El peregrinaje empezó en el Plan Suarez de Caurimare. Aunque lleno de gente, en sus estantes no se veían productos regulados, hasta que un empleado del local salió con varias cajas con aceite. Inmediatamente los compradores se acercaron, pero muchos decidieron dejarlo al ver el precio: Bs 396 el litro.

Un empleando del local relató a Efecto Cocuyo que, aunque jueves y viernes Santo abrieron sus puertas (medio tiempo, en el caso del viernes), no hubo muchos productos regulados que ofertar. “Lo de siempre, más que todo chucherías” ocupó los estantes, en sus palabras.

La segunda parada: Automercados Plaza’s en la avenida principal de El Cafetal. Aun no era mediodía, pero Lesly Martínez admitía sentirse agotada. “Vivo en Charallave. Salí de mi casa a las cuatro de la mañana para comprar algo de comer y no he conseguido nada”, dijo. También aseguró que no pensaba ir a visitar los siete templos, como lo manda la religión católica. “Voy a seguir buscando comida”.

La misma historia se repitió en “siete templos” visitados por Efecto Cocuyo. Mucha gente, pocos productos. En el Día Día del Unicentro El Marqués, ni siquiera gente había. Las neveras y estantes estaban vacíos. No había productos que vender.

“Por mi salud evito hacer colas, y me toca resolver con lo que sea“, comentó una funcionaria pública que prefirió no revelar su nombre por seguridad. “En Semana Santa comí con lo poco que tenía en la nevera”. Sin embargo, esperaba sentada en los escalones del Unicentro. Según comentó, en algún momento deberían sacar algún producto en el Unicasa que también se ubica allí, y ella quería ser la primera.

El quinto punto fue el Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela. Yendo hasta allá se tiene la sensación de que se va a un concierto; por el camino para llegar hay vendedores de agua, dulces e incluso un souvenir propicio para la ocasión: bolsas de tela.

De todos los centros visitados este tenía la cola más larga. Estaban vendiendo aceite, harina Pan y harina de trigo. “También había jabón, pero ya se acabó”, se le escuchó decir a Johana Guzmán. Ella, acompañada de su hijo pequeño y de su pareja, tenía ya dos horas en la cola. “Yo siempre hago cola. Ayer fuimos a ver si conseguíamos algo, pero no había nada que comprar por ahí”, puntualizó.

El recorrido continuó en el Excelsior Gama, ubicado en Santa Eduvigis. Tampoco se veía mucho movimiento. Allí estaba Ángela Torres, residente de La Guairita, que también tenía todo el día peregrinando de supermercado en supermercado. Estaba con su hija, y comentó que “tenía todo el día en la calle” viendo que comprar, pero que había conseguido “puras boberías. Para lo importante me va a tocar comprarle a bachaqueros”.

El séptimo y último “templo” visitado fue el supermercado Luz, ubicando en Chacao. Poca gente en un supermercado que usualmente es concurrido. ¿La razón? Tampoco había mucho que comprar. Aunque los estantes se veían llenos, solo había jugo, chucherías y bebidas alcohólicas.

Aunque la mayoría de los supermercados visitados abrieron sus puertas a los compradores durante, al menos, el sábado santo, en todos los empleados dijeron lo mismo: habían tenido pocos productos que vender, y no esperaban que eso cambiara hasta entrada la siguiente semana.

Por esta razón aunque las colas se hicieron ver durante el inicio de la Semana Mayor, este 26 de marzo ni los bachaqueros ni el venezolano común tenían nada que comprar, pues la mayoría de los abastecimientos estaban sin alimentos regulados

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