Dicen que dar sus nombres es una sentencia a muerte. Dicen que tienen miedo. Dicen que quieren justicia. Este martes 12 de enero cerca de 15 personas cortaron el paso a los vehículos que transitaban por la avenida Intercomunal de El Valle, a la altura del centro comercial homónimo a las 8:00 am. Todos eran miembros de una familia que lloraban el asesinato de dos de sus integrantes. Eran una familia en protesta por la memoria de Keiber y Nirza Pimentel.
Los Pimentel han pasado tres veces por ese dolor, pero en sus pancartas y coros solo se leían los nombres del pequeño de 4 años de edad y el de su abuela de 49 años. Desde 2008, la familia Pimentel pide al Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) que dé con los culpables de la muerte de los hijos de Nirza: Duncan, Kenny y Terry Pimentel.
Ahora deben agregar a la lista los nombres del nieto y su abuela que fueron asesinados la semana pasada en el apartamento 9 de la Misión Vivienda Madre Tierra de la calle 4 de El Valle. El viernes 8 de enero una sobrina y su hijo fueron los que hallaron los cadáveres.
“Estaba en la cola de la bodega en la calle 7 para comprar mayonesa y harina cuando supe la noticia. Unas muchachas comentaron que en el edificio Madre Tierra habían matado a una abuela y su nieto en un apartamento. Me asusté mucho, porque mis nietos justo se fueron para la residencia en ese momento”, dijo una vecina de las torres del urbanismo de Misión Vivienda.
Este martes, ella estaba en otra cola por comida cuando se enteró de la protesta que había en la entrada de su edificio. A las 9:00 am, los parientes de Keiber y Nirza fueron desplazados por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) con equipo antimotín, de la avenida hasta el sitio. Los militares les aconsejaron moverse de la vía pública, por lo que los manifestantes fueron hasta la torre 1 del complejo residencial.
Allí ocurrió el doble homicidio y allí viven los delincuentes. Eso aseguran los familiares, quienes el viernes descubrieron los cadáveres con tres días de descomposición en el apartamento que le fue asignado en febrero de 2013 a Nirza. Los delincuentes se llevaron electrodomésticos y el vehículo de la mujer.
“¡Bajen, no sean cómplices! Apoyen la protesta porque mañana puede ser uno de sus hijos”, gritaban las mujeres que se apostaron en la entrada de la estructura, a cuyo cartel de identificación le faltaban la “m” y la “d” y estaba cubierto por un bombillo que colgaba encima.
Efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) inspeccionaron los tres primeros pisos de la torre y se quedaron en la entrada del edificio. Pedían cédulas a los habitantes que intentaban salir o entrar a la estructura.
Vivir con el enemigo
Cuando Keiber tenía dos años su padre fue asesinado. Kenny Pimentel, de 24 años de edad, recibió un tiro en el pecho en una fiesta por defender a su amigo José Ángel Martínez, de 22 años, a quien le dieron múltiples tiros en la cara.
Una reseña en el diario La Voz señala que el hecho ocurrió en la torre 2 de ese edificio de Misión Vivienda en octubre de 2013 y puntualiza que Kenny trabajaba como taxista y practicaba la religión cristiana evangélica.
Los parientes de la víctima aseguran que los cinco involucrados en ese asesinato fueron detenidos y dos de ellos salieron de la cárcel. No saben precisar fechas, pero repiten una y otra vez que Nirza, madre de Kenny, reconoció a uno de ellos en los pasillos del edificio de Misión Vivienda.
“Viven allí con sus familias. El año pasado hubo una pelea de mujeres, entre una de las tías de los delincuentes y nosotros”, dijo una de las manifestantes. Todos creen que reconocer a los delincuentes le causó la muerte a Nirza y a su nieto, que estaba con ella por las vacaciones.
Uno de los familiares se aventuró a comentar que lo mismo pudo pasarle a Terry Pimentel, de 27 años, pues el joven era funcionario de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y estuvo en las pesquisas que se realizaron después de la muerte de su hermano.
Sin embargo a él lo secuestraron en mayo de 2015. Tres días desaparecido y luego lo encontraron muerto en Petare, mientras que su carro fue localizado intacto en el 23 de Enero. Además de ser un oficial de la PNB, el hombre “mataba tigres” como taxista.
“Ese sitio es muy feo. Allí se ven a los hombres armados a toda hora. Hace un tiempo mataron a otro muchacho en el piso 1. Por eso queríamos que Nirza se fuera de allí, pero ella no quería vivir arrimada”, denunció un pariente.
“La Gran Misión Vivienda Venezuela no se hizo ni para malandros ni para delincuentes. El que quiera desarmarse y respetar la comunidad venga y desármese ya. No hay más plazo, vamos por ustedes”, sostuvo el presidente Nicolás Maduro el 18 de junio de 2015. Un mes después se desplegó la Operación Liberación y Protección al Pueblo (OLP) que durante sus primeros 30 días inspeccionó a 10 de estos urbanismos. Pero las torres de Madre Tierra no fue revisada en ese tiempo, ni tampoco en los seis meses que lleva la OLP en labores.
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La detención
“El Cicpc nos dijo que no pueden ingresar porque eso es un territorio de paz”, dijeron los parientes. Al dolor se le sumó la indignación y por eso estas dos muertes motivaron a la familia a protestar. “Zonas de paz” es el nombre que se le da a comunidades dominadas por delincuentes en las que la acción policial es limitada.
Este martes, lo Pimentel no se conformaron con pedir justicia, ni con exigir que el consejo comunal fijara posición por el crimen. Mujeres y hombres informaban a los transeúntes lo que ocurrió con Keiber y Nirza.
Nadie se inmutó. De los balcones se veían asomados algunas caras. Los funcionarios custodiaban la puerta. Los transeúntes se paraban, escuchaban, leían las pancartas y seguían el camino.
Aplausos y agradecimientos se desprendieron de los manifestantes cuando descubrieron una caricatura y una foto carnet. Según ellos, los vecinos se apiadaron y eran las caras de los asesinos.
A las 11:00 am llegó una comisión del Cicpc. Sin dirigirles la palabra ingresó al edificio, subieron al piso 2 y se llevaron detenidas a cuatro mujeres presuntamente vinculadas a los delincuentes.
“Es que tenemos apoyo de la PNB, la GNB y el Cicpc. Esto no se va a quedar así. Esta masacre no se va a quedar así”, afirmaron con esperanza la familia Pimentel.
Cronología del duelo
Duncan Pimentel (22). Hijo mayor de Nirza. Fue localizado en la morgue de Bello Monte en 2008. Forenses indicaron que fue arrojado de un puente. Dejó una niña.
Kenny Pimentel (24). Hijo menor de Nirza. Le dispararon en una fiesta que se realizó en el edificio Madre Tierra en 2013. Dejó seis hijos.

Terry Pimentel (27). Segundo hijo de Nirza. Lo encontraron en 2015 con impactos de bala y puñaladas en Petare. Había sido secuestrado. No tenía hijos.

Keiber (4). Nieto de menor de Nirza. Lo encontraron junto a su abuela con heridas de armas blancas en todo el cuerpo este 8 de enero. El hecho ocurrió en el edificio Madre Tierra de Misión Vivienda.

Nirza (49). Fue asesinada a puñaladas en su apartamento. El hecho ocurrió en el edificio Madre Tierra de Misión Vivienda. Datos forenses revelan que el crimen fue cometido el martes 5 de enero.

Foto principal: Alejandro Cegarra
ellos salen del rancho, pero el rancho no sale de ellos