Los temporadistas no sólo empacaron sus bebidas, sus chucherías, sus sombrillas y hasta sus sillas; algunos llevaron, incluso, ollas y utensilios de cocina en su afán de abaratar los costos de un día de playa en estas vacaciones escolares.
Desde su local, Victoria Marcano ha visto pasar hasta cocinillas y bombonas en playa Los Niños. “¡La gente a veces no compra ni agua!” se queja y recuerda que una familia se llevó una olla tan grande que después no pudo llenar porque los locales no tenían agua.
“La otra vez trajeron una olla tan grande que se necesitaban como cuatro tobos y ellos querían que le regaláramos el agua para cocinar, pero no teníamos. El servicio aquí es tan irregular que tenemos que comprar una cisterna que nos cuesta Bs. 3.200 cada 15 días”, dijo.
El plato más económico es el hervido de pescado que cuesta Bs. 400. Esa misma sopa valía Bs. 250 la temporada pasada. Los tostones también se mantienen entre los más accesibles aunque subieron de Bs. 200 a Bs. 500.
“A la gente no le gustan los precios, pero a la vez entienden que a uno le cuesta demasiado comprar las cosas. Desde hace semanas no consigo harina de trigo y la harina pan y el aceite se lo tengo que comprar a los bachaqueros”, manifestó.
Aunque la playa está llena este sábado, 12 de septiembre, Marcano aseguró que la afluencia de personas es baja comparada con la de 2014. “Esto se llena los fines de semana, pero durante la semana está muy flojo. La temporada pasada estaba repleto todos los días”.
Cerca del local de Marcano, la familia de Yajaira Paredes se llevó su almuerzo. Paredes calculó que si hubiera tenido que comprar comida para sus siete familiares habría gastado más de Bs. 10.000. Sólo para bajar de Caracas tuvieron que pagar Bs. 200 por persona.
A las 12:00 del día del último fin de semana de vacaciones todavía quedaban sillas y toldos vacíos en playa Candilejas. Desde el Kiosco El Rincón de Apolo, Omar Sandoval se lamentaba por la caída de las ventas y la poca afluencia.
“Aunque han llegado muchos autobuses de planes vacacionales, los visitantes ya no vienen como antes. Antes esto estaba full todos los días, ahora los fines de semana son la excepción esta temporada”, comentó.

Calcula que las ventas han caído 50%. “La gente se trae su comida, porque todo está caro. Conseguir los insumos es otro problema. Para tener aceite y harina tengo que pagar un realero. El arroz se perdió desde hace tiempo. Los mariscos aumentaron hasta cuatro y cinco veces más, unos camarones costaban Bs. 500 el año pasado, este año valen Bs. 1.800, los calamares se compraban en Bs. 200 y subieron a Bs. 2.000”, precisó.

Las actividades recreativas que patrocinaba el Ministerio de Turismo tampoco se realizaron este año, según la presidente de la Asociación de Conservación de la Playa, Laura Benítez.
“Aquí tenemos el estand del Ministerio de Turismo y este año vinieron sin franelas, sin pulseritas, sin discos, sin las cosas mínimas que repartían. Este año no le suministraron material y tampoco pudieron hacer ninguna actividad por falta de presupuesto”, señaló.

La inflación impactó a los tolderos que se vieron obligados a subir el alquiler de Bs. 300 a Bs. 400 la última semana de agosto. “Un puntal costaba Bs. 100 el año pasado, este año cuesta Bs. 500. No hay tela y tampoco hay tornillos para reparar los toldos. Antes un tornillo costaba Bs. 20 y ahora, si se consigue en el mercado negro, cuesta Bs. 250”, explicó Benítez.
Playa Verde estaba más concurrida. Sin embargo, los comerciantes también reportaron pocas ventas. “Hay productos que no se consiguen y los que hay están muy caros. Un bloqueador de niño antes lo vendía en Bs. 400, ahora vale Bs. 1.500”, afirmó Mario Gil, vendedor informal.
“Ha mermado la gente y las ventas, lo que se ha incrementado son los precios (…) si antes vendía 20 trajes de baño ahorita vendo tres”, aseguró.
La falta de contenedores para los residuos fue visible en las tres playas visitadas en Catia la Mar, estado Vargas.




Fotos: Lauren Caballero.