Desde la llegada del COVID-19 al territorio nacional, el chavismo ha anunciado diferentes esquemas de tratamiento y nuevos candidatos a medicamentos hechos en Venezuela; desde infusiones de hierbas, pasando por terapias complementarias hasta gotas “milagrosas” antivirales.

Más allá de los intentos de controlar la enfermedad respiratoria en el país, expertos han señalado que algunas de estas propuestas no han sido publicadas en revistas científicas. En otras oportunidades, han advertido que el medicamento que se pretende usar no cuenta con suficientes ensayos que avalen su eficacia y seguridad.

Por ejemplo, sobre el Carvativir, la Academia Nacional de Medicina (ANM) de Venezuela comentó que es prudente esperar hasta tener más datos sobre las pruebas. Alertó que para calificarlo como un candidato a medicamento “anticovid” debe seguir los protocolos internacionales aplicados para el estudio de medicinas.

Antes de que se anunciara la creación del Carvativir, la gestión chavista le dio la oportunidad a otros tratamientos. A continuación, un recuento de las medicinas propuestas o aplicadas por la gestión chavista para tratar el COVID-19 en Venezuela.

Interferón alfa 2b

Uno de los primeros medicamentos en pasar a formar parte del esquema de tratamiento para COVID-19 en Venezuela fue el interferón. El 12 de marzo de 2020, un día antes del anuncio de la detección de la enfermedad en el país, Maduro informó que por medio de un convenio con Cuba adquirieron 10 mil dosis de la medicina.

A través de las redes sociales circularon mensajes relacionados con la efectividad del interferón en el tratamiento de cientos de ciudadanos chinos. Sin embargo, según investigación de la Unidad de Verificación de Datos y Fact-checking de Efecto Cocuyo, esta declaración no aparece en documentos oficiales.

El 22 de marzo de 2020, la Academia Nacional de Medicina alertó que no existían pruebas de su utilidad terapéutica y seguridad a nivel nacional e internacional. Su aplicación debe considerarse como un tratamiento experimental y requiere del cumplimiento de requisitos bioéticos establecidos.

Cloroquina, hidroxicloroquina y antirretrovirales

El ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, anunció el 23 de marzo de 2020 que Venezuela inició el uso de la cloroquina para prevenir la enfermedad. Agregó que también cuentan con antirretrovirales como lopinavir/ritonavir. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la cloroquina como un agente antipalúdico efectivo para combatir parásitos como el grupo de Plasmodium malariae, P. vivax, P. ovale y P. falciparum (correspondiente a distintas especies causantes de la malaria).

A mediados de marzo de 2020, El portal digital Salud con Lupa, en alianza con Epistemonikos y el equipo internacional COVID-19 LOVE Working Group hizo una revisión completa de la calidad de la evidencia científica sobre la cloroquina. Determinaron que no había pruebas que avalaran la aplicación de la medicina en pacientes con COVID-19

El 4 de julio, la OMS anunció la interrupción de los grupos de tratamiento con hidroxicloroquina y lopinavir/ritonavir (antiretrovirales). De acuerdo con los resultados provisionales, estos medicamentos reducen la mortalidad en los pacientes con COVID-19 hospitalizados o “dan lugar a una disminución muy leve”. Además, se observaron indicios de posibles efectos adversos.

Té de plantas medicinales

El mismo 23 de marzo de 2020, Nicolás Maduro mencionó las supuestas investigaciones del nanotecnólogo antivacunas, Sirio Quintero, quien creo una receta de té con plantas medicinales para “curar” el nuevo coronavirus.

Las reacciones no se hicieron esperar. La Asociación de Investigadores del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Asoinivic) alertó sobre el uso de remedios naturistas y la divulgación de estudios sobre el coronavirus. La agrupación pudo comprobar que no hay artículos del tecnólogo en una de las revistas científicas que mencionó Maduro.

“Queremos recordar las recomendaciones hasta el día de hoy de la OMS: ‘Aunque algunos remedios occidentales, tradicionales o caseros pueden proporcionar confort o aliviar los síntomas de la COVID-19, no hay pruebas de que los medicamentos actuales puedan prevenir o curar la enfermedad’”, dijeron en un comunicado.

Ozonoterapia

El 13 de septiembre de 2020, Maduro creó el Centro Nacional del Ozono. Sería dirigido por el médico Luis Fernando Ojeda Arenas y tendrá cuatro funciones principales: aplicar la ozonoterapia en “todas sus modalidades”, formar e investigar sobre ozonoterapia; registrar y certificar profesionales y contar con capacidad industrial para producir derivados del ozono.

Mencionó que el tratamiento se llevará a Centros de Diagnóstico Integral (CDI) y clínicas populares. Dijo que espera convertir la ozonoterapia en una opción que “ayude a complementar” los tratamientos para el COVID-19 en medio de la pandemia.

Se usa para tratar problemas circulatorios, retardos en la cicatrización y más.Sin embargo, otras fuentes consultadas por medios internacionales califican la ozonoterapia como un pseudotratamiento” sin pruebas científicas que avalen sus efectos terapéuticos, incluso más allá del COVID-19.

Molécula DR10

El 25 de octubre de 2020, Maduro sorprendió con un anuncio: el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) desarrolló una medicina que “aniquila” el virus del Sars-CoV-2 sin afectar las moléculas sanas.

“Esta molécula que fue aplicada para hepatitis C, VPH (Virus del Papiloma Humano) y otras enfermedades. Ha sido probada para COVID-19 en el Ivic con la molécula del DR10 (…). El estudio duró seis meses dando como resultado la aniquilación del virus sin toxicidad que afecte las moléculas sanas que genere”, dijo en transmisión por Venezolana de Televisión (VTV).

Hasta el 3 de noviembre de 2020 no se conocía ninguna publicación científica con datos sobre la molécula. José Esparza, virólogo venezolano, explicó a Efecto Cocuyo que el principio activo (la ‘molécula’) es un derivado del ácido ursólico, químicamente familia de los triterpenos. Es un componente conocido de muchas plantas con reputación de ser medicinales, tanto como antioxidantes como de antiinflamatorias.

Días después del anuncio, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman) exhortó a las autoridades a no publicar información equívoca o crear falsas expectativas en la población sobre la disponibilidad de tratamientos contra la enfermedad. Indicó que reconoce cualquier esfuerzo nacional e internacional para buscar una cura para el COVID-19, pero alertó que toda investigación científica debe ajustarse a estándares internacionales y someterse a controles rigurosos.

Carvativir

Las llamadas “gotas milagrosas de José Gregorio Hernández”, en referencia al recién nombrado beato venezolano, forman parte del discurso oficial desde hace ya varios meses. Sin embargo, su presentación oficial se hizo el pasado 24 de enero.

El mandatario afirmó que el Carvativir es un “poderoso antiviral” que se estudió durante nueve meses en pacientes graves y resaltó que ya se tienen la “patente y los permisos sanitarios” para su elaboración y distribución en el país. También aseguró que con diez gotas debajo de la lengua cada cuatro horas, “el milagro se hace, se hace”.

Sin embargo, a la fecha no hay estudios que permitan a las sociedades científicas hacerse una opinión sobre el los efectos terapéuticos o la seguridad del medicamento según dijo la Sociedad Venezolana de Infectología, opinión que comparte la Academia Nacional de Medicina.