¿Bajas en la carrera Paris-Niza están vinculadas con efectos de las vacunas de ARNm?

Es mentira que las bajas durante la carrera París-Niza de ciclismo están relacionadas con algún efecto secundario de las vacunas de ARN mensajero (ARNm), como asoma una imagen viral en Twitter. Algunos deportistas se cayeron en el camino y otros se enfermaron con un virus (que no era COVID-19), incluso a uno le cayó una valla publicitaria encima.

En la imagen viral se lee: “Desconcierto en el ciclismo: ¡95 de 154 corredores colapsan en la clásica París-Niza!…”. En el texto se repite la primera frase del titular y luego se agrega: “En noviembre de 2021, la revista de cardiología, Journal of the American Heart Association, publicó una advertencia sobre las vacunas experimentales de ARNm”. No se dan más detalles de la supuesta relación entre el evento y lo que aparece en la revista.

El texto viral fue publicado por Raúl Salazar, quien se identifica como médico con más de 35 años en la medicina alternativa, y replicado por cuentas que se dedican a difundir desinformación.

La edición 80 del clásico París-Niza se llevó a cabo entre los días 6 y 13 de marzo. La carrera de más de 1.100 kilómetros en total se desarrolló en ocho etapas. Empezó en Mantes-La-Ville (región Isla de Francia) y cerró en Niza (región de Provenza-Alpes-Costa Azul).

Ni el COVID-19 ni las vacunas

La Unidad de Verificación de Datos y Fact-checking de Efecto Cocuyo rastreó el texto y consultó portales informativos que hayan hecho cobertura a la carrera para conocer más.

El único medio de comunicación que publicó un titular similar al que aparece en la imagen fue el diario deportivo Marca. El artículo se titula El ‘nuevo’ virus que dañó a la París Niza: ¡Hubo 96 abandonos! Se publicó el pasado 14 de marzo. Se explica que el virus que atacó a los ciclistas no fue el COVID-19, sino que hubo casos de sinusitis, virus estomacales y varias caídas.

Solo el primer día de la carrera, informó Caracol TV Sport, uno de los grupos sufrió un choque. El más afectado fue el corredor alemán, Felix Grosschartner.

Antes de la etapa 5, detalla otro artículo de diario Marca, 18 deportistas de los 154 que partieron no acudieron al control de firmas. Hasta el 10 de marzo hubo buen clima durante la carrera, pero luego las condiciones cambiaron.

Uno de los principales medios de comunicación dedicados al deporte francés, RMC Sport, detalló que “los virus del invierno” hicieron que se retirara el 30% de los inscritos.  

Un día antes del fin del clásico, el ciclista Kevin Geniets abandonó la carrera luego de que le cayó encima una valla publicitaria. Al final, solo 59 deportistas llegaron a la meta.

A partir de la información recopilada por los medios especializados, se puede concluir que es falso que las bajas en la carrera guarden relación con las vacunas de ARNm o el COVID-19. Los ciclistas abandonaron por caídas en la pista, “los virus de invierno” y los virus estomacales.

Vacunas de ARNm

Sobre la segunda parte de la cadena, que habla de una “advertencia” publicada por una revista científica, hay que revisarla con detalle. La propia publicación advirtió, más bien, que a partir de ése trabajo no se pueden sacar conclusiones definitivas sobre un posible vínculo entre las vacunas de ARNm y el riesgo de padecer alguna afección cardíaca.

Efectivamente, la revista Journal of the American Heart Association publicó en noviembre de 2021 un trabajo resumen llamado Resultados observacionales de la prueba cardíaca PULS: hallazgos para marcadores inflamatorios en pacientes que recibieron vacunas de ARNm.

Un mes después de la publicación del texto, la revista señaló que el resumen necesitaba varias correcciones que luego especifica (y se ven reflejados en el estudio publicado a la fecha). También mencionan que este tipo de textos se consideran investigaciones preliminares, por tanto no se garantiza su precisión o fiabilidad.

