Una tarima tranca el paso hacia el Palacio Legislativo en la avenida Urdaneta

La manifestación multitudinaria que se llevó a cabo este 6 de abril en la ciudad de Caracas y que se replicó en otros estados del país demuestra, en opinión de politólogos consultados, que la oposición estaría aprovechando una “oportunidad de oro”.

Este nuevo escenario político, muy diverso al de hace tan solo un año, pareciera haber sido trabajado por parte de los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática para sacarle el mayor provecho. Las conclusiones que sacan algunos analistas de esta jornada de protestas giran, además, en torno de la actitud de los manifestantes y el debilitamiento del Gobierno central.

“La asistencia a las marchas”, según refiere la psicóloga social y profesora de Ciencias Sociales, Colette Capriles, “anteriormente eran más emocionales, la gente no estaba segura de por qué marchaba, si querían salir del Presidente, hacer un referendo o exigir las elecciones”.

El día de hoy, dice Capriles, “da la impresión de que la gente sale a la calle a cumplir un objetivo político claro que es rechazar la violación a la Constitución, repudiar a los magistrados y al Defensor del Pueblo”.

Por su parte, el politólogo Luis Salamanca resalta a su vez la férrea disposición que tenían los manifestantes de cumplir el objetivo. “Había una disposición firme y fuerte de permanecer en la actividad, de seguir adelante a pesar de la represión”, apunta.

Para él, esto puede ser el inicio de un nuevo ciclo de protestas de calle con el fin de obtener un cambio político y la posibilidad de ejercer el sufragio.

Pero no solo la gente se unió en una sola voz, también lo hicieron los dirigentes que en ocasiones anteriores mostraron sus divergencias. Sobre ese aspecto, Capriles destacó que la unificación de intereses, de la gente y de la MUD, hace que la manifestación tenga mayor eficacia política, se transmite un mensaje más claro.

Ese mensaje, precisamente, le llega a una comunidad internacional que dejó de confiar en el Gobierno de Maduro, y que además toma más en serio a la oposición luego de la victoria en las elecciones parlamentarias de diciembre, indica la profesora y doctora en Filosofía.

Esto ocurre al tiempo que el Presidente es deslegitimado tras decisiones riesgosas como la negativa del referendo y las polémicas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia que le entregan poderes casi ilimitados. “Los organismos internacionales entienden que la oposición tiene todo el derecho de reivindicar su acción política”, apunta.

Esto ha hecho que el liderazgo de la MUD sea mucho más fuerte. Además, según señala Salamanca, el hecho de tomar riesgos al frente de las protestas ha hecho que recuperen su imagen. “La presencia de los parlamentarios dentro de las protestas, que se la están jugando física e institucionalmente. Ellos se están exponiendo a las arremetidas del Gobierno y eso me parece muy bueno porque le permite a la MUD recuperarse después del fracaso que vino a raíz del referendo”, añade el profesor.

Tanto Capriles como Salamanca coinciden en que la ruptura interna visible, afectó a un Gobierno que ya venía golpeado. “La cúpula del poder viene sufriendo desgaste desde la muerte de Chávez, luego la elección de Maduro que obtuvo menos votos, pierden la Asamblea Nacional, impiden el referendo y también las elecciones de gobernadores”, rememora Salamanca.

Agrega que “finalmente, el Presidente pretende asumir poderes extraordinarios y lanzar una sentencia que es frenada por la Fiscal. Esa acción le suma al desgaste y es el factor más importante a mi juicio”.

Salamanca explica su posición con una estadística propia: “Desde 1946 hasta 2008, de aproximadamente 250 regímenes autoritarios, el 70% salió por su propia ruptura y no tanto por la presión de calle”.

Colette Capriles aseguroa que “el Gobierno tiene un problema serio, ya no tiene a dónde ir. Me refiero a que están atrincherados en su radicalización. No han querido hacer reformas, tienen un esquema rígido y esta estrategia los perjudica”.

Esto, aunado a la ruptura que se expresó tras el anuncio de la fiscal Luisa Ortega Díaz, no es menor cosa. “No es que antes no hubiera fragmentación, pero nunca se había visto cómo una fisura se convierte en una crisis política como esta”, concluye.

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