A cuatro meses de cuarentena, esta es la primera vez que el panorama luce tan calmado. Este martes, 7 de julio, todo se contempla desde los balcones o la baranda.
No hay juegos de dominó ni voleibol; mucho menos se ve a jóvenes jugando béisbol en las áreas comunes. Hoy los bloques 5 y 6 de La Vega lucen desolados, no hay música ni gritos en los pasillos. Este martes, 7 de julio, se guardan las distancias.
La muerte del hijo de un vecino, ocurrida en Los Teques, le puso un rostro conocido al COVID-19. Y además ha hecho que, al menos de estos dos días, se pase de una cuarentena relajada o vacacional a una cuarentena radical.
“Hay que cuidarse que la cosa está dura”, dice una vecina, que con mucha precaución, usa tapabocas, guantes y hasta lentes protección.
Pareciera que el miedo se apoderó de los pasillos, que el silencio no es más que temor a contagiarse.
Hoy se ve todo desde adentro. En balcones o barandas.
