Mineria en ríos de la Amazonía venezolana
Fotografía de Michael Robinson Chavez para The Washington Post Credit: The Washington Post via Getty Im

Para 2024, la minería ilegal de oro es la principal amenaza sobre los ríos de la Amazonía venezolana: todas las cuencas principales están en riesgo por la sedimentación y la contaminación por mercurio derivada de la explotación de oro.

En un nuevo informe publicado en febrero, la organización Clima 21 estima que unos 30 ríos al sur de Venezuela están sufriendo daños por la minería y en 16 se conoce la existencia de balsas mineras.

Aunque la información todavía es limitada, el escenario para los ríos a futuro podría ser grave si se le suman los efectos del cambio climático proyectados para el sur del país, entre ellos la sequía intensificada por el calentamiento global de acuerdo con un reciente análisis preliminar de World Weather Attribution.

En los ríos de la Amazonía venezolana ocurre “una rápida degradación”

Clima 21 basó su informe a partir de artículos académicos e informes técnicos provenientes de instituciones nacionales y extranjeras; entrevistas con informantes clave y opiniones de expertos; datos satelitales y reportes de medios de comunicación.

Si bien todavía existe una brecha de información por la ausencia de datos oficiales, la organización de derechos humanos ambientales hizo una aproximación al estado de salud ecosistémico en un grupo de grandes ríos del sur de Venezuela y “en la mayoría de los casos existe evidencia de un deterioro importante de su salud”.

De acuerdo con el informe, también hay evidencia de la relación entre la presencia y la expansión de actividades mineras con el aumento de la deforestación asociada con la realización de actividades agrícolas, el incremento de incendios de vegetación y la descarga de desechos sólidos a las aguas.

“Las evaluaciones realizadas sobre la deforestación en la región amazónica venezolana indican que en el periodo 2001-2020 se perdieron 470.219 hectáreas de bosque y los escenarios futuros indican que para 2025 se eliminaría una cobertura aún mayor que la pérdida en el quinquenio anterior”, destaca el documento.

También se extrae bauxita y coltán

Además de oro, en los ríos de la Amazonía venezolana también se explota y procesa bauxita y coltán, materia prima para la obtención de aluminio y la fabricación de smartphones o equipos electrónicos respectivamente.

En el caso de la extracción de bauxita, transportada por el río Orinoco hasta Ciudad Guayana (donde se ubican las plantas de procesamiento), el suelo queda desprotegido, lo que genera importantes procesos de erosión y producción de sedimentos que han afectado los cursos de aguas de las zonas aledañas a la mina.

Por su parte, la explotación de coltán, creciente en los últimos años en localidades de los estados Bolívar y Amazonas, es realizada a cielo abierto, lo que destruye la vegetación y la activación de procesos erosivos.

Las áreas protegidas no están cumpliendo su función de proteger ecosistemas

Otra de las conclusiones es que las Áreas Protegidas decretadas en el sur de Venezuela no parece estar cumpliendo con el objetivo de conservar los ecosistemas que sus territorios albergan, incluidos los ríos.

En las cuencas de los ríos Cuyuní, Caroní y Caura se ha reportado que la contaminación por minería ha afectado a las aguas, peces y las poblaciones indígenas humanas.

“No existe información sobre la existencia de planes de gestión ambiental de estas zonas protegidas por ley, más allá de la militarización de alguna de ellas”, resume el informe.

El cambio climático sería el principal impulsor de la sequía en la Amazonía

Durante la “estadía” del fenómeno meteorológico El Niño, las sequías son comunes en la Amazonía. Sin embargo, en 2023, el calentamiento global antropogénico, el producido por el hombre, fue el principal impulsor de la sequía amazónica.

Esa es la conclusión de un análisis preliminar del proyecto World Weather Attribution (WWA), donde extrapolaron datos de observaciones y simulaciones de modelos informáticos para evaluar hasta qué punto El Niño es responsable de la sequía amazónica.

“El Niño redujo la cantidad de precipitaciones en la región aproximadamente en la misma medida que el cambio climático; sin embargo, la fuerte tendencia a la sequía se debió casi en su totalidad al aumento de las temperaturas globales, por lo que la gravedad de la sequía que se está experimentando actualmente se debe en gran medida al cambio climático”, explica el estudio de WWA.

Otro de los hallazgos es que la probabilidad de que ocurra una sequía meteorológica se ha multiplicado por 10, mientras que la sequía agrícola se ha vuelto aproximadamente 30 veces más probable.

En la actualidad, resume WWA, los niveles de los ríos están en los niveles más bajos en 120 años, “lo que amenaza a los aproximadamente 30 millones de personas que viven en la cuenca del Amazonas en varios países, incluidos Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia, al interrumpir el transporte, aislar a las comunidades y matar la vida silvestre”.

El escenario proyectado por WWA coincide con el estimado por Clima 21 si juntamos las actuales prácticas de minería con el cambio climático en los ríos de la Amazonía, de mantenerse esta tendencia: perderían la capacidad de albergar vida, lo que generaría desastres socionaturales además de la pérdida de las culturas de pueblos indígenas que habitan estas cuencas.

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