las redes sociales

Esta semana, ha sido particularmente intensa la participación de los venezolanos en la red social Twitter. El tema del abuso sexual junto a otros ha sido el gran protagonista. Pareciera que esta red tiene vida propia y ha venido a sustituir el debate en los foros públicos. ¿Podremos hablar ahora de un nuevo mundo? De un “Venetwitter” donde afloran las emociones por doquier sin medida y sin consecuencias. Es un híper fenómeno que está impactando la convivencia democrática y no sabemos qué tanto logrará trastocar el ejercicio de la ciudadanía en estos tiempos convulsos en el marco de una pandemia.

En tal sentido, me he dedicado a recoger algunas de las frases más emblemáticas que se han dicho acerca de esta red social, para tratar de comprender un poco mejor, hacia dónde nos dirigimos con ella. “Hay un ser humano detrás de cada tweet, blog y correo electrónico. Recuérdalo.” Esto nos lo dice Chris Brogan, experto en marketing digital. El problema es que cada día descubrimos la cantidad de bots, cuentas fantasmas, cuentas anónimas y demás yerbas aromáticas, que nos indican claramente el nivel de desinformación, contrainformación y ataques interesados, que son dirigidos desde auténticos laboratorios pagados por gobiernos, grandes corporaciones o agencias de inteligencia, que buscan articular temas que se posicionen en el imaginario colectivo y tengan peso para facilitar los intereses minúsculos tras ellos. Es claro que no siempre los temas que se convierten en tendencia son los que interesan realmente a la población de carne y hueso.

“No digas en la Red lo que no querrías que fuera expuesto en un anuncio panorámico con tu cara puesta en él.” Esto lo ha dicho Erin Bury, a propósito del afloramiento de emociones, que día a día, surge en Venetwitter. Es impresionante ver intervenciones que salen a la luz de un desbordamiento de emociones sin parangón, que no toman en cuenta un mínimo de procesamiento racional. Muchas de estas palabras hieren sin sentido y sin razón y luego no pueden ser recogidas bajo ninguna circunstancia. Es el momento, es la adictiva manera de opinar todo el tiempo sobre todos los temas, sin que medie la razón sino la emoción a máxima potencia. Y lo más delicado, nos convertimos en jueces a cada instante condenando sin proceso, tanto a quien lo merezca como a quien no. En esta forma de actuar en la red se asoman la arrogancia, la prepotencia y la supremacía moral de quien emite una opinión que pretende sustituir la razón universal.

“Lo que la gente dice de ti será la métrica más importante en el futuro.” Nos lo dice  Shiv Singh. El problema es que cada día el afán de destruir, más que construir, se hace presente en esta red. Y en Venezuela lo estamos experimentando a gran escala. El conflicto político que nos ha afectado durante las últimas dos décadas ha acentuado el odio y la necesidad de insultar y desacreditar al otro. Muchas veces, orientados por bots que obedecen claramente a estrategias comunicacionales, que apuntan a la polarización para ganar adeptos. Y hoy en día que la polarización ha ido desapareciendo en la mayoría de la población y solo se mantiene entre actores políticos, quedan las secuelas del odio que ahora se trasladan a otras temáticas del día a día. Por ello es importante, tener claro que el ejercicio de la política tiene que ver más con la convivencia y el territorio real. No obstante que la pandemia y la aparición de las redes sociales en los últimos años hayan potenciado los foros virtuales, no significa que Venezuela sea sustituida por Venetwitter. Este detalle para nada menor, en estos momentos parece estar siendo olvidado u obviado por algunas personas, cuyo enganche emocional está rebasando su propia salud y la de mucha gente. Hay que tener cuidado con las consecuencias que esto pudiera traer en las actuales circunstancias que está atravesando el país.

 

***

Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

Politólogo con especialización en gerencia social. Actualmente es el coordinador general del Centro Gumilla en el Estado Lara. Profesor universitario de pre y postgrado. Analista político y de tendencias...