Todos cumplen un mes en la calle. Algunos no se han perdido ni una sola convocatoria hecha por la oposición durante el mes de abril; otros han intentado asistir a tantas como pueden. Los ojos llorosos por las bombas lacrimógenas y el kilometraje acumulado de tanto marchar, son dos cosas que comparten; pero madres, jóvenes, estudiantes y trabajadores han salido desde el este y el oeste para manifestar.

La marcha de este miércoles 3 de mayo reunió a venezolanos provenientes de cada extremo. De Petare y del 23 de Enero, dos jóvenes encontraron en el distribuidor Altamira un punto medio para manifestar en contra del anuncio de la Constituyente “ciudadana” del presidente Nicolás Maduro.

A continuación, las voces de la marcha del #3May que se escucharon en la autopista_

Andrés Méndez*

Yo soy grupo de choque, que es el que se enfrenta a los Guardias Nacionales. La primera vez que estuve al frente, vine asustado; pero cuando terminé me sentí orgulloso porque uno lucha por su país, uno siente satisfacción.

Ha habido muchos momentos difíciles, pero lo más difícil siempre es la represión. El lunes (1 de mayo) a un pana le pegaron una bomba lacrimógena en la cabeza. A mí me detuvieron unos guardias, pero logré escaparme. Estábamos en la moto y nos paramos. No andaban muy pendientes de mí porque había muchos chamos alrededor, nos agarraron a varios y ellos querían ayudarnos. Ahí me bajé de la moto y salí corriendo.

Recuerdo que una vez estaba al frente y fui sin máscara. Me estaba ahogando; pero ahora sí me traigo todo. Yo defiendo a la marcha, soy de los que devuelven las bombas. No me da miedo porque cuando tienes los guantes no sientes nada. Si te los quitas ahí sí te quemas.

A mí mamá no le molesta que yo salga, no le asusta. Sí sabe que estoy aquí y se preocupa, pero no es que me prohíbe venir porque sabe que estoy luchando por el país. A mi tío sí le da miedo que salga porque una vez me pegaron una bomba en la Fajardo. No fue tan duro porque ya la habían lanzado y me rebotó en la pierna, pero sí me molestó caminar.

Igual mi mamá siempre se preocupa. Al salir para acá me dijo que tuviera mucho cuidado. Tengo 16 años y estoy terminando el bachillerato.

Jesús González (izquierda) y Daniel Jiménez

Jesús González: Siempre venimos nosotros dos. Hemos estado en casi todas las marchas. Hay que venir porque ya basta de quejarnos de todo sin mover un dedo, siempre en nuestras casas. El miedo que sentía al principio ya no es miedo, ahora se transformó en rabia de que estén usando contra el pueblo todas las armas que se suponía que eran para defendernos. Eso me motiva más a salir.

Yo soy de Petare y a mí me da más miedo salir por allá. Atravesar Petare es exponer tu vida. Ahí yo veo cómo me escondo el teléfono, la cartera, todo para que no me roben.

Daniel Jiménez: Yo trabajo y estudio y el sueldo no me alcanza para nada. Estudio una profesión, pero puede que termine vendiendo chupis en la calle porque no hay campo laboral en este país.

Yo vine desde el 23 de Enero, ya los barrios bajaron. Quien te diga que el 23 es una parroquia chavista te está mintiendo. Aquí en las marchas yo he visto a gente de Petare y de donde yo vivo que está protestando, lo que pasa es que allá uno no puede salir porque están los colectivos armados.

Arausy Riera

Llegué a las 10:00 am y me vine caminando desde Los Palos Grandes. Es imposible no enterarse de las convocatorias. Hasta los niños, que no deberían estar preocupándose por la política, saben que todos los días hay algo en la calle. Tengo dos hijas que viven afuera, prácticamente las obligué a irse por la situación y no sé si puedan volver algún día. Como madre, uno siempre está muy preocupado. Es muy difícil para uno, pero también para ellas.

Yo marcho porque es lo que tengo que hacer. Veo hacia atrás y yo firmé todo lo que había que firmar y marché todo lo que había que marchar, pero siento que no hice lo suficiente para defender el país. Quizás no hice todo lo que debí haber hecho.

Aquí no tienes a quién dirigirte para defenderte. No tienes a dónde acudir. Tenemos que aprender la lección y saber que tenemos que defender al país. Hay muchos niños que recibieron esto de nosotros y eso no es lo que yo quiero para los jóvenes. No quiero la sangre de ni un joven más.

Luis Carlos Grillet

Llevo saliendo desde el seis de abril. Recuerdo que empecé un jueves. Yo salgo con el Movimiento Estudiantil de la Universidad Católica Andrés Bello y soy parte de los que devuelven las bombas. No lanzamos piedras ni molotovs, porque no queremos herirar a los guardias, nosotros lo que queremos es proteger a la sociedad civil de la represión.

El 20 de abril me pegaron una lacrimógena en la pierna, pero solo fue superficial. Ese mismo día a una compañera le impactó una bomba cerca de la clavícula. A mis compañeros incluso les tocó caminar por las tuberías encima de El Guaire para escapar de la represión.

Hoy (lunes 3 de mayo) me pegaron una en la frente. Lo que hay que remarcar es que la represión ha aumentado exponencialmente. Los primeros días eran fuertes, pero podíamos aguantar unas horas. Yo entré a la zona de conflicto y a los 10 minutos salí con una herida en la cabeza. Mis amigos me dijeron que salieron minutos después de que yo me fuera porque era muy fuerte.

Uno siempre tiene un poco de miedo, pero el miedo se siente con más fuerza cuando llegan las motos. Muchos preferimos aguantar los golpes antes de que nos lleven presos. Leí un articulo en Prodavinci en donde un chamo le pidió a un guardia que lo mataran para que lo dejaran de golpear.

A mi mamá y mi abuela les da miedo que yo salga. Mi papá sí me apoya en todo lo que yo hago, pero me dice que esté pendiente porque la naturaleza de estas personas (los guardias) no parece muy sana. Se preocupan mucho, pero me apoyan.

*Nombre ficticio. Fue cambiado para proteger la identidad.

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