A más de uno lo agarró de sorpresa el nuevo Plan de Abastecimiento Especial programado por Hidrocapital. Ya restaurantes, lavanderías, tintorerías y peluquerías habían establecido una rutina para sortear los cortes agua, que en casi todos los casos incluía tanques de agua adicionales para funcionar. Luego de anunciado el nuevo horario que entró en vigencia a partir del 1 de marzo, con racionamientos más largos y con unos días más sin el servicio,  la mayor preocupación es que el agua almacenada no rinda lo suficiente.

En el salón de belleza Madelein, en La Trinidad, hoy empezó el nuevo programa de abastecimiento: de domingo a martes no habrá agua en la zona. Sin embargo, aunque en el centro comercial regulan el suministro, la peluquería nunca se entera de cuándo hay cortes porque cuentan con un tanque dentro del establecimiento. “Solo tenemos que estar pendientes de cuando llega el agua para llenarlo“, aseguró Emilia, una trabajadora del lugar.

Más de una vez les tocó decir el año pasado que no ofrecían el servicio de lavado de cabello por los constantes cortes de agua. “Lo que hacíamos era que a veces lavábamos con dos días de diferencia”, señaló. Incluso, en algunos casos, tuvieron que usar botellones que habían comprado para el mismo personal para poder utilizarlo en las manicuras y pedicuras. 

Ahora, dijo Emilia, todas los empleados de la peluquería toman medidas para racionar el agua. “Cuando aplicamos el champú hay que cerrar el chorro. Tampoco usamos las toallas a menos que sea necesario, porque sino, después hay que lavarlas“, afirmó. En el horario también se han visto afectados. Anteriormente trabajaban corrido de 7:00 am hasta las 6:00 pm, pero ahora empiezan una hora después y cierran una hora antes.

En un recorrido realizado por Efecto Cocuyo el primer día del nuevo plan de abastecimiento, se pudo constatar que de los nueve locales consultados, ocho contaban con un tanque para almacenar agua. En solo uno, los encargados dijeron que no tenían y, ante las fallas del suministro, almacenan el líquido en pipotes.

De lunes a domingo trabaja la peluquería Hairexpress, frente a la plaza La Candelaria. No obstante, de acuerdo con el plan elaborado por Hidrocapital, ni lunes, martes ni viernes habrá agua en la zona. De ahora hasta que finalice el racionamiento, será más difícil para los empleados recolectar agua para los días con los grifos secos.

Una vez, recordó Arelis, una trabajadora del salón de belleza, estuvieron sin agua por cerca de tres semanas debido a un problema con las tuberías. Durante ese tiempo, tuvieron que trasladar en pipotes agua del edificio de al lado para poder tener con qué trabajar. “En ese tiempo perdimos clientela”, se lamentó.

Media cuadra más arriba, en el edificio Doral Centro ubicado en la avenida Urdaneta, está la peluquería donde trabaja la señora Elba, que ha corrido con mejor suerte. “Casi siempre tenemos agua”, aseguró la mujer, quien atribuye el servicio fijo al tanque que tiene el edificio. La semana pasada se fue a ratos, con cortes de media mañana o media tarde.

A Elba, más que el agua, le preocupan sus insumos de trabajo. El champú y los tintes son un dolor de cabeza, sobre todo los últimos, que deben traer las clientas ante la poca oferta de variedad que tienen los proveedores. “Gracias a Dios no hemos tenido que cerrar”, dijo. 

Las lavanderías y tintorerías también pasan las de Caín para no perder su clientela. La tintorería Servicolinas, en el Centro Polo I, en Bello Monte, tiene doble racionamiento: de agua y de luz. El nuevo horario de trabajo de los centros comerciales mantiene el local sin energía hasta horas antes del mediodía.

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Con las luces apagadas pero con agua, la tintorería ServiColinas recibía piezas de ropa de los clientes

Otra tintorería ubicada en el centro de Caracas pasa por las mismas, y hasta peor. “Tenemos ya tres días sin agua”, contó el dueño del lugar. A pesar de tener tres tanques en el negocio, cuando el agua no alcanza para todo el trabajo que hay, tiene que llamar a un servicio de cisternas. Semanalmente, pide una o dos, dependiendo de la cantidad de piezas que traigan los clientes.

Ya cuando veo que son las 2:00 pm y que no ha llegado el agua, llamo para pedir una cisterna“, afirmó el propietario. Si no hay otras solicitudes del servicio, el vehículo llega el mismo día a las 5:00 pm; pero cuando hay mucha gente que llamó antes, entonces llega al día siguiente.

Entre 10 mil y 20 mil bolívares cuesta el servicio; sin embargo, la semana pasada, hasta hace poco, el dueño del negocio lo pagó en 8 mil por ser un cliente fijo. Esos costos, aseguró, no se ven reflejados en las tarifas del público. Si no, los precios serían excesivamente costosos.

El primer día del nuevo régimen de racionamiento de agua tampoco causó bulla en las lavanderías. Las dos que visitó Efecto Cocuyo, en Bello Monte, cuentan con tanques para prevenir. “Esta zona es privilegiada”, reconoció Adolfo Hernández, a cargo de la Lavandería Automática Bello Monte. Sin embargo, por si acaso, tienen un tanque en su establecimiento comercial, que daría para cubrir el trabajo por medio día.

Unas cuadras más allá también está la Lavandería Automática Miguel Ángel, en la calle que lleva el mismo nombre. Si el agua llega, ni se enteran, pues cuentan con siete tanques, uno de ellos con sistema flotante que automáticamente se llena cuando hay suministro de agua. De acuerdo con Richard, encargado del local, también se han visto en la necesidad de traer cisternas, pero solo los fines de semana, cuando tienen más trabajo.

Nosotros aquí estábamos reyes. No se nos iba la luz ni el agua nunca“, aseguró Odalis, supervisora general de la pizzería y pastelería Cine Cittá, en el Centro Polo. El agua, de a poquito, es racionada por la administración del centro comercial. Las horas pico, el sistema nunca falla; pero en los ratos más flojos, la cortan.

Aparte de los platos y los alimentos, los empleados demandan el agua para mantener limpio el local y los baños. “Yo trabajo con público”, apuntó Nairobi, en la caja.

De lunes a lunes laboran los empleados del Cine Cittá, pero con cortes de agua los martes y los domingos, los horarios se descuadran. “Ahora voy a tener que cambiar mis días para lavar“, bromeó la supervisora tras ver el horario que le tocaría a su zona. Las tareas del hogar ya no podrá hacerlas el fin de semana. A diferencia de algunos los locales, no en todas las casas hay tanques.

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