Un escenario en el que Nicolás Maduro pierde el control del territorio y distintos grupos se disputan el poder es posible en Venezuela si los actores políticos no logran acuerdos que garanticen la gobernabilidad, es la opinión del consultor y analista de riesgo político Dimitris Pantoulas.
La crisis de gasolina es un factor que acelera el colapso del país y lo acerca a una dinámica de Estado fallido similar a la de Irak, afirma: “Con la falta de gasolina va a haber una ruptura en la comunicación entre Caracas y el resto de Venezuela, y estarías hablando de un país donde el centro, que es el Estado, ya no puede controlar ni ofrecer nada a sus habitantes. En dos o tres meses sin gasolina, Maduro no va a poder controlar el resto del país”.
Explica que los signos más claros de un Estado fallido son la fragmentación del poder y la pérdida de legitimidad del Estado frente a sus ciudadanos porque es cuando aparecen grupos armados que se imponen a las fuerzas de seguridad.
Para evitar este desenlace, Pantoulas insiste en que la oposición y el chavismo deben negociar a pesar de que la Operación Gedeón debilitó la confianza entre los factores políticos.
“Es muy difícil negociar en este momento, pero es lo prudente y lo adecuado. La negociación debería ser con base en la gobernabilidad y no tanto con base en un cambio de gobierno, porque se está jugando el futuro de Venezuela. En este momento el grave problema es la gobernabilidad y cómo resolver la crisis económica, de la gasolina y lo social”, señala.
Insiste en que una transición no puede lograrse si el país colapsa por completo.
“Venezuela es un Estado frágil al borde de un Estado fallido. Los Estados fallidos son aquellos en los que la operación práctica de las funciones gubernamentales está ausente en grandes partes o en todo el país. Hasta ahora, vemos que las fuerzas armadas y de seguridad pueden operar y todavía existe alguna infraestructura estatal básica, aunque deficiente. Con la falta de combustible y sin dinero para administrar el país, creo que el Estado fallido está en camino”, explica.
Secuelas de la Operación Gedeón
Los eventos ocurridos en las costas de La Guaira, el pasado 3 de mayo, dejaron al descubierto las divisiones y desencuentros que existen dentro del grupo que integran los cuatro partidos más grandes de la oposición, conocido como el G4.
Pero la figura de Juan Guaidó es la más afectada, según Pantoulas. “El impacto negativo de la Operación Gedeón es más para la presidencia de Guaidó que para toda la oposición. Guaidó ya no es la figura dominante dentro de la oposición, está perdiendo mucha popularidad”, opina.
La salida para la coalición es apostar nuevamente por una plataforma que presione hacia el consenso: “Los otros partidos ya piden tener más voz y más peso en las decisiones, lo que hace recordar a la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), muchos quieren esto, y eventualmente se va a ir hacia allá y si no se va entonces aparecerán muchas oposiciones”.
Pantoulas sostiene que la oposición no está en condiciones de participar en una contienda electoral refiriéndose a las elecciones parlamentarias que corresponden este año.
Nicolás Maduro aseguró que los comicios para elegir una nueva Asamblea Nacional se realizarán este año pese a la pandemia.
“Primero tenemos que ver si Maduro puede hacer elecciones con el sistema automático que ha funcionado hasta ahora porque ya no hay infraestructura, esta se quemó hace un mes. Pero suponiendo que va a anunciar las elecciones, creo que la oposición tomará la decisión de no participar porque no está en condiciones y esto significará el fin de la presidencia de Guaidó”.
Al menos 582 computadoras, 49.408 máquinas de votación, 400 boletas electrónicas, 22.434 inversores de corriente, 49.323 captahuellas y 127 boletas que iban a desincorporarse se perdieron en el incendio del galpón del Consejo Nacional Electoral (CNE) en Filas de Mariche, que ocurrió el pasado 7 de marzo, y que el chavismo denunció como un ataque.