China ordena confinamiento de 11 zonas residenciales en Pekín por COVID-19
China ordena confinamiento de 11 zonas residenciales en Pekín por COVID-19. (Photo by NICOLAS ASFOURI / AFP) Credit: AFP

Desde comienzos de la revolución industrial en el siglo XVIII, la influencia anglosajona en la geopolítica mundial ha sido determinante. Primero, expresada por Gran Bretaña, que logró afianzar un vasto territorio alrededor del planeta en ambos hemisferios hasta bien adentrado el siglo XX.

Luego de la segunda guerra mundial, los Estados Unidos suplantaron esa hegemonía global innovando y constituyéndose en la primera superpotencia económica y militar solo contrarrestada por otra de similar magnitud agrupada en la denominada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) por más de cuarenta años hasta que ésta se derrumbó en 1989 y quedó jugando un rol único en el concierto internacional de naciones. 

En los años setenta, ocurrió un hecho geopolítico de enorme trascendencia  cuyas consecuencias se están observando en este siglo XXI. Fue la visita del presidente en funciones para ese momento Richard Nixon a Pekín, luego de las negociaciones secretas que desarrolló Henry Kissinger, que posteriormente llevaron al restablecimiento de relaciones diplomáticas y políticas. Este evento originó un proceso de inversión privada sin parangón en la República asiática que fue creciendo sostenidamente para impulsar la mayor tasa de crecimiento interanual de país alguno en más de tres décadas continuas. A partir de este fenómeno que buscó aprovechar al máximo la mano de obra barata y abundante, China comenzó a organizar su economía y su Estado paulatinamente. 

China, en su fase de crecimiento comercial e industrial  que la ha llevado a ser la segunda economía del mundo, se mantuvo de muy bajo perfil en el mundo político internacional. Optó por dejar intacta la influencia anglosajona en el mundo mientras ellos tejían redes de negocios que permitían mantener su avance. Nadie en su sano juicio creía que este enorme país, en términos poblacionales, geográficos y económicos, podía alcanzar el estatus de superpotencia en tan corto tiempo. Ninguna agencia internacional lo preveía antes de 2050. Pero ese paso se está dando en vivo y directo, en tiempo real, actualmente.

Ya China es el principal socio comercial de la mayoría de países de América Latina. Las limitaciones culturales y de idioma no han sido suficientes para el entrelazamiento geoestratégico que los asiáticos han conquistado en nuestra región, otrora aliada económica de los EE.UU. en primera escala. También Europa se ha visto avasallada por las estrategias comerciales chinas hasta tal punto que Alemania, principal potencia de la Unión Europea, hoy por hoy se debate para entregar el desarrollo de su red 5G a los chinos en desmedro de los norteamericanos. Con la consiguiente preocupación de los sectores políticos germánicos de una creciente influencia china más allá de la economía en el viejo continente. 

Todo este proceso está pasando en vivo y directo sin ser previsto orgánica y estratégicamente por el mundo occidental. De la influencia cultural anglosajona, progresivamente vamos avanzando hacia un mundo sinocentrista. Ya no es solo la economía, también es la política y la diplomacia. Los chinos se han aliado con Moscú para interactuar con más fuerza en este terreno espinoso. Siria, Venezuela, Corea del Norte, España, Argentina, Centroamérica, Taiwán, entre otros, son los escenarios que han sido testigos clave de las actuaciones de la superpotencia emergente.

Los próximos años es muy probable que este fenómeno avance mucho más velozmente. Y en honor a la verdad, contrario a la tesis de la multipolaridad, no existe en este momento en el mundo la posibilidad de generar nuevos equilibrios de cara al futuro.

Quizás la India se asome en el horizonte, pero es demasiado prematuro poder conjeturar al respecto. Como suele ocurrir una y otra vez, los pasos se dan sin que los notemos evidentemente.

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Politólogo con especialización en gerencia social. Actualmente es el coordinador general del Centro Gumilla en el Estado Lara. Profesor universitario de pre y postgrado. Analista político y de tendencias...