En Venezuela nadie está a salvo de la inseguridad. Es común ver que, a diario, las personas sean víctimas de la delincuencia; algunos viven para contarlo, otros no. Pero a las víctimas comunes, esta semana se le suma una no tradicional: un equipo completo de fútbol profesional, como es el caso de Trujillanos F.C.
Uno de los equipos más tradicionales del fútbol profesional venezolano fue blanco de unos piratas de carretera mientras se trasladaba desde el nororiente de Venezuela hasta su sede en Valera, Trujillo (al occidente del país), en la madrugada del lunes 19 de septiembre, luego de disputar un partido ante el Monagas S.C. que terminó con resultado favorable para los orientales 2-1.
Muchos se extrañarán sobre cómo en pleno siglo XXI, un equipo de primera división tiene que atravesar casi todo el país de punta a punta, desde Monagas hasta Trujillo -unos 1.115 kilómetros- por tierra, pasando por siete de las 19 troncales (carreteras estatales) que tiene Venezuela. Esa travesía, para unos muchachos que vienen de jugar 90 minutos a todo ritmo, es realmente agotador y la recuperación es más complicada.
El viaje de “los Guerreros de la Montaña” comenzó sin mayores problemas, pero cuando ya llevaba unas cuantas horas de camino, el autobús fue interceptado por un grupo de delincuentes, quienes sometieron a los futbolistas y al cuerpo técnico, hasta amenazándolos de muerte.
De acuerdo con lo relatado por el equipo, un total de seis hombres con armas de alto calibre abordaron el autobús, que está plenamente identificado con el nombre y los colores del club. Los ladrones advirtieron que si el vehículo tenía algún sistema de posicionamiento global (GPS) que emitiera alguna señal de alarma, ellos detonarían granadas “para no dejar evidencias”.
Luego de varios minutos, los asaltantes se llevaron zapatos deportivos, computadoras, teléfonos y cámaras, entre otras pertenencias de los tripulantes del autobús. Como guinda del pastel, los miembros del equipo llegaron al módulo de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) ubicado en El Guapetón, con el objetivo de denunciar el hecho, pero la respuesta de los militares habría sido que no podían tomar la denuncia.

Aquí es donde empiezan las preguntas:
.-¿Cómo es posible que un equipo de primera división en Venezuela realice una ruta tan larga vía terrestre? ¿No se puede cubrir con un par de vuelos?
La Federación Venezolana de Fútbol (FVF), al parecer, no piensa en el bienestar de los jugadores, porque no olvidemos que hicieron la ruta ida y vuelta. Es decir: viajaron hasta Monagas (aproximadamente 13 horas) y volvieron a Trujillo horas después del partido (13 horas más). Ni en los países con carreteras de primera, un equipo viaja 26 horas por tierra para disputar un compromiso, ¿cómo hacerlo en Venezuela con el mal estado de las vías y la inseguridad reinante?
Si no hay otra opción que el traslado terrestre, ¿por qué no procurar un poco más de seguridad al vehículo? Es el de un equipo de fútbol profesional y no es que su integridad valga más que la de otros ciudadanos, pero podría coordinarse una secuencia de verificación por puntos de control que, manteniendo comunicación con los conductores, podría ofrecer algo más de resguardo.
¿Se tomará alguna medida luego de este hecho? Como suele ocurrir, las autoridades venezolanas actúan luego de que ocurren los problemas. Entonces, ¿será que el Ministerio de Interior, Justicia y Paz se pondrá de acuerdo con la FVF para evitar que este tipo de episodios se repita?
Genera mucha preocupación, para los equipos, la fanaticada y la ciudadanía en general, que esto ocurra con semejante impunidad, porque es sabido que ocurre con pasmosa frecuencia el hecho de que las unidades de transporte sean abordadas por delincuentes que someten a los pasajeros.
El agravante es que al afectar en este caso a un equipo de fútbol, puede derivar en que tanto ésta como cualquier otra divisa decidan no viajar más hasta que se les ofrezca mayor seguridad o mejores condiciones de transporte y, en el peor de los escenarios, podría dar pie a una huelga en el fútbol profesional venezolano.
Que los cuerpos de seguridad no hayan podido (o querido) tomar la denuncia ni hacer nada para ayudar a los afectados, genera un mayor rechazo hacia quienes, se supone, están para garantizar la seguridad a las personas, empañando en este caso al balompié nacional.