Libres de cola amanecieron los supermercados de la capital. El 1S la gente no se enfiló en las aceras, sino en las calles. Los comercios tampoco despacharon los productos regulados de siempre; algunos bajo la excusa de que los camiones no pudieron llegar a Caracas para despachar la comida. Sin las colas que se acostumbran a ver para comprar harina o jabón, los terminales 6 y 7 perdieron el día.

De ocho supermercados visitados por Efecto Cocuyo en tres municipios distintos el día de la Toma de Caracas, solo uno despachó productos regulados: El Abastos Bicentenario de Plaza Venezuela.

Solo las harinas de trigo y de maíz estuvieron disponibles en el comercio a primera hora de la mañana. De la marca Casa, perteneciente a los productores gubernamentales, “se despacharon rápido y había poquitas unidades”, según dijo un trabajador.

La cola se formó antes de que las convocatorias empezaran a tomar sus respectivos caminos; sin embargo, ya para la 1:00 pm, el estacionamiento del Bicentenario se había transformado en el refugio de los camiones de la Guardia Nacional Bolivariana. 

“Hoy no hemos despachado productos regulados porque el camión no vino”, confirmó un vigilante del Excelsior Gama de Santa Eduvigis a Efecto Cocuyo. Explicó que transportar comida podría representar un riesgo muy grande para los transportistas en una fecha tan acontecida.

Sin colas ni bachaqueros, solo algunos manifestantes estaban adentro para comprar Gatorade o agua. Nadie llevaba los productos más buscados en una bolsa ni ninguna cola se extendía a las avenidas.

Por su parte, las cajeras del Central Madeirense de Chacaíto, usualmente atiborradas de trabajo de lunes a domingo, se echaron a descansar en el pasillo fuera del supermercado. La falta de clientes se convirtió en un receso que duró hasta el final del día: un respiro a la verificación de terminales de cédula y al registro de números de cuentas.

El automercado Luz, que se encuentra en plena avenida Francisco de Miranda a la altura de Chacao, permaneció con la santamaría a la mitad todo el día. Dos hombres custodiaban la puerta, pero no ya para verificar un número de la cola. Los vigilantes del sitio negaron que se hubiese despachado algún regulado.

El Plansuarez de La Urbina, acostumbrado a tener grandes volúmenes de gente en sus aceras, estuvo vacío el 1 de septiembre. Lo mismo pasó en el Luvebras de La Castellana. “No llegó nada, el camión no vino hoy”, contó un trabajador del lugar. A diferencia de los otros días de la semana, este jueves la gente no tomó los supermercados, sino las calles de la ciudad.

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