Coronavirus: ¿Podrán los países europeos evitar un segundo confinamiento?
Coronavirus: ¿Podrán los países europeos evitar un segundo confinamiento? (Foto: DW)

La arremetida de la pandemia del coronavirus continúa en todo el mundo. Los números de infecciones y muertes aumentan aunque en forma diferencial según el lugar pero, en general, siguen las restricciones de movimiento para evitar la expansión y la incertidumbre.

Ante lo que resulta una situación agobiante, alguna gente se deprime, otra, se activa en positivo y una poca se violenta. Recientemente, en varios lugares de Europa, donde se han vuelto a tomar medidas restrictivas por la pandemia, se  han producido brotes de violencia callejera que aumenta la angustia y agobio ante esta situación.

Reacciones ante el agobio

Ante cualquier amenaza la reacción humana y animal es de protección. El organismo se amilana o ataca. Un virus se puede atacar con prevención, medicamentos, vacunas, pero, como ese microorganismo es invisible a simple vista, para la gente del común, ir contra él, mas allá de prevenirlo, es difícil. Ante la impotencia, alguna gente puede explotar violentamente y dirigirla hacia quienes tiene cerca o hacia quienes le asignan responsabilidad por lo que esta pasando

Las protestas por la pandemia

Hasta ahora, la inmensa mayoría de la gente, en cualquier lugar, protesta por las estrictas medidas de prevención y lo que han durado. Lo hace verbalmente, entre los suyos.  Por lo general, se queja del desajuste en la vida cotidiana y de las consecuencias económicas de estas medidas.

Mas abiertamente, parte de la población demanda mayor celeridad de las autoridades y claridad en sus decisiones ante la pandemia. La inconveniencia de politizar esta situación. El personal de salud se siente desprotegido por la carencia de material de trabajo y exige relevo. Hay agotamiento después de 9 meses de trabajo continuo y bajo alta presión.

También, en los países ricos, han protestado los negacionistas. Grupos que niegan desde la existencia del virus hasta las medidas sanitarias necesarias para prevenir su infección, pasando por las dimensiones de la pandemia. Aparecen en forma sincronizada, lo que refleja una cierta organización. Se les acredita vinculación política. Sus manifestaciones suelen ser heterogéneas en edad y sexo, sin mascarillas, y en forma de lo que pudiéramos llamar, violencia pacifica.

Mas recientemente, en Europa, se han visto unas cuantas manifestaciones violentas, que se realizan de noche, formadas, fundamentalmente, por hombres jóvenes que llevan mascarilla. Este implemento, además de ayudar a ocultar su identidad, les protege del virus, con lo cual, de alguna forma reconocen su existencia. Obvio que conocen las medidas que los gobiernos toman y por ello protestan. No necesariamente son negacionistas, pero sí oposicionistas y violentos.

En los países pobres se protesta por otros motivos agudizados por la pandemia: crisis de los servicios sanitarios, de los hospitales, en los cementerios, falta de atención a enfermedades distintas al Covid-19, de medicamentos. Carencia de agua potable, electricidad, gas domestico, transporte. Hambre, delincuencia, represión política. Entre otras muchas, muchísimas razones para protestar.

Los jóvenes y la pandemia

Independientemente de la ubicación geográfica hay un sector social muy sensible a las consecuencias de la pandemia, el de los y las jóvenes. Aunque sea el grupo etario menos vulnerable ante el coronavirus, es el que siente mas alterado su presente y amenazado su futuro. Este grupo vive una etapa de la vida donde la recreación, las relaciones sociales, el amor, el sexo, los estudios, las opciones de trabajo son las prioridades. Por eso están con los ánimos exacerbados, aunque no todos lo expresen de la misma manera.

Los y las jóvenes ansían su escolaridad presencial, la que permite el encuentro social, el amor,  y, un poco mas allá, les preocupa las posibilidades de trabajar, ahora, y después de la pandemia. Al cerrar mas empresas y locales comerciales, como consecuencia de la pandemia, habrá más desempleo juvenil, más dificultades económicas. Más incertidumbre vital.

Aparecen los violentos

Las angustias juveniles ante la pandemia tienen su salida violenta en unos cuantos y así lo han expresado recientemente en Europa. Análisis escuchados en noticieros dicen que se trata de personas que se vinculan por las redes sociales, que no necesariamente forman parte de un grupo y que van a la calle sin mayor organización y razón que la protesta por la protesta. Algunos parecen estar vinculados con grupos políticos extremistas, de derecha o de izquierda. En todo caso, son personas con tendencia a expresarse  violentamente.

Pero entre los jóvenes que no tienen motivación política y protestan, hay una necesidad de desahogo, de catarsis, no a través del verbo sino de la acción. Y protestan violentamente para oponerse a medidas que les afectan directamente, como restringirles el desplazamiento, la sociabilidad y, lo que en Europa se llama, el ocio nocturno. El tiempo de diversión. Lo hacen con violencia porque es como consideran la forma “natural” de hacerlo.

Independientemente, de que los jóvenes violentos tengan razones para protestar, al hacerlo violentamente, se genera otro motivo de angustia para la población que, agobiada por la amenaza del coronavirus y la alteración de la cotidianidad, se le suma la zozobra de la violencia. Innecesaria en estos días, en estas circunstancias.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Leoncio Barrios, psicólogo y analista social. Escribidor de crónicas, memorias, mini ensayos, historias de sufrimiento e infantiles. Cinéfilo y bailarín aficionado. Reside en Caracas.