Fiebre, dolor de cabeza, erupción en la piel y molestias en los ojos son algunos de los síntomas que caracterizan al virus Zika, transmitido a través de la picadura del mosquito Aedes. Tras presentar casos de dengue y de chikungunya el año pasado, el nuevo virus también tocó las puertas de la Fundación Asilo Providencia, un ancianato en la avenida San Martín, donde ya cuatro abuelitos padecen de comezón y salpullido. 

A pesar de que los casos arrancaron a principios de año, los abuelos ya se encuentