La muerte de Hugo Chávez, el 5 de marzo de 2013, marcó un antes y un después en Venezuela.

La instauración de su llamada revolución bolivariana, sostenida sobre una reivindicación de lo social, las intervenciones estatales y su socialismo del Siglo XXI, se traduce 10 años después en un país bajo un autoritarismo heredado y una oposición fragmentada, en lo político; una severa crisis económica que le abrió las puertas a la hiperinflación y una Corte Penal Internacional que investiga la presunta comisión de delitos de lesa humanidad cometidos por el gobierno de Nicolás Maduro.

La emergencia humanitaria compleja, la migración de más de siete millones de venezolanos y venezolanas, la dolarización de la economía y el desmontaje de muchos de los controles impuestos durante la administración de Chávez son parte de la definición de estos dos lustros.

Pero Nicolás Maduro ha mantenido líneas estratégicas como la unión cívico-militar, que han convertido a Venezuela en una sociedad pretoriana, en palabras del doctor en Historia y profesor Luis Alberto Buttó, quien señala que la alta participación política de los militares ha deteriorado el sistema y los valores democráticos que la democracia liberal-representativa construyó durante 40 años.

Los profesores Ángel Álvarez, doctor en ciencias políticas; Margarita López Maya, doctora en ciencias sociales; Rocío San Miguel, abogada y presidenta de la ONG Control Ciudadano; Luis Bárcenas, economista; Héctor Navarro, exministro de Educación y Energía Eléctrica de Chávez, y Gabriela Ramírez, Defensora del Pueblo en 2007 y 2014, analizan qué pasó en el país cuando se cumple una década del fallecimiento del expresidente.

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