A media mañana, uno a uno, desde las ventanas, iban apareciendo los más tímidos, aquellos que decidieron acompañar la marcha desde sus casas. Una bandera primero; nueve más colgaron poco después en los balcones de los edificios cercanos a la avenida Mohedano, en Chacao.

Eran las 12:00 del mediodía y el movimiento estudiantil avisaba con un “ya llegó, ya está aquí el movimiento estudiantil” que se incorporaba a la concentración que se extendía desde Parque Cristal hasta la plaza Brion de Chacaíto de banda a banda para exigir el cronograma del referendo revocatorio y las regionales. La masa de personas imposibilitaba movilizarse con facilidad en por la avenida.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) había decidido ceder la convocatoria de la agenda de lucha a los estudiantes, en voz del dirigente de la UCV, Hasler Iglesias.
El universitario –que llevaba una camisa azul estampada con el emblema ucevista que representa el conocimiento y la academia- leyó el comunicado de la MUD que simultáneamente era transmitido en los otros dos puntos de la capital y selló el compromiso con un: ¡Gloria al bravo pueblo!
Las acciones comenzaran con un cacerolazo nacional a las 8:00 de la noche y continuará con una marcha hacia las oficinas del CNE el 7 de septiembre; una movilización de 12 horas en todas las capitales de los estados y una nueva toma, pero de Venezuela un día después de la recolección del 20% de las firmas.
La misma tarima reunió a los indígenas que caminaron más de 700 kilómetros hasta Caracas, a integrantes del movimiento “Rodando por Venezuela”, que viajaron 450 kilómetros en sillas de ruedas desde Lara hasta Caracas y al padre Lenin Bastidas, conocido por su travesía “por la paz” desde el sur de Anzoátegui.

El padre vestido con su hábito negro, un sombrero de cogollo y un crucifijo de madera, llevaba puestos zapatos de goma negros y le quedaban fuerzas para treparse en la tarima a compartir su mensaje. “Si vamos a recuperar la nación lo vamos a hacer para regresar a la patria, a la primera República de Bolívar de la moral y las luces”, dijo.
El sacerdote no fue la única representación de la iglesia católica. Más temprano, tres hermanas dominicas acompañaban la movilización que comenzaba a entrar a la parroquia Chacao. Una de ellas cubría su vestido blanco con una gran bandera venezolana.

Los pacientes crónicos también salieron a la calle. “Cáncer: primera patología. Causa de muerte en Venezuela: Nicolás Maduro” se leía en la pancarta que sostenía Calojero Arena justo frente a la plaza Francia. Con 61 años y dos tipos de cáncer: Linfoma No Hodgkin y carcinoma espino celular, salió a marchar porque asegura que tiene seis meses sin aplicarse el tratamiento porque no consigue las medicinas.

Alexander Hernández, paciente con parkinson y presidente de la Fundación Parkinson de Caracas, se inyectó su tratamiento y salió a participar de la Toma de Caracas.
La movilización terminó sin contratiempos. Al retorno, varias personas manifestaron su satisfacción porque la jornada no hubiera dejado hechos violentos que lamentar a las 2:00 de la tarde.