El dólar BCV, en su penúltima cotización de 2022, cerró en 17,27 bolívares informó el instituto emisor este jueves 29 de diciembre. Este marcador será el válido para este 30 de diciembre.
Este marcador oficial, que fija el gobierno de Nicolás Maduro para las principales operaciones comerciales en el país, arrancó en 4,58 bolívares el lunes 3 de enero de 2022.
Con este precio de 17,27 bolívares, la devaluación de la moneda nacional ha sido de 73,48 % este año y el incremento de la divisa estadounidense alcanzó 277,07 %.
En diciembre, cuando el paralelo pasó de 13 a 19 bolívares, el dólar BCV también experimentó un crecimiento. Arrancó el último mes del año en 11,25 bolívares por cada divisa estadounidense y cierra por encima de los 17 bolívares por dólar.
Esto representa una devaluación de 53,51 % en 29 días y devaluación del bolívar de 34,85 %.
Dólar BCV sin control
El economista y exdiputado de la Asamblea Nacional de 2015, José Guerra, responsabilizó al Banco Central de Venezuela (BCV) de la destrucción de los ahorros, pensiones y el salario de la población venezolana en su intento por estabilizar la tasa de cambio.
«El BCV está incapacitado para estabilizar la tasa de cambio, no tiene reservas y no tiene credibilidad. Y ha sido el mismo Banco Central el que ha destruido la moneda con las políticas inflacionarias que ha aplicado», señaló este 29 de diciembre en un video en su cuenta de Twitter.
Dijo también que el gobierno de Nicolás Maduro no tiene la capacidad ni legitimidad para impedir que siga devaluándose la moneda nacional, con el consiguiente deterioro del poder adquisitivo de la población.
«Y corremos el peligro inminente de que vuelva el proceso de hiperinflación a lo largo del año 2023 con sus efectos destructivos», advirtió en el material multimedia.
Con esta tasa para el 30 de diciembre, la pensión y el salario mínimo en Venezuela se ubican en 7,52 dólares al mes. Esto representa un ingreso diario de 25 centavos de dólar; es decir, por debajo de los 2 dólares de ingreso diario que el Banco Mundial sitúa a una persona que vive en pobreza extrema.