Una madrugada, hace poco más de un mes, los pescadores del pueblo de Chuao salían a su habitual faena. Antes de salir el sol, hombres y mujeres trabajan en los preparativos para la larga jornada de pesca. Al menos tres lanchas se enfilan hacia el mar abierto y salen de la bahía de este lugar reconocido por tener uno de las mejores semillas de cacao del mundo. Pero esa mañana de principios de marzo fue diferente. “El mar estaba raro. Olía raro y tenía unas cosas blancas. Parecían estrellas en el agua”, recordó uno de los pescadores.
No eran estrellas, no eran flores. Las esferas blancas que flotaban en el agua eran medusas. Miles de ellas en una zona donde nunca se había visto algo similar. Este tipo de animal marino se puede encontrar normalmente en las costas de Venezuela, pero no en esta cantidad y tampoco tan cerca de la orilla.
Esta especie es llamada “bola de cañón”. En teoría, al no tener tentáculos, no le hace daño al ser humano con el contacto. Es por ello que algunos de los pescadores se han atrevido a tomarla entre sus manos.
El verdadero problema reside en que los habitantes de la costa ya no pueden pescar como lo hacían antes, al menos no mientras hayan tantas medusas. “Se nos rompen las redes, se nos dañan los motores. Llevamos meses sin poder pescar donde siempre lo hacíamos”, dijo a Efecto Cocuyo uno de los chuaeños que se dedica a esta labor. “Sí, uno las ve y parece algo bonito y sorprendente, pero es lo peor que nos ha pasado en la historia”, relató Starky Liendo, un pescador con 35 años de experiencia.
La pesca es una de las tres principales actividades económicas de Chuao. El cacao sigue siendo la primera. Sin embargo, la baja afluencia de turistas sumada a esta escasez de ventas de pescado han hecho que el pueblo esté viviendo momentos difíciles.
¿Por qué hay medusas en la costa de Aragua?
“Monito”, así llaman a un artesano y pescador de Chuao. Él conversa el tema con otros de sus compañeros de faena. “Para mí, esto es el calentamiento global ese que dicen. El cambio climático”, dice mientras prende su moto para iniciar el recorrido de los 5 kilómetros que separan al pueblo de Chuao de su playa, principal acceso para este lugar enclavado en el parque Henri Pittier.
Aunque los demás pescadores pusieran mala cara, lo que dijo “Monito” no es falso. La presencia masiva de las medusas se debe al calentamiento global. Pero también hay más razones.
“Este es un fenómeno particular porque no se había visto nunca o en años recientes en nuestras costas. Es difícil definir una causa de este fenómeno, pero es muy probable que se pueda atribuir a las consecuencias de la crisis climática actual”, dijo a Efecto Cocuyo Juan José López, docente Investigador del Instituto Oceanográfico de Venezuela de la Universidad de Oriente (UDO).
En los últimos meses varios biólogos marinos han llegado al pueblo para investigar lo que ocurre. No sólo con las medusas, sino con la falta de peces. “Nosotros tenemos 6 meses sin saber nada del pescado. Han venido personas a inspeccionar qué está pasando. Pero todavía no nos han dicho nada”, comentó Starky mientras observaba el mar desde un banco en la playa de Chuao.
“La presencia particular de este organismo afecta directamente la pesca en la zona central del país, está última consideración prioriza la necesidad de estudiar este fenómeno, para poder darle explicación a distintas interrogantes, por ejemplo, cuánto durará la presencia de este organismo y sí será un proceso cíclico nuevo en nuestras costas”, aseveró el docente y biólogo pesquero Juan José López.
Las medusas también se han visto en la costa del estado Falcón y en Miranda.
Comerse las medusas es una posibilidad. Los habitantes de Chuao aseguran que está esperando autorización por parte del ministerio de Pesca y Acuicultura para poder recoger las medusas y comercializarlas. Aunque no todos están de acuerdo con la idea. «En una reunión que tuvimos, una señora hizo las medusas con encurtido. La gente decía que sabía a langosta, yo no me atreví a probarla», dijo entre risas Starky Liendo.
En países como China y Japón las medusas son parte de la cultura culinaria, y en la costa mexicana se recogen estas especies para venderlas al mercado asiático.
¿Dónde está el pescado?
“Tenemos seis meses sin pescar como es. A todos nos ha afectado mucho esto. Estamos viviendo del día a día. Salimos a pescar y no sacamos suficiente. Al final gastamos más de lo que ganamos”, relató Liendo. Él, como otras personas en Chuao, tiene como principal oficio la pesca y es parte de la cooperativa del pueblo que organiza a los 21 grupos que se dedican a esta actividad en el pueblo del estado Aragua.
La jornada de trabajo tiene que iniciar muy temprano. Sin embargo, al no poder pescar en mar abierto, debido a la presencia de las medusas, los chuaeños se deben limitar a los peces que hay cerca de sus orillas. Luego, se dividen lo conseguido entre todos los que participaron en el trabajo. Durante la mañana del domingo 28 de abril apenas sacaron unos 300 pescados, lo cual no es suficiente para vender.
