¿Es propio pensar que el mundo actual retomó la normalidad tras el paso de la pandemia por covid? Pronto se cumplirán tres años de un virus que sacudió al mundo. Las realidades podrían estar demostrando que ciertamente la pandemia ha sido superada o vencida.
Sin embargo, algunas áreas no han retomado esa normalidad. Por ejemplo, pueden observarse situaciones complicadas en materia de salud. Así es posible determinar que la salud, no se ha normalizado. Al menos, no del todo.
En síntesis, no es completamente seguro que la emergencia haya dejado de rondar variados lugares. O haciéndose notar. Aunque con una incidencia menos agresiva, o diferente, según determinados reportes médico-científicos.
Un análisis de cuidado
Podría aducirse que el 2023 configura el principio de una nueva realidad. Es decir, el comienzo de una época marcada por un nuevo patrón de vida cuyos signos podrían estarse observando en cuanto al modo de vida económica, política y social que ya está ocupando algunos escenarios del mundo.
El comportamiento sanitario por el cual ha transitado el problema que en su momento afectó la dinámica del planeta, ha sido el siguiente: de epidemia, a pandemia. Luego, fue calificada como endemia dado el proceder estacionario del virus. Ahora, por lo que avizora la evolución del virus, se ha considerado como sindemia. O sea, el efecto de dos o más enfermedades cuyo daño es superior a la sumatoria de tales enfermedades.
En esencia, esta situación es capaz de originar cambios contundentes en lo económico, social y hasta político de cualquier realidad sensible a dichas secuelas. Además, pareciera ser que dicha sindemia es la causa de nuevas combinaciones de virus, cuyos trastornos podrían ser peligrosamente insidiosos.
Es el temor que ahora cunde a cualquier población. Particularmente, a gobiernos sin cohesión política, o sin la capacidad financiera necesaria para enfrentar ese tipo de amenazas. A ello se une la incertidumbre que afecta naciones con economías enclenques o con sistemas políticos conflictivos e incapaces de comprender la incidencia de serios problemas de salud. Las tendencias de desorden han comenzado a marcar una movilidad parecida a la que venía dándose antes de la consabida pandemia.
En el actual contexto pueden inferirse algunas consideraciones:
-Muchos se aprovecharon del confinamiento y terminaron aliándose con la escasez y la exclusión. Políticas viciadas.
-El hecho de que el Covid-19 haya permitido que el hombre advirtiera el grado de su vulnerabilidad ha provocado un egoísmo algo colectivo.
-Si algo puede asegurarse que ha estado cambiando, es la concepción ordinaria del espacio y del tiempo.
Lo que viene
A todas estas, no hay duda que 2023, aparte de las limitaciones económicas que están haciéndose sentir por doquier, habrá que soportar el peso de serias dificultades que harán diferente la forma de vivir. Particularmente, de vivir bastante parecido a las formas y costumbres que caracterizaron al mundo libre antes de la incidencia de la pandemia por covid-19. Ahora mismo, podría pensarse en las consecuencias de lo que vendría a llamarse: “autoritarismo digital”.
Es seguro que 2023 se verá afectado por nuevas variables, tales como: la segmentación causada por la división del trabajo; la virtualidad, ocasionada por la inminencia en el uso de tecnologías de la información y comunicación. En gobiernos autoritarios, las improvisaciones impuestas por la ignorancia dominante serán una constante que propiciará un mayor desastre en la gestión pública. Estas nuevas variables se verán limitadas por la desconfianza, y la resistencia opositora.
2023 será un año frío no sólo por los efectos del calentamiento global, sino por un trato basado en la indiferencia marcada por el egoísmo inducido por factores del poder. Un año cruel causado por la opresión y represión de gobiernos incapaces de actuar con la ecuanimidad de las que hablan las libertades. ¿Acaso será contradictorio afirmar si es normal el mundo actual ?
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