Buenos Aires. Es la primera vez que la Argentina va a un balotaje. En cualquier lugar del mundo a un evento de esa naturaleza se le denominaría como una “fiesta democrática”, pero el miedo se respira entre los votantes: “Mauricio Macri es sinónimo de ajuste”, acusan sus detractores, mientras que Daniel Scioli “es un Nicolás Maduro en potencia”, ventilan desde la oposición.

Justos esos son los nombres de los dos candidatos que se enfrentan en las urnas electorales este domingo, 22 de noviembre. Durante los comicios del 25 de octubre, el candidato del Frente Para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, resultó vencedor con 37,08% de los votos. Su candidatura era la única que recibía el beneplácito de Cristina Fernández de Kirchner, quien junto a su fallecido esposo, Nestor Kirchner, moldeó el poder en la Argentina durante 12 años. En la acera de enfrente se yergue Mauricio Macri con 34,15%, candidato por Propuesta Republicana (PRO), un empresario opositor con un rostro conocido en la ciudad de Buenos Aires, desde donde ha trabajado como Jefe de Gobierno en los últimos ocho años.

Si bien los resultados favorecieron a Scioli por casi tres puntos, hay un factor prácticamente invisible: quien quedó tercero en las elecciones con 21,39% fue Sergio Massa, un político joven que supo redirigir la disconformidad hacia el Gobierno hacia una fuerza emergente. Lo lógico y lo que también dicen las encuestas es que Macri es quien tiene más posibilidades de llegar a la Casa Rosada.

Números distintos, pero todas coinciden. Management & Fit da 51,8% de la intención de voto a Macri y 46,3% a Scioli, mientras que la consultora González -Valladeres concede al opositor 56,1% frente al 43,6% del Gobernador de la Provincia, cuya arma principal empuñada durante la campaña ha sido denunciar “los peligros” que representaría una eventual victoria del opositor en Argentina.

Durante el último mes, Scioli ha denunciado que Macri ha hecho “un pacto con el diablo” y que “el país se encuentra ante la amenaza y el engaño de la palabra cambio”, pues se considera que el opositor, de llegar al poder, devaluaría la moneda, haría despidos masivos de funcionarios públicos y recortaría los subsidios económicos que ha propiciado el kirchnerismo.

Si bien desde la oposición se han desmentido las acusaciones, ha mellado en la opinión pública. En las calles suele escucharse a personas que hablan de “irse del país” si Macri llega a ser electo o de que la inflación alcanzará niveles superiores a los actuales -25% aproximadamente-, dado que se tiende a relacionar al candidato con medidas neoliberales por su naturaleza empresarial.

En el espejo

Los ataques, sin embargo, se han sembrado de lado y lado. Quien no quiere votar a Daniel Scioli, más que por una vinculación con el kirchnerismo, lo hace por un nexo con el presidente Nicolás Maduro, pues si bien el candidato jamás se fotografió con ninguno de los líderes del chavismo, hay un miedo implícito a que vaya a establecer un Gobierno similar.

Ciertamente, entre los dos, el más cercano a Venezuela es Scioli. Durante el debate celebrado el pasado 15 de noviembre, Macri manifestó que de llegar a la Casa Rosada, pedirá sanciones contra Venezuela ante el Mercado Común del Sur (Mercosur) y solicitará activar la “clausula democrática” para que el país se retire del organismo.

En ese momento, Scioli evitó hacer comentarios o responder, pero en una entrevista previa, el actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires contestó “no voy a opinar de esas cuestiones… Ya bastante tengo como gobernador y candidato a Presidente”, lo cual desató las críticas de la oposición que lo acusó de ser “un Nicolás Maduro en potencia. Le falta hablar con canarios”.

Una diputada del PRO, Laura Alonso, manifestó que las declaraciones de Scioli confirmaban su poco compromiso con la libertad o los derechos humanos. “Su cinismo asusta porque demuestra que si fuera presidente se comportaría igual que Maduro, echando mano a algún fiscal dócil y a un juez adicto para encarcelar opositores argentinos”.

De lado y lado se juegan todo. Hay quien dice que Cristina Fernández de Kirchner prefiere que gane la oposición, pues de ese modo toman todas las medidas difíciles y fuerza su regreso al poder dentro de cuatro años. Sin embargo, todos los personajes miden con precisión su jugada y se preparan para el próximo gobierno, que tendrá un estilo diferente al visto en los últimos años y que podría marcar una nueva tendencia en América Latina. (https://artisantalent.com/)

Foto: EFE

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