Magdaleno ve en la reforma constitucional una oportunidad para la movilización y articulación

Está próximo a cumplirse un año de la celebración de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, en las que el Poder Electoral anunció, sin evidencias, que Nicolás Maduro quedaba reelecto para un nuevo mandato presidencial. La oposición, bajo el liderazgo de María Corina Machado, denunció fraude con la publicación de 85% de las actas de votación que daban como ganador a Edmundo González.

Frente al desconocimiento de la voluntad popular, el sociólogo Roberto León Briceño señaló recientemente que, según un estudio, 70% de los venezolanos estaban más pesimistas respecto del futuro del país. La oposición con Machado en la clandestinidad luce desmovilizada y otros factores políticos, con crisis de credibilidad, han intentando sin éxito mantener la movilización electoral a propósito de los procesos comiciales que corresponden a 2025. 

En el actual contexto parece lejana una transición democrática en Venezuela. Al respecto, el politólogo John Magdaleno, consultado por Efecto Cocuyo, sostiene que la llegada del anhelado proceso no es imposible, pero depende del encadenamiento de variables que en los actuales momentos no se están dando. 

El profesor universitario y estudioso de procesos de transiciones políticas alerta que la división y los señalamientos entre opositores pueden abrir heridas difíciles de superar y, ante la falta de una estrategia coordinada, amplios sectores del país pueden caer en una “desmovilización y despolitización” con consecuencias que a la larga se lamentarán. 

“La oposición no está en un buen momento”

El también presidente de la Asociación Venezolana de Consultores Políticos explica siete razones, por las que, a su juicio, la oposición política en Venezuela “no está en un buen momento”. 

“Primero, la oposición política está teniendo crecientes dificultades para comunicarse y trascender las diferencias. Me refiero a los factores genuinamente comprometidos con la redemocratización del país. Segundo, el régimen político venezolano ha creado múltiples incentivos para que sectores opositores rivalicen entre sí, en parte debido a las restricciones que afectan a no pocos factores y las limitadas concesiones que reciben otros, una dinámica que a la fecha no ha tenido una respuesta estratégica inteligente”, expresó Magdaleno.

Señaló que en algunos ejemplos reales de transiciones a la democracia, diversos factores opositores han implementado lo que podría llamarse como una «división política del trabajo» y no parece ser el actual caso venezolano. 

“Tercero, parece haber un clima dominante de acusaciones, que en honor a la verdad inició un sector opositor en particular, al menos en este nuevo ciclo post 28 de julio. Mucho me temo que acusaciones formuladas en clave de teología política pueden crear profundas divisiones y heridas difíciles de superar. Porque una cosa es tener diferencias estratégicas y tácticas significativas -lícitas por demás- y otra muy distinta pretender la inhibición de opciones distintas a las que privilegia una de las subcoaliciones políticas opositoras”, advirtió. 

Frente a la organización de comicios regionales y parlamentarios del 25 de mayo y las municipales fijadas para el 27 de julio, María Corina Machado y la Plataforma Unitaria Democrática integrada por partidos como Primero Justicia, Voluntad Popular y Acción Democrática (AD) no avalan ningún proceso electoral hasta que entre vigor la voluntad popular del 28 de julio. Otro sector opositor, encabezado por dirigentes como Henrique Capriles y Manuel Rosales, llama a la participación electoral a pesar de los obstáculos y cuentan con tarjetas habilitadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE). 

Acusaciones de “extremismo político” e “inacción” por un lado y de “traición” y “cohabitación con el régimen”, del otro, han llovido en lo que va de año. 

“Cuarto, la dirección política opositora no parece haber definido una estrategia doméstica de lucha y resistencia, que involucra redoblar esfuerzos en materia de organización, articulación y coordinación. De hecho, está en marcha, consciente o inconscientemente, una estrategia de desmovilización y despolitización de amplios sectores del país con consecuencias de mediano y largo plazo que se lamentarán; entre otras cosas, porque ello conduce a un suicidio político colectivo”, alertó. 

Magdaleno recuerda que Miraflores se propone un nuevo intento de reforma constitucional y es preciso saber enfrentarlo. Recientemente Nicolás Maduro dijo que para 2026 podría ser convocado un referendo para someter a votación los cambios a la Carta Magna, que hasta ahora permanecen en secreto. 

