercado de Quinta Crespo queda al extremo sur de la avenida Baralt, justo al final (o al comienzo, según se vea) de esta vía que tiene poco más de tres kilómetros de largo.

Este sábado 18 de abril, muchas personas se acercaban al mercado para hacer sus compras con la esperanza de conseguir precios más bajos que en el resto de Caracas. En la entrada los recibía un funcionario de la GNB con un termómetro infrarrojo y medía la temperatura una persona a la vez.

Antes de ser tomada la temperatura, las personas ponen sus manos a la orden para ser desinfectadas por un empleado del mercado, quien rocía una mezcla de antibacterial con agua a cada usuario, sin importar si tiene guantes o no.

Mientras en las dos entradas peatonales del mercado se cumple un marcado distanciamiento físico, en las zonas aledañas al recinto se observan muchas personas caminando sin observar esta norma. Además de Quinta Crespo, hay pequeños establecimientos que no son custodiados por órganos de seguridad y donde las personas no cumplen con la distancia mínima de un metro.

La avenida Baralt
Al caminar por el sentido sur de la avenida Baralt se observa una buena cantidad de locales abiertos, la mayoría hasta las 12:30 del mediodía y casi todos son establecimientos de venta de alimentos o farmacias. Sin embargo, del lado que va hacia el norte, hay más negocios cerrados, pero se encuentran a más personas vendiendo de manera informal en la calle. “Teléfonos operativos”, cargadores, pantallas y hasta vídeojuegos se pueden conseguir en una de las sábanas dispuestas en las aceras de este lado de la avenida.

Mientras tanto, las vías que conectan la avenida Baralt y la urbanización El Silencio lucen prácticamente desiertas. Poquísimas personas caminan por la zona y apenas se ven algunas a la espera del transporte público que, al menos en la mañana de este sábado, pasaba regularmente.

De vuelta hacia el norte de la avenida Baralt, funcionarios de la GNB utilizan pitos para recordar a las personas mantener el distanciamiento físico mientras están en alguna cola para comprar alimentos, así como para mover a uno que otro vendedor ambulante que pueda estar en la zona.
Ya no es constante el corneteo y el tráfico en la importante avenida caraqueña. Es más constante el silencio que, de vez en cuando, es interrumpido por algún vehículo que cruza rápidamente por esta vía.
