Si se le pregunta, ¿quién fue el primero en llegar a América? Seguro conoce la respuesta: Cristóbal Colón. Eso es lo que nos enseñaron en la escuela y por ello se conmemora cada 12 de octubre. Sin embargo, está lejos de ser cierto. Hay teorías alternas sobre quién llegó primero, algunas bien documentadas, otras mucho más endebles en su erudición. Russell Freedom indagó sobre los diversos candidatos en su libro, ¿Quién fue el primero? Descubriendo las Américas y todo apunta a que los vikingos fueron los que llevaron la ventaja. En las sagas islandesas, se habla de un líder llamado Leif Erikson y un asentamiento llamado Vinland, que se supone estaba en la costa de América del Norte. Pero si bien se sabe que los nórdicos desembarcaron en Canadá, el momento exacto en que establecieron el campamento para convertirse en los primeros europeos en cruzar el Atlántico, marcando el momento en que se supo por primera vez que el globo había sido circunnavegado por humanos, seguía siendo impreciso.

De dónde vinieron, cuándo y cómo llegaron aquí, había sido especulativo, cayendo en el reino de la fábula. Pero, por extraño que parezca, un nuevo estudio científico responde a estas preguntas por medio de un fenómeno cósmico ocurrido hace once siglos. En el año 992 de la Era Común (e.c), hubo un evento de rayos cósmicos, un suceso donde partículas de alta energía entraron a la Tierra y provocó un aumento en la concentración de carbono atmosférico. Los anillos de los árboles recolectados en todo el mundo y almacenados hoy en día, comparten una señal de radiocarbono característica que está vinculada a esta tormenta solar.

En la misma época, los vikingos utilizaron otras “conexiones” cósmicas, basadas en el Sol y las estrellas, para navegar en sus barcos hacia nuevas tierras. Talaron los árboles de L’Anse aux Meadows (en Canadá) y construyeron una vida. Sus aventuras fueron narradas y se convirtieron en leyenda. Mil años después, los científicos desenterrarían fragmentos de madera de este asentamiento y usarían una nueva tecnología para detectar esas señales de rayos cósmicos, revelando la presencia más temprana de europeos en las Américas.

Los científicos describen este proceso y cómo condujo al hallazgo de que los vikingos estaban presentes en Terranova en 1021 e.c., en un estudio publicado el miércoles en la revista Nature. Su estudio sobre las concentraciones de radiocarbono causadas por ese evento de rayos cósmicos, les permitió “superar la imprecisión de estimaciones de edades anteriores”, escribieron los autores.

¿Cómo se hizo el descubrimiento? L’Anse aux Meadows es un sitio arqueológico situado en el extremo norte de la isla de Terranova, provincia de Canadá. Es el único asentamiento vikingo confirmado en la América precolombina y se sospecha que es un campamento base establecido para una mayor exploración. La edad exacta del sitio no se había establecido científicamente, aunque el análisis de los restos arquitectónicos y la interpretación de las leyendas vikingas sugerían una fecha cercana al año 1000 e.c. Lo que hace a este estudio ser el primero en probar científicamente la evidencia más temprana de europeos en las Américas.

Usando el evento de radiación cósmica como un marcador de tiempo absoluto, los investigadores utilizaron una técnica llamada espectrometría de masas para determinar la edad de los fragmentos de madera. Una vez que se detectó la anomalía de rayos cósmicos que causó niveles elevados de carbono-14 radiactivo en la atmósfera en 993 e.c. (la señal se fijó al año siguiente de que sucedió el evento de rayos cósmicos), “simplemente se convierte en una cuestión de contar el número de anillos hasta el borde del árbol”, y encontraron que eran exactamente 29 anillos, para “determinar el año exacto de tala del árbol” escribió el equipo.

Los tres arboles de enebro y abeto estudiados “contienen marcas de corte limpio que solo podrían haber sido hechos con herramientas afiladas de metal y de ángulo bajo”, indicaron. Para ese momento, los indígenas locales no fabricaban instrumentos de metal, pero los vikingos sí.

Este estudio también ayudó a fundamentar históricamente las sagas islandesas, cuentos vikingos épicos como La saga de Erik el Rojo y La saga de los groenlandeses. Explicaron los autores del artículo que la datación realizada en el laboratorio fue “consistente con las fechas que la gente obtiene al analizar las Sagas”. Estas historias eran originalmente narraciones orales, escritas siglos después de los eventos que describen, pero cuentan todo tipo de aventuras de los vikingos en las Américas, incluidas sus interacciones con los pueblos indígenas locales. Vistas como fantásticas, contradictorias y, a veces, reales, los historiadores han utilizado las Sagas para tratar de comprender qué sucedió cuando los vikingos llegaron a América. Los científicos indican que establecer esta fecha “de alguna manera apoya la veracidad de estos eventos”. Si bien el estudio ha confirmado una fecha en la que el asentamiento fue construido, no queda claro si fue hacia el comienzo o el final de la vida en el poblado.

Entonces, si Colón no fue el primero, ¿por qué se lleva todo el crédito? Porque abrió América a Europa de manera contundente. Mientras que los datos actuales sugieren que todo el esfuerzo vikingo duró poco y es probable que el legado cultural y comercial de esta primera interacción europea en las Américas haya sido pequeña. Al final, Colón no fue el primero, y tampoco lo fueron los vikingos, ya había millones de personas aquí, por lo que sus antepasados deben haber sido los primeros.

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Profesor-Investigador Universidad Central de Venezuela • Miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat • Editor de la Revista Catálisis • Presidente (H) de la Sociedad Venezolana de...