Por: César Augusto Márquez /Nueva York
El camino de Maturín a Atlanta pasa por Medellín (Colombia) y también por Santo Domingo (República Dominicana). Al menos así fue el viaje que recorrió José Gabriel Perdomo, desde que fue «más valioso» en una liga de Criollitos de Venezuela, hasta convertirse en profesional y ser el prospecto más cotizado en el mercado internacional de agentes libres de Grandes Ligas.
Perdomo, quien el pasado lunes firmó con los Bravos de Atlanta por un bono de cinco millones de dólares, el más alto obtenido por un jugador amateur este año y el segundo mejor en la historia para un venezolano, cuenta su experiencia desde la perspectiva de alguien que debió madurar temprano.

“Desde pequeño, mi papá me llevaba al beisbol, me entrenaba y yo lo que quería era jugar beisbol, para ayudar a mi familia”, dijo del otro lado de la línea telefónica.
Perdomo, quien todavía tiene una voz juvenil que le dan sus 16 años recien cumplidos, prosiguió su relato: “En 2020, con 13 años, debí viajar con los muchachos de mi academia a Medellín, para que los scouts de Grandes Ligas me vieran, pero una vez en Colombia y lo que inicialmente era un viaje de 15 días pasó a ser de ocho meses debido a la pandemia”.
Durante ese tiempo se entrenó en Colombia, antes de viajar a Santo Domingo, República Dominicana, donde siguió su formación profesional bajo la supervisión de la academia 4Pro, quienes decidieron enviarlo a Estados Unidos para que practicara inglés durante un año.
“Al final fueron dos años fuera de casa, creo que eso es lo más duro, pero yo estaba enfocado y sabía que tenía que seguir”, agregó.
José Gregorio, su padre, mantuvo a la familia como chofer de taxi en las calles de Maturín, mientras que Gabriela, su madre, trabajaba como maestra de preescolar.
“No nos faltaba nada, pero también hubo mucho sacrificio y el beisbol se convirtió en una vía para poder ayudarlos”, indicó el joven, quien también obtuvo una beca de 700.000 dólares en caso de no poder seguir dedicado al beisbol.
Según MLB Pipeline, resalta de Perdomo —que mide 5’10 (1,78 metros) y pesa 160 libras (72,6 kilogramos)— su buena defensa en las paradas cortas, pero su bateo está fuera de serie.
«Si estás buscando uno de los toleteros más puros de esta clase, no sigas indagando”, reza el informe. “Las habilidades del adolescente bate-pelota están por encima del promedio y se encuentra entre los mejores prospectos de bateo de su clase”.
Perdomo forma parte de una camada de prospectos que recibieron bono millonario y que, en este caso, se convirtieron en casi una decena y que, si bien no es garantía de éxito, sigue siendo una muestra del talento que sigue produciendo en Venezuela.