XAH13. Dubai (United Arab Emirates), 08/05/2012.- (FILE) - Saudi journalist and former editor-in-chief of the Saudi newspaper Al-Watan Jamal Khashoggi attends the the opening ceremony of 11th edition of Arab Media Forum 2012 in Dubai, United Arab Emirates, 08 May 2012 (issued 19 October 2018). According to reports, Saudi state television on 19 October says that missing journliast Jamal Khashoggi died in the Saudi consulate in Istanbul, Turkey following a fight. Khashoggi disappeared after visiting the Saudi consulate in Istanbul on 02 October 2018 to complete routine paperwork. (Arabia Saudita, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Estanbul) EFE/EPA/ALI HAIDER *** Local Caption *** 54673034

Amable, generoso y al mismo tiempo un periodista cada vez más influyente e incómodo para Arabia Saudí en Washington, es como amigos y conocidos en la capital de EE.UU. describen a Jamal Khashoggi, el reportero que fue asesinado dentreo del consulado saudí el pasado 2 de octubre en Estambul, según confirmó el reino árabe este viernes 19 de octubre.

No era simplemente un periodista, era una leyenda; en Occidente, en el contexto estadounidense era como el Thomas Friedman o el Fareed Zakaria de Arabia Saudí”, afirma a Efe uno de sus amigos, el analista Sigurd Neubauer, en alusión a dos columnistas famosos.

El reportero saudí fue visto por última vez el pasado 2 de octubre, entrando al consulado de su país en Estambul, donde, fue asesinado. La versión oficial de Arabia Saudí asegura que Khashoggi sostuvo un enfrentamiento dentro de la sede diplomática, para justificar el crimen.

Neubauer conoció a Khashoggi en 2015 durante una charla que el saudí dio en un “think tank” (centro de pensamiento) en Washington, y dos años más tarde volvieron a encontrarse y desarrollaron una amistad, después de que el periodista decidiera exiliarse en EE.UU.

Otros de sus amigos, Mike Franc, director de programas en el Distrito de Columbia de la Institución Hoover, explica a Efe que Khashoggi decidió mudarse en 2017 dejando atrás a su familia porque no tuvo opción.

“El Gobierno saudí cerró su (cuenta de) Twitter y le arrebató su capacidad de publicar columnas”, dice Franc, con lo que Khashoggi se vio entre la espada y la pared, “o renunciaba a tener voz (dentro de Arabia Saudí) o buscaba un sitio donde podía llegar a gente que quería escucharle”.

Sin embargo, para este amigo, “la ironía es que si Jamal y MBS (iniciales del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman), hubieran tenido una conversación sobre política, probablemente hubieran estado bastante de acuerdo, Jamal posiblemente estaba más preocupado sobre las formas autoritarias de MBS”.

En ese sentido, Neubauer incide en que lo máximo que Khashoggi llegó a criticar de Bin Salman fue su círculo más próximo. “Sentía que muchos asesores de MBS no tenían una experiencia significativa”.

“Una de las cosas que solía decir es que ‘se trataba de un grupo de personas que no puede dirigir ni un club de deportes ¿Cómo van a dirigir un país?’ Esa era su crítica”, zanja Neubauer.

Una referencia

Una vez asentado en Washington, Khashoggi se convirtió en referencia para todo aquel que quisiera entender la realidad del golfo Pérsico, y tejió una amplia red de amistades.

Franc lo recuerda participando en compromisos sociales, celebrando el día de Acción de Gracias o yendo a locales a escuchar música.

El experto del Instituto Baker para la Política Pública de la Universidad Rice, Kristian Coates Ulrichsen, lo rememora como “una de las personas más agudas” que ha conocido.

“Se adaptó a la vida en Washington en el sentido de que siempre se le demandaba por su conocimiento y experiencia”, apunta Ulrichsen, quien, no obstante, señala que el saudí echaba de menos su país, sabedor de que era casi imposible regresar.

A su juicio, el periodista pudo ser asesinado tan pronto como entró en el consulado saudí.

“Es difícil imaginar quién en Arabia Saudí pensó que podría escapar con un acto así -reflexiona Ulrichsen-. El señor Khashoggi era el crítico al régimen saudí con mayor perfil y con más conexiones”.

Además, estaba “justo en el corazón de una ciudad donde los saudíes han tratado, bajo la Presidencia de (Donald) Trump, de influir por encima de otros. Todo esto lo convirtió en un crítico poderoso que las autoridades puede que hayan querido silenciar”, reflexiona.

Pese a su perfil, Khashoggi, que era colaborador del diario The Washington Post, nunca imaginó que le fuera a ocurrir algo más allá de ser arrestado si volvía al reino.

Franc evoca un debate en el canal catarí Al Yazira, en el que el periodista participó junto a un experto de un laboratorio de ideas saudí sobre si Bin Salman era un reformista o no.

De allí que se convirtió en un periodista incómodo para Bin Salman, quien se vendió a Occidente como una personas más abierta y reformadora.

En un momento, “el entrevistador le dice a Jamal ‘¿Temes ser arrestado?’ Y él respondió ‘sí’, entonces el entrevistador se dirige al otro y le pregunta ‘¿Crees que Jamal debe ser arrestado?’ a lo que la respuesta fue ‘no, no’, pero luego añadió ‘a veces pueden cometerse errores’. Es espeluznante”, lamenta Franc.

Con información y foto de EFE

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