Correcciones al resumen

El medio de comunicación del Cardiovascular Research Foundation, Tdtmd, detalla mejor en qué se basaron las correcciones. Se mencionan varios errores tipográficos, se retiraron las frases alarmistas y se agregó que no se hicieron comparaciones rigurosas entre vacunados y no vacunados.

Se utilizó la prueba cardíaca PULS como base del estudio. Es una medida clínica de varios biomarcadores de proteínas. De allí se saca una puntuación que predice la probabilidad de sufrir un nuevo síndrome coronario agudo.

Esta prueba se le practicó a una población de pacientes de una sola clínica cada tres o seis meses durante los últimos 8 años. Con la llegada de las vacunas de ARNm de los laboratorios Moderna y Pfizer, se monitorearon los cambios luego de recibir las dosis. No se hicieron comparaciones con pacientes no vacunados, inmunizados con vacunas de otros laboratorios u otra comparación estadística.

Se observaron cambios en la puntuación PULS, del 11% de probabilidad al 25% de padecer un síndrome coronario agudo. Los marcadores que aumentaron, dice el resumen, denotan inflamación en el endotelio e infiltración de células T en el músculo cardiaco (no se proveen más datos sobre esto en el resumen).

El autor del trabajo, Steven R. Gundry, no es un profesional de salud de prácticas rigurosas. Solía dedicarse a la cirugía cardiotoráxica, pero dejó la práctica para abrir una clínica de «medicina restaurativa». No publicaba trabajos científicos desde principios de la década de los 2000. La mayoría estaban relacionados con procedimientos quirúrgicos.

El portal de verificación Factcheck.org detalla más datos sobre su polémica trayectoria. Gundry es creador y promotor de una dieta controversial por generar problemas de salud y por difundirse a pesar de carecer de sustento científico.

Resultados malinterpretados 

Factcheck.org explica por qué los análisis estadísticos son importantes en la investigación. Los científicos usan este tipo de análisis para evaluar qué probabilidad hay de que un resultado particular se deba al azar o no. En el caso específico del trabajo, no se ofrecen vías para conocer si los supuestos cambios que le siguieron a la vacunación fueron tan diferentes como para no ser solo una casualidad.

El portal consultó al presidente del Predictive Health Diagnostic Company, la empresa dueña del test que usó Gundry en su estudio. El doctor Douglas S. Harrington dijo que los números que aparecen en el texto no constituyen una prueba de que las personas no deberían vacunarse. Mencionó que lo mejor que pueden hacer las personas es recibir su inmunización contra COVID-19, dado que los riesgos son mayores para las personas que contraen la enfermedad.

El director de inmunología cardíaca de la división de Cardiología del Universidad Johns Hopkins, el doctor Luis Adamo, dijo sobre el resumen de Gundry que no entiende el uso de la prueba PULS para evaluar el riesgo de enfermedad cardíaca en personas que recibieron vacunas de ARNm.

Detalló que la «vacunación está diseñada para inducir una respuesta inflamatoria controlada con el objetivo de preparar el cuerpo para pelear contra el patógeno». Por tanto, los resultados del estudio no se pueden interpretar automáticamente como un aumento del riesgo de tener un ataque al corazón. Por el contrario, deben ser validados con datos de población.

Trabajo no concluyente

Con base en los datos consultados, es falso que a partir de los resultados del resumen de Gundry se pueda concluir que existe un vínculo entre las vacunas de ARNm y el riesgo de padecer alguna afección cardíaca.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), organismo estadounidense, monitorean los casos de miocarditis y pericarditis después de la vacunación. Los pocos casos reportados al Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (Vaers por sus siglas en inglés) ocurrieron después de la administración de vacunas de ARNm contra el COVID-19. La mayoría de los pacientes que presentaron estas afecciones recibieron atención y respondieron bien al tratamiento.

Según la actualización hecha hasta el pasado 24 de marzo, el Vaers había recibido 2.323 informes preliminares de miocarditis o pericarditis entre personas de 30 años o menos. Los CDC y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) confirmaron 1.396 informes. Hasta el pasado 28 de marzo se han administrado más de 559 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 en el país norteamericano.