Antonio Urbina, un venezolano de 51 años de edad y portador de residencia permanente en México, está preso en el reclusorio varonil de oriente, ubicado en la delegación Iztapalapa, a una hora del Distrito Federal (DF).  “Nunca recibo visitas”, dice Urbina a través de la línea telefónica. Él hace esta llamada desde el patio del penal, frente a un restaurante con mesas y sillas de plástico.

El día en que un preso ingresa a esa cárcel debe anotar los nombres completos (primer y segundo nombre, primer y segundo apellido) de las personas que podrán visitarlo durante su estadía. Pero el día en que él llegó, ni siquiera recordaba su propio número telefónico. En ocho meses de encarcelamiento, la única visita que ha recibido es la de Luis Andrés Trocel, el cónsul venezolano, el pasado 14 de agosto. “Me dijo que estaba enterado del caso, que no nos sintiéramos solos”.

A Antonio Urbina y a Coral Rojas, su esposa, los detuvieron fuerzas policiales mexicanas el sábado el 13 de diciembre de 2014, en un centro comercial llamado Interlomas, en la Ciudad de México. “Pensábamos que era un secuestro”, dice Urbina. Ese mismo día ambos fueron trasladados a la cárcel: ella, al reclusorio femenil de Santa Martha; él al varonil de Oriente.

Sólo hasta el lunes siguiente se enteraron de lo que estaba pasando: el colegio Westhill Institute, ubicado en Santa Fe, en donde estudiaba el mayor de sus tres hijos, los acusó de fraude procesal. Esto, como consecuencia de una demandas civil que la pareja interpuso, meses antes, en contra del colegio, por negligencia educativa primero y emisión ilegal de la boleta. Días después del acto formal de prisión, la juez del caso les agravó este delito, por lo cual se les negó el derecho a fianza y a libertad condicional.

“El dueño de la escuela y su representante legal denunciaron el supuesto delito de fraude procesal en contra de Antonio y Coral “, explica Germán Cruz, abogado de la pareja y especialista en derechos de los inmigrantes en México. El fraude procesal, previsto en el Código Orgánico Procesal Penal del Distrito Federal, implica el engaño a un juez para obtener una sentencia favorable. “Para que exista un fraude procesal tiene que haber habido un engaño al juez, presentación de documentos falsos o apócrifos para ganar un juicio,  o pago de una remuneración económica para ganar ese juicio”, aclara el abogado.

Cruz explica que este delito sólo se da cuando los demandantes -en este caso, Antonio y Coral- obtienen una sentencia favorable y una reparación del daño económico. Al momento en que ocurrió la encarcelación de esta pareja, en diciembre de 2014, no existía ninguna sentencia a su favor. “El juicio comenzó a finales del 2014 y los encarcelaron en diciembre. Entonces ¿de dónde se obtuvo supuestamente el beneficio si aún no hay sentencia?”, se pregunta al abogado.

La pareja, a través de sus abogados, introdujo dos amparos en contra del acto formal de prisión y en contra de la negativa de libertad bajo caución. Ambos salieron favorables: el primero en abril y el segundo en mayo. Eso significa que la pareja ya podría estar fuera de la cárcel. Sin embargo, el colegio interpuso una queja sobre estos amparos. La decisión sobre si procede o no esta queja debe salir en las próximas semanas, informó Cruz.  Mientras esta respuesta sale, ambos deben permanecer presos.

La esperanza de Antonio Urbina es que este recurso los favorezca y puedan volver a casa. Para Urbina esta es una situación ilógica y complicada. “No nos queda otra que confiar en la justicia federal, que nos ha amparado y protegido ante este tráfico de influencias”.

Mientras esperan, venezolanos amigos abrieron una campaña para pedir al presidente mexicano,Enrique Peña Nieto,   la liberación del matrimonio .

La experiencia de Antonio

¿De qué se le acusa? ¿Por qué están presos?

Nos acusan de fraude procesal. Nosotros demandamos al colegio en donde estudia nuestro hijo mayor (12 años de edad) por una promoción de grado mal realizada, por negligencia educativa. Pero inicialmente habíamos demandado al colegio y a la Secretaría de Educación Pública (SEP), en una instancia civil, por haber sacado una boleta de cuarto grado mágicamente, como si el niño estaba llegando de otro país, cuando él estaba involucrado en el sistema educativo mexicano desde hacía mucho tiempo. Para presionarlos, yo suspendí los pagos de las colegiaturas, porque sabía que lo que les importaba es el dinero.  Les dije que no iba a pagar un peso más hasta que resolvieran.