Magdaleno ve en la reforma constitucional una oportunidad para la movilización y articulación

Imagen de líderes políticos se deteriora 

Como quinto elemento, el politólogo advirtió que la desmoralización y la desmovilización erosionan el espíritu de lucha de las bases sociales y políticas que pudieran conformar un movimiento democratizador. Suma como adversidad el deterioro de las condiciones de vida por la crisis económica que, subrayó, “debilita el tejido sociopolítico que le hace frente a un régimen autoritario”.

“Sexto, al menos un sector opositor parece depender excesivamente de lo que decidan ciertos actores internacionales y esto va contra toda la evidencia empírico-analítica disponible, cuando se examina la mayoría de los episodios exitosos de democratización en perspectiva comparada. Quienes sostienen que el examen de 120 casos de transiciones a la democracia, registrados entre la Segunda Guerra Mundial y el año 2019, no ofrece aprendizajes para la realidad venezolana, en verdad están comunicando latentemente que se niegan a profundizar sobre la materia”, reprochó. 

Machado y Edmundo González ante el ojo público parecen seguir concentrados en lograr mayor apoyo internacional para presionar un cambio político en Venezuela, principalmente de Estados Unidos, estrategia altamente criticada por figuras como Capriles y Rosales. A juicio de Magdaleno, el liderazgo político opositor debería estar volcado a comprender cómo han tenido lugar las democratizaciones en el mundo. 

“Séptimo, ya se registra un deterioro significativo de la imagen de los principales líderes opositores, lo que tiene directa relación con la frustración de la expectativa de cambio político, pese a que esta demanda se consolidó el 28-J. El liderazgo opositor ha cometido serios errores estratégicos desde el día 29 de julio, que al menos hasta hoy ha reducido sistemáticamente la probabilidad de abrir la compuerta de una posible transición a la democracia en Venezuela”, sostuvo. 

Señala que algunos sectores opositores ignoran la evidencia arrojada por años de investigaciones sobre procesos democratizadores, según la cual las transiciones son el fruto de un encadenamiento de variables, pero se persiste en una sola. Afirmó que los comicios presidenciales representaron “una oportunidad de oro que se desperdició”, porque no se encadenaron variables y procesos que, a su juicio, eran fundamentales y que se debatieron en privado por mucho tiempo. 

“He reiterado que la concurrencia de presiones sistémicas y una oferta creíble de garantías e incentivos para ciertos factores de poder podría aproximarnos al inicio de una transición. La oposición sólo puede disponer, en este momento, de la participación electoral masiva y la organización de ciclos de movilización colectiva no-violenta y también masivos para presionar, ciertamente con las precauciones del caso. Pero el liderazgo opositor ha decidido prescindir, simultáneamente, de ambos instrumentos”, volvió a advertir el politólogo.

En dicho contexto se pregunta cómo se puede estimular una negociación con factores de poder si, además de las dificultades para sostener una interlocución privada, el liderazgo opositor no desarrolla en este momento capacidad para presionar cívicamente. 

“Nadie ignora los impactos de lo que sucedió durante la presidencial del 28 de julio (…) Lo que aún sigue generando interrogación en diversos sectores es por qué no se preparó con suficiente antelación una respuesta estratégica más integral y políticamente más asertiva, pese a que se advirtió”, dijo. 

Gobierno exhibe vulnerabilidades, pero…

Ante la pregunta de qué tan estable considera que está la administración de Maduro, el politólogo señaló que enfrenta una crisis de legitimidad, creada a partir de la consolidación de la demanda de cambio político del 28 de julio de 2024.

“No son irrelevantes las dinámicas que están en desarrollo desde el mismo 28 de julio dentro de la estructura de poder y, especialmente, en la coalición dominante, como le gustaba decir al recientemente fallecido politólogo italiano Leonardo Morlino. El problema es que la creciente vulnerabilidad de un régimen político no equivale a debilidad inmanente o perdurable, sobre todo si la oposición no mejora su nivel de coordinación estratégica”, subrayó. 

Alertó igualmente que si no se da dicha coordinación en el corto plazo, la oposición “no podrá estar en capacidad de aprovechar las vulnerabilidades del régimen” e intentar alguna de las modalidades de transición, explicadas en una mayoría de 120 casos investigados hasta 2019.

Explicó que dichas modalidades son esencialmente tres: a) la conversión o reforma; b) la transición negociada o pactada; y c) el colapso. 

