Producción petrolera

Las empresas de combustibles fósiles han utilizado luces, humo y espejitos durante décadas para asegurarnos que las emisiones no son las responsables del cambio climático. Pero, en un nuevo estudio se plantea que si los procesos de extracción y producción de petróleo son tan limpios como dicen serlo, entonces ¿cuál es su impacto?

Las temperaturas globales ya han aumentado alrededor de 1,11 °C desde finales del siglo XIX, debido en gran parte a la quema de combustibles fósiles, que libera gases que atrapan el calor en la atmósfera. Como resultado del calentamiento, las sequías, las tormentas y las olas de calor se están volviendo más extremas, provocando una cascada de desastres.

Para el 2030, los países estarán en camino de usar aproximadamente el doble del combustible fósil necesario para limitar el calentamiento a 1,5 °C, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. El mes pasado, la Agencia Internacional de Energía fue noticia mundial cuando declaró que: “no hay lugar para nuevas inversiones en extracción y producción de combustibles fósiles si queremos evitar un cambio climático catastrófico”.

¿Por qué es importante minimizar la extracción? Los combustibles fósiles apoyan las economías de países enteros y los medios de vida de millones de personas, sin mencionar el estilo de vida de miles de millones más. Pero su extracción y producción también libera importantes emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, lo que aumenta el calentamiento global y convertirá la vida en un infierno.

El estudio publicado el miércoles de la semana pasada en la revista Nature, afirma que se debe limitar significativamente el porcentaje de combustibles fósiles que se extraen del suelo. Los científicos sugieren que centrarse solo en la contaminación del aire no muestra el alcance total del daño causado. “Es necesario que haya una discusión seria sobre la disminución de la producción de combustibles fósiles, que permita una solución guiada y equitativa”, escribe Dan Welsby, autor principal del estudio. En Venezuela, por ejemplo, la quema de combustibles fósiles representa cerca del 81% de las emisiones de gases de efecto invernadero del país.

El equipo de investigación quería saber cuánto combustible fósil tendríamos que dejar bajo el suelo para evitar que la temperatura global se incremente en 1,5° Celsius por encima de lo que era entre 1850-1900, un período de 50 años conocido como la “temperatura preindustrial”. El modelo se basa en un análisis detallado de la oferta y la demanda mundial de energía, usando el sistema energético global desde la producción hasta el transporte y la distribución, para predecir los porcentajes específicos de combustibles fósiles que tendríamos que dejar sin extraer entre 2050 y 2100.

Después de analizar los datos del modelo de simulación, los científicos obtuvieron como conclusión que el porcentaje de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) que se deben dejar de extraer en la Tierra corresponden a: 60% para el petróleo y 90% de carbón. Es una evaluación “sombría” pero realista de “lo que la ciencia nos dice que es necesario hacer”, dicen los investigadores. Los hallazgos superan con creces los porcentajes informados en un estudio anterior de 2015, lo que sugiere que tendremos que dejar una cantidad considerable del combustible fósil del mundo en el suelo si queremos mantener la Tierra habitable para los humanos en las décadas y siglos venideros.

Los investigadores también observaron diferentes regiones productoras de energía del mundo. Aunque algunos países como EE. UU. contribuyen con una gran parte de los gases de efecto invernadero, esta nación solo tendría que mantener el 31% de su petróleo sin extraer según las estimaciones de los científicos (dejando el 97% del carbón en el suelo para 2050). Por otro lado, países como Canadá necesitarán reducir su extracción de petróleo para 2050 en un 83%. Venezuela deberá dejar el 73% de su petróleo pesado y extra pesado en el suelo para alcanzar el objetivo, meta que será sencilla de alcanzar si se mantiene en ruinas a la industria nacional de petróleo.

Esto también plantea un enigma: ¿cómo podemos dejar de extraer combustibles fósiles para salvar nuestro planeta y al mismo tiempo prevenir la catástrofe económica en un futuro próximo? Es probable que muchos proyectos de extracción de combustibles fósiles ya planificados o en ejecución perjudiquen las posibilidades del mundo de cumplir los límites acordados internacionalmente sobre el calentamiento global, establecidos por el Acuerdo de París de 2015. Por tanto, este “panorama sombrío”, dicen los científicos, “está subestimado”.

En última instancia, para alcanzar los objetivos climáticos, los países desarrollados deben desempeñar un papel significativo para apoyar a los países productores de petróleo a hacer una transición exitosa hacia un futuro sin emisiones de combustibles fósiles, contribuyendo al financiamiento de capital para la generación de energía renovable a gran escala y el desarrollo de empresas de producción limpia.

Los investigadores tienen sugerencias específicas para ayudar a los políticos y a las empresas de combustibles fósiles para realizar la transición hacia la energía renovable, como eliminar los subsidios a la producción de combustibles fósiles, aprobar impuestos para su producción e implementar sanciones a las empresas que no cumplan con los controles de las emisiones, especialmente en las fugas de metano. Si bien entendemos el efecto que tiene el cambio climático para nuestra supervivencia en el planeta, aún no estamos dispuestos a dar el paso hacia el sentido correcto. ¡Sabemos cómo hacerlo técnicamente, solo se trata de hacerlo posible!

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...