“Uno sobrevive de a poco. No da para más nada sino para comer. No para los gastos”, afirmó Starky.
El biólogo pesquero Juan José López explicó algunas de las razones que motivan la ausencia de los peces.
“La misma crisis climática influye en la pesca, cambiando la historia de vida de los organismos. Las aguas calientes cercanas en las costas pueden influenciar en migraciones horizontales de los recursos pesqueros, esto sumado a la perdida de hábitats en nuestras costas, la contaminación prologada de hidrocarburos, desechos plásticos y otros. Incluso, la proliferación de la medusa, también se podría vincular a la perdida de los recursos pesqueros, en biología un espacio que se deja sólo, será ocupado por otro organismo”, dijo el experto.
Joel Chávez, el buzo con más experiencia de Chuao
Los ojos de Joel han visto de todo el mar. Tiene 54 años de edad, pero se conserva como alguien de 30. Sin embargo, el cabello canoso lo delata. Joel Chávez ha pasado 36 años como buzo, siempre en Chuao. Su labor es vital. A puro pulmón tiene que lanzarse al mar y hacer varias cosas: asegurarse que haya peces suficientes para hacer la captura; que las redes estén bien puestas y que no enganchen para evitar que se rompan.
“Es verdad que ha bajado la pesca. Yo diría que ha sido más de 50%. Al principio era la corriente, pero ahora son las aguamalas esas. Eso no nos ha dejado pescar. Esas son cosas de la naturaleza y uno no se puede meter en eso”, dijo Joel unos minutos después de haber salido del mar en la mañana del domingo 28 de abril.
Chávez ha sido uno de los pocos que se ha atrevido a nadar cerca de las medusas y confiesa sentir peligro cuando lo hace. “El problema es que son demasiadas aguamalas. Uno a veces no puede ni meterse en el mar”, dijo el experimentado buzo chuaeño.
Aunque Joel no piensa en irse del pueblo, sí ha pensado en hacer otras actividades. Especialmente si la situación con la pesca no mejora. Mientras tanto, insistirá en cumplir su labor cada vez que le toque ir al mar con su máscara y aletas.
Imalay empezó a pescar para tener un segundo trabajo
En Chuao, como en otros pueblos de la costa de Aragua, la pesca está organizada por los propios habitantes del pueblo. Para que sea justa, y todos tengan oportunidad de pescar lo suficiente, las 21 agrupaciones se organizan por turnos. Cada grupo tiene 4 días continuos para pescar. Esto quiere decir, que, aproximadamente un mismo colectivo podrá pescar cada dos meses. Por ello, las ganancias tienen que ser considerables para que tenga algo de sentido la actividad y represente un ingreso que pueda beneficiar los hogares de las personas.
Imalay Liendo tiene 30 años de edad. Empezó a pescar hace 6 años. Lo hizo en búsqueda de un salario extra que le permitiera tener más dinero del que ya ganaba trabajando en la hacienda de cacao del pueblo. Ella es una de las mujeres que hace las dos actividades principales de Chuao. Son más de 150 mujeres pescadoras en el pueblo, divididas en las diferentes agrupaciones.
“Al principio me servía el dinero. Pero ha cambiado mucho. El pescado tiene tiempo parado y sin eso nosotros no tenemos vida acá. Pero no sabemos a qué se debe eso y ahora con las medusas se puso peor”, dijo Liendo a Efecto Cocuyo.
Hace varios meses los pescadores sacaban varias lanchas llenas de pescados, eso ya no es así. “Si no vendemos el pescado lo reparten entre los obreros”, recuerda Imalay. La comida, entonces, no falta. Lo que falta es el dinero.
En la lancha, Imalay se ayuda con sus compañeras para halar las redes. En ese espacio se le ve más cómoda. Tiene dos hijos, ambos estudian mientras ella se dedica a trabajar para sacarlos adelante. Sin embargo, al final de la jornada, y tras haber sacado menos pescado de lo esperado Imalay piensa en qué otra actividad puede hacer si la situación sigue igual.
Las recomendaciones y alertas de un biólogo pesquero
El docente y biólogo pesquero Juan José López es enfático al recordar que en Venezuela se tienen que tomar medidas urgentes sobre este tema. Especialmente tomando en cuenta a quienes vendrán después.
“Venezuela necesita, mejorar las leyes para felicitar la evaluación de nuestros principales recursos pesqueros y promover el aprovechamiento sustentable de los mismos. Es necesario tomar medidas ajustadas a los objetivos de desarrollo sostenible si queremos resguardar nuestros recursos para las generaciones futuras”, indicó el experto venezolano.
Juan José López también indicó que las costas venezolanas llevan varios meses evidenciando sucesos que tienen que ser tomados en cuenta por los investigadores.
“La contaminación continua de hidrocarburos, la presencia del coral invasor Unomia y ahora esta arribazon de medusas. Estás dos últimas son señales de lo frágil que están nuestros ecosistemas”, alertó el biólogo.