Todos los operadores turísticos venezolanos, tanto públicas como privadas, podrán cobrar en dólares los servicios internacionales que prestan y retener hasta 60 % de las divisas que captan, mientras el 40 % restante deberá ser entregado al Estado, informó este lunes 28 de noviembre, en cadena nacional de radio y televisión, el presidente Nicolás Maduro.
El mandatario nacional autorizó el “convenio cambiario 36” como una “medida excepcional” que permitirá, según expuso, que quienes presten servicios turísticos en ese país puedan retener un porcentaje de las divisas que captan del turismo internacional y el resto lo entreguen al Estado a través del Banco Central de Venezuela (BCV).
“Es una medida de estímulo, podrán colocar ofertas en mercados alternativos de divisas (…) un convenio cambiario adaptado a las circunstancias de guerra económica para estimular el ingreso de divisas”, aseveró Maduro.
También indicó que las líneas áreas podrán solicitar al BCV que, del 40 % que deben entregar al Estado se puedan “deducir” las cantidades respectivas a “gastos, pagos y otras derogaciones”.
En los últimos dos años, siete aerolíneas extranjeras cesaron sus operaciones principalmente debido a una deuda que el Estado venezolano ha contraído con las compañías aéreas internacionales y locales.
El resto de las líneas aéreas presentes en el país caribeño, unas 19, intenta conservar su presencia en el país mediante la venta de pasajes a través de internet, que son ofertados exclusivamente en moneda extranjera.
Por otra parte, el presidente Maduro adelantó que los pagos de mercancías nacionales y extranjeras de las tiendas libres de impuestos de los aeropuertos venezolanos (conocidos como “duty free“), ahora deberán efectuarse en dólares y pagar de manera inmediata “lo que tengan que pagar al Estado”.
Venezuela se rige por un sistema de control cambiario que opera desde 2003, en el que el Estado tiene el monopolio de la administración de divisas y estas son vendidas a distintas tasas a través de un engorroso sistema administrativo y para un abanico de determinados supuestos.
Durante 2016 se produjo un “cuello de botella” en la entrega de divisas a diferentes sectores económicos que se han quejado de que se han visto afectados en su oferta y producción.
Con información de EFE