“La cuarta, la intervención extranjera, típicamente militar, no sólo suele ser poco probable sino que además es altamente cuestionable desde una perspectiva ética y moral, tanto por las consecuencias que implica como porque no ofrece garantía de democratización exitosa (…) ¿Qué actores internacionales tendrían interés en una operación tan costosa como esa desde todo punto de vista?; ¿cómo se plantea operacionalizar una transferencia o toma del poder que asegure la legitimación de las nuevas autoridades en tal contexto?; y sobre todo, ¿cómo se evita el ulterior tutelaje de los actores internacionales involucrados sobre el nuevo régimen? Lo que se sabe puede obstaculizar una democratización efectiva”, cuestionó. 

Cita al destacado politólogo y profesor estadounidense, Robert Dahl, para enfatizar que para facilitar una transición a la democracia es imprescindible que los costos de reprimir a la oposición por parte del gobierno sean muy elevados y que también los costos de tolerarla se reduzcan significativamente.

Basado en investigaciones propias, reiteró que también resulta imprescindible que se reduzcan los costos de salida que pagarían ciertos factores de poder del régimen político y que los costos de permanencia se eleven significativamente. 

“Lo crucial es comprender cuándo y cómo puede estimularse un ciclo de negociaciones privadas entre factores de poder y sectores opositores, en el que se discutan garantías mutuas, así es que se desarrollaron, en la práctica, unos cuantos casos. Pero mientras no se atiendan las funciones de costos antes señaladas y hasta que no se planteen incentivos, los esfuerzos por restituir libertades civiles y derechos políticos muy probablemente sean infructuosos”, sostuvo. 

Reforma constitucional: ¿oportunidad de reacomodos? 

Para Magdaleno, la intención de reformar la Constitución develada por Maduro antes y después de las presidenciales podría representar una “última oportunidad” -al menos durante un período prolongado de tiempo, aclara- para un cambio de régimen político en Venezuela.

“Oportunidad cuyo aprovechamiento depende del nivel de coordinación y la asertividad estratégica de muchos más sectores que la oposición política y social. Si esta desea mejorar su desempeño e impacto en el corto plazo, luce estratégicamente obligada a configurar una amplia y heterogénea coalición que involucre e incorpore a sectores del chavismo y del oficialismo, en un sentido más específico”, recalcó.  

En este punto, indicó que “cierto apoyo externo”, coordinado con actores nacionales, puede ayudar, pero no es lo determinante. 

“Para avanzar en la restitución de garantías se requiere construir mucho más que una coalición de partidos con un líder legitimado. Se requiere la configuración de un contrapoder con respaldo y arraigo popular, capacidad de movilización colectiva y de interlocución con factores de poder, pues de lo contrario no se puede presionar en la dirección de una restitución de garantías, así sea gradual o progresiva”, dijo. 

¿Es imposible una transición política en Venezuela? 

“Siempre es muy difícil intentar pronosticar cuándo se producirá una transición política en un país determinado y mucho más una transición a la democracia. Sin embargo, pienso que si no hay un viraje estratégico inmediato entre diversos sectores políticos y sociales, incluida la oposición, tal posibilidad estará cada vez más lejos”, responde Magdaleno.

Reiteró que si no se aprovecha la reforma constitucional como una oportunidad para movilizar, organizar, articular y coordinar a muchos sectores sociales y políticos -lo que apunta, debe involucrar a sectores del chavismo y del oficialismo – se perderá una nueva oportunidad. 

“Como lo dije en diversas ocasiones antes de las presidenciales del 28-J, la combinación de la participación electoral masiva, el desarrollo de un ciclo de movilización colectiva y no-violenta de envergadura -en previsión de múltiples escenarios – y la formulación de una oferta de garantías e incentivos a factores de poder, eran la clave y  pienso que lo siguen siendo. Este es uno de los encadenamientos de variables  más frecuentes que he hallado en mis investigaciones (para la transición), que suele combinarse con una situación económico-financiera negativa para la mayoría de la población y una presión externa calculada”, expresó. 

Insistió en que no es imposible una transición a la democracia en Venezuela, pero  se requiere, enfatizó, integrar a muchos más actores y “profesionalizar” la toma de decisiones. 

“Sospecho que la sociedad venezolana está demandando un nuevo modelaje político mientras se intenta una democratización. Y no estoy reivindicando la emergencia de una nueva tecnocracia. Estoy pensando en una dirección política colectiva con capacidades analíticas y autocríticas, debidamente informada, con habilidades relacionales, capacidad de escucha activa y madurez política. El destino futuro de Venezuela no puede estar atado a unas pocas voluntades. Lo que se requiere es promover una democratización desde abajo. Esto es presionada desde las bases sociales y políticas del país”, subrayó.