¿Cuánto tiempo dejaron de pagar?

No llegó ni a los siete u ocho meses. El colegio estaba tan consciente de lo que estaba pasando, que dejaba al niño entrar a clases. Ellos promocionaron al niño, lo cambian de segundo al tercer grado a mitad de año, sin seguir el procedimiento de la SEP. A nosotros nos engañaron por año y medio. Cuando mi esposa fue a averiguar a la SEP qué estaba pasando es cuando nos enteramos que nunca hubo ningún acto de promoción ante la SEP y que las notas del tercer grado se las ponían en el sistema de segundo, y las notas de cuarto se las estaban poniendo en tercero. Es decir, que ante la SEP, el niño estaba en tercer grado, aunque físicamente estaba en cuarto grado.

¿Por qué el colegio lo promocionó al niño?

La directora que estaba en ese momento nos dijo que el niño era muy inteligente y necesitaba más retos académicos. Entonces nos propusieron ponerlo en un programa para niños con actitudes sobresalientes. Ese proceso toma como un año, implica exámenes sobre madurez y adaptación social. Pero en el colegio cambiaron al niño de salón: en enero lo ponen en el salón de tercer grado. A esta directora la botan del colegio y llega otro director. A la maestra que estaba en tercer grado también la habían echado en diciembre; llegó otra y no sabía que el niño estaba promocionado. Entonces al niño no lo nivelaron académicamente, no sabía de matemáticas, no sabía multiplicar. Entonces me dije: “Si esto está así en matemáticas ¿cómo estará en los demás?”.

Entonces, ¿pasó un tiempo en el que ustedes pensaban que el niño estaba en un grado, pero formalmente, no estaba en ese grado?

Correcto. Cuando nosotros pensamos que él estaba en tercero, las notas se las estaban poniendo en segundo. Cuando nosotros pensamos que él estaba en cuarto, las notas se las estaban poniendo en tercero. Empezamos a buscar otros colegios, mientras él seguía ahí. El niño presentó pruebas de quinto grado en dos colegios privados y no las pasó. Ahí nos preocupamos. Entonces, mi esposa se va a Control Escolar de la SEP del Distrito Federal y ahí se entera de todo. Yo le puntualicé al colegio que quería una solución. Luego recibí un correo de la Dirección de Acreditación Incorporación y Revalidación (pertenece a la SEP) diciéndome que ellos iban a emitir la revalidación de la boleta de cuarto grado del niño. Yo les contesté que si eso no obedecía al proceso de promoción para alumnos con actitudes sobresalientes, que por favor no la emitiera, pues yo no quería una boleta falsa. Me contestaron que no la emitirían. Pero a la otra semana me llega una comunicación del colegio diciéndome que podía pagar lo que debía de colegiatura, pues ya ellos tenían la boleta de cuarto grado lista. Ahí es cuando yo meto al abogado. La demanda era a la SEP por la emisión ilegal de una boleta a petición del colegio, y la demanda al colegio, por la emisión de una boleta sin la autorización de sus padres y sin soportes adecuados a nivel de procesos.

 ¿Cuál fue el resultado de eso?

El juez civil ahí nos dice que en esa instancia no podíamos demandar a la SEP. Entonces decidimos demandar primero solamente al colegio, pero ya no por el tema de la boleta, sino por toda la negligencia en la que incurrieron: todo lo que hicieron con el cambio de las notas, no nivelarlo, no explicar el proceso a los padres, ni pedir la autorización previa a los padres. Eso fue caminando. Pero de la noche a la mañana, el 13 trece de diciembre de 2014, estábamos en el centro comercial Interlomas, comprando los regalos de los niños, y nos agarran ahí, nos llevaron detenidos. No sabíamos quiénes eran ellos, ni a dónde nos estaban llevado.

¿Ustedes vieron alguna orden judicial que indicara su detención en ese momento?

Nada. Sin ministerio público, sin nada. Esto es totalmente bizarro. Ahí nosotros nos sabíamos absolutamente nada: nos maniataron y nos trajeron para acá; eso fue un sábado. El lunes nos llaman a una audiencia. Y ahí fue en donde nos enteramos que nos estaban acusando de fraude. El abogado nos dijo que teníamos todo el aparataje legal del DF en contra, así que nos fuimos por la vía federal de una vez. Metimos dos amparos federales y salieron favorables. Pero al colegio le interesa que sigamos presos, así que el colegio le pidió revisión de esos amparos. Y eso estamos.

¿Durante esos primeros días pudo mantener contacto con su esposa?

Nada. Sólo nos veíamos cuando teníamos audiencia. Así pasamos el 24 de diciembre, el 28 de diciembre, que era el cumpleaños de nuestra hija de cinco años, el 2 de febrero fue el cumpleaños del mayor, el 4 de mayo fue el mío; ahorita, el 3 de septiembre, es el de mi esposa. No entendemos por qué tanta saña en nuestra contra. Algo hay detrás que no sé yo, a lo mejor tocamos un avispero sin querer. Aquí hay muchos casos documentados de tráfico de influencias sobre esta juez, y su esposo, el dueño del colegio, quien es el constructor de muchas obras del DF.

¿Ha sido difícil sobrevivir en una cárcel mexicana?

Esto es sobrevivencia del más alto nivel todo los días. Esta es una cárcel sobrepoblada, llena de violencia, todo lo que no te imaginas pasa aquí, uno tiene que moverse muy bajo perfil, ubicarse en zonas seguras.

¿Cuál ha sido la ayuda que te han dado las autoridades venezolanas en México?

Desde diciembre informaron al embajador del caso. En febrero de 2014 se presentó a una visita que coincidió con una audiencia, nos dijo que volvería, pero no volvió. El viernes pasado, 14 de agosto, fue que recibí la primera visita del cónsul. Me dijo que ya está enterado del caso, que había violaciones por todos lados y que el embajador me mandó a decir que no nos sintiéramos solos, que no estamos solos.

¿Por qué mantuvieron su encarcelamiento en secreto?

Los niños no saben nada de que estamos presos. Para los niños, nosotros estamos trabajando en Cuernavaca, fue lo primero que me pasó por la mente, yo no sabía qué decirles. No queríamos decirles. Nos preocupa mucho la seguridad de los niños y nuestra seguridad, tanto aquí adentro, como allá afuera, cuando salgamos. Estamos hablando de los más altos poderes.

Una vez que salga en libertad, ¿qué piensa hacer: seguir en México o regresar a Venezuela?

No tengo idea. Sé que ya México no será una opción. No puedo arriesgar a mi familia. Esta gente ha actuado con extrema saña, es algo que no entiendo y que, sinceramente, ya no quiero saber. Veré qué opciones hay. Ahorita mi prioridad es lograr salir de aquí.

¿Cómo se sientes, en qué piensa?

Duermo más por cansancio que por otra cosa.  Me despierto, me levanto, salgo, me siento en unas mesitas y estoy con otros compañeros que conocí a aquí, muchos están por situaciones tan injustas como la mía. Ya nos autobautizamos como “el club de los incómodos”, porque somos incómodos para algún poderoso.

¿Piensa que hay algún aprendizaje detrás de esta experiencia?

Primero, abres los ojos y te das cuenta de que vives en una pecera de falsa seguridad. La sensación de seguridad jurídica que tenía es falsa. Segundo, te pones a estudiar y darle seguimiento a tu caso. Te pones a leer el código penal, empiezas a entender todo el sistema y el tráfico de influencias. Aprendes a controlar tus emociones, aprendes a convivir, a negociar, a hablar con personas realmente peligrosas. Es un posgrado, maestría, doctorado. Hay que confiar en la justicia federal y en que Dios saque a flote todas las injusticias. Yo espero que esto acabe pronto. Esta es la peor pesadilla de nuestras vidas.

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2 Comentarios

  1. Aquí hay algo que ellos no dicen. Los venezolanos creen que se pueden comportar igual que en Venezuela en otros países, actuando arbitrariamente, como eso de dejar de pagar ¡OCHO MESES! el colegio. Por eso nos estamos rayando.

  2. Que ignorante eres Elisa Castillo, el tema no es impago del colegio, deberias documentarte bien , el problema radica en el hecho es que el fulano colegio paso a su hijo de un grado a otro sin ningna prueba selectiva o examenes de regualrizacion y los padres lo vieron como incorrecto y reclamaron , pero da la casualidad de que el dueño del colegio es esposo de la misma juez que los mando a detener no te parece una tremenda casualidad , nepotismo o lo mismo que pasa aqui en la violacion de derechos humanos por jueces y fiscales, asi que antes de hablar pendejadas informate bien.

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