No es factible llevar a cabo un plan de recuperación de actividades escolares mediante las redes sociales. La razón principal para esto es la baja penetración del internet en Venezuela, aseguró Fran Monroy Monret, periodista especializado en telecomunicaciones. Esto contradice lo anunciado por el Gobierno bolivariano en cuanto a que esperaban impartir clases por internet durante la cuarentena por el COVID-19.
De acuerdo con el experto, la penetración del internet en Venezuela es del 56%, y el otro 44% que no tiene acceso a internet “está en buena parte de las áreas deprimidas económicamente”. Además, el estado necesitaría una estructura de conectividad “que no tiene en este momento”.
El pasado jueves 12, el mandatario Nicolás Maduro ordenó la suspensión de vuelos desde Venezuela a Colombia y a cualquier país del continente europeo y dijo que si toca suspender clases en todo el país, “nosotros garantizaremos que continúe el año escolar por redes sociales, internet”.
Tras la confirmación de los dos primeros casos de Coronavirus en el país y el decreto de suspensión de las clases en todos los niveles de educación, Monroy descartó que las redes sociales fueran una opción para reemplazar las clases. En su opinión, en Venezuela “hay un problema de transporte de datos grave”.
Dijo que antes que internet, el Ministerio de Educación debería optar por la transmisión por radio o televisión, destinando alguno de los nueve canales del Gobierno.
Sin embargo, advirtió que, ya que no hay transmisores independientes en el país, la televisión digital abierta depende del satélite Simón Bolívar, el cual “ha estado fallando”. Por esto, la opción más viable seguiría siendo la radio, antes que las clases por internet.
Problemas de tiempo
Olga Ramos, experta en gestión educativa, considera que imitar un modelo como el del Instituto de Radio Fe y Alegría (Irfa) es la mejor opción. No obstante, tiene claro que tomaría tiempo y dependería de la funcionalidad de servicios públicos como la electricidad.
A pesar de que el gobierno de Maduro se jacta de la distribución de sus tabletas digitales,”Canaimitas“, Ramos aclara que “no cubren la matrícula” total. Esta semana, el Ministerio de Educación anunció que había repartido aproximadamente 6 millones de Canaimitas desde que esta misión inició en el 2008. Mayormente se ha repartido a estudiantes, muchos de los cuáles se han graduado o retirado del sistema en estos doce años.
De acuerdo con las cifras oficiales, para este año escolar 2019-2020 hay 11 millones de estudiantes de educación básica en el país.
No solo que no toda la población estudiantil tiene acceso a algún aparato tecnológico. Además, aunque lo tuvieran “¿para qué sirve una canaimita si no se puede conectar?”, se preguntó Ramos tomando en cuenta la poca penetración del internet en el territorio. Recordó que, debido a la pandemia, tampoco sería práctico concentrar a los estudiantes en lugares de acceso a internet, como locales cyber.
La experta aclaró que incluso con una herramienta tecnológica y conectividad idónea, la medida implicaría que todos los profesores tuvieran el adiestramiento para migrar su estrategia educativa presencial a una red social. Y que, incluso estando familiarizados con la red, esta nueva planificación involucraría tiempo.
Además, recomendó que, al reiniciar las clases, los profesores deberán evaluar el aprendizaje de cada uno de sus alumnos y hacer estrategias individualizadas para nivelar las competencias.
Un plan del Ministerio
Por otro lado, Orlando Alzuru, presidente de la Federación Venezolana de Maestros, también se manifestó ante la medida de estudiar desde casa. Afirmó que con esto, el gobernante “no está haciendo absolutamente nada”. Exigió que el Ministerio de Educación se reúna con los representantes de las federaciones y anuncie formalmente un plan de contingencia.
Además dijo que es “suceptible que se analice” la extensión del cronograma educativo.
Según Luis Bravo, investigador del sistema educativo, Maduro “quiere pagar los menores costos posibles por una decisión que iba a tener que tomar como sea”.
“Es una muestra de que no tiene idea de cómo está el asunto educativo y el asunto tecnológico. No solo en la escuela venezolana, sino en el país como tal”, expresó Bravo.