Desde hacía al menos cuatro días, Casa Militar se encontraba ultimando detalles para la Memoria y Cuenta del presidente Nicolás Maduro este viernes 15 de enero. Evaluaron cada aspecto: el sitio de los invitados especiales, la lista de personas a la que dejarían entrar, los medios que podrían cubrir, la seguridad. Todo.
Llegó el día en que, ante un Parlamento con mayoría opositora, el Jefe de Estado debía rendir cuentas. Sacaron la alfombra roja. Limpiaban algunas lámparas. La cita estaba prevista para las 5 pm, pero quienes querían ver in situ la Memoria y Cuenta debían llegar a la 1pm. Pasaron uno… 10… 50 medios y más. Todos con la promesa de que, finalmente y en muchos años, estarían en la rendición de cuentas.
La Dirección de Prensa de la AN había entregado un listado de 70 medios que cubrirían desde el hemiciclo protocolar todos los detalles. Casa Militar no estaba de acuerdo, el Ministerio de Comunicaciones mediaba y el equipo de la AN insistía. Inicialmente los reporteros, camarógrafos y fotógrafos fueron confinados a la Biblioteca mientras se aclaraba la situación. No obstante, ese fue el lugar permanente desde donde se le debió hacer seguimiento a través de un televisor a la sesión especial porque el acceso a los medios fue negado.
En los cuatro costados del Palacio Legislativo instalaron pantallas gigantes para que la gente en la calle hiciera seguimiento. Parte del tren ministerial pasó por un pasillo de seguridad. La gente, como si fuesen estrellas de rock, les gritaban, los aplaudían, les tomaban fotos. “Será que esos no están enterados de lo que decretaron hoy”, señaló un vigilante al ver el panorama.

A partir de las 4pm los diputados fueron llegando. Juan Requesens compartió sonrisas con Héctor Rodríguez. Aloha Núñez vistió una manta guajira. Los hombres del oficialismo, mayormente, usaron corbatas rojas. Las diputadas se tomaban selfies vestidas formal, tal como lo exigía el dress code. Parlamentario que llegaba, parlamentario que entraba a la sala para ubicar su puesto.
El alto mando militar llegó todo junto. La ministra Iris Varela entró corriendo casi 10 minutos antes de que iniciara la sesión. El exvicepresidente y ahora ministro, Jorge Arreaza, saludó. Tras él llegó el alcalde de Libertador Jorge Rodríguez.
El protocolo se rompió en varios aspectos. La junta directiva de la AN encabezada por Henry Ramos Allup, Enrique Márquez y Simón Calzadilla, esperó al Jefe de Estado a las puertas del Hemiciclo Protocolar. Maduro usó la puerta sur del Palacio Legislativo (la que da hacia La Ceiba) para ingresar y en ningún momento pasó por la alfombra roja que exigen los actos de alta envergadura. Evadió de esa forma las fotos de la prensa. Llegó acompañado de la diputada y también primera dama, Cilia Flores.
De parte y parte
Entró. Saludó a quienes se encontraban en la primera fila. Siguió hasta su puesto en la tribuna de oradores y a las 5:25 pm inició su discurso el presidente Nicolás Maduro. Lo primero que resaltó es que era primera vez en 17 años que la Revolución se presentaba ante un Parlamento opositor. “Ustedes (diputados de oposición) están aquí porque hay una democracia plena”, señaló.
Sin mucho adorno habló de los logros sociales, de que “milagrosamente” los índices de desempleo habían disminuido, de las dificultades económicas, de que el país está en una tormenta, que el 2016 pinta mal, que “llegó el momento de hacerlo”, respecto al aumento de la gasolina, de que se debía llegar a un diálogo nacional en el que todos los sectores estaban invitados; pero en las 3 horas exactas que duró su intervención (culminó a las 8:25 pm), no mencionó en ningún momento las palabras desabastecimiento o inseguridad.
Aunque el motivo de la sesión era presentar el informe de gestión del 2015, el tema de los cuadros del fallecido presidente Hugo Chávez y del Libertador Simón Bolívar también se coló. Maduro regaló a Allup el estudio que se hizo para digitalizar la imagen del Libertador. “Con todo respeto se lo digo, estoy obligado a protestar por el trato que se le dio a la imagen del Libertador Simón Bolívar y del comandante Hugo Chávez, dos líderes muy importantes de una época histórica de redención”, sentenció.
En al menos tres oportunidades el Jefe de Estado bromeó con Henry Ramos Allup llamándolo “líder y jefe máximo de la oposición venezolana”; Con José Guerra sobre su pasado de ideología izquierdista y con los diputados de la bancada del Partido Socialista Unido de Venezuela, respectivamente. Solo en una oportunidad pareció descolocarse con la mayoría opositora que cuestionaba las cifras de la Misión Vivienda Venezuela. “Aprovecho para decir, pero ustedes no tienen la moral de haber construido una vivienda y ¿van a privatizar las viviendas que hemos construido para el pueblo? Noooo, Dios mío. ¿Dónde has construido tú viviendas Richard Blanco? Ustedes tienen la Alcaldía Mayor de Caracas y no han construido una sola vivienda. Nosotros hemos construido un millón y ¿ustedes creen que vamos a permitir que la privaticen? No, no y no. Tendrán que derrocarme para aprobar una ley de privatización. No”, sentenció. Desde el hemiciclo el parlamentario Richard Blanco le instaba a que otorgara los recursos, que ellos (Alcaldía Metropolitana) las hacían.
Ya de noche, Nicolás Maduro salió por la puerta sur y Ramos Allup por la norte. Después de su respuesta a la intervención del Mandatario Nacional no tenía, ni quería decir más nada. Los diputados de la Mesa de la Unidad Democrática sí. Lo abrazaron, lo felicitaron, le expresaban según sus palabras “admiración”. La última en hacerlo fue Manuela Bolívar que le dijo a Allup “déjeme felicitarlo, estuvo realmente excelente”. Él se despidió de ella con un “¿Y cómo está la cría? y siguió rumbo a su despacho a encontrarse con sus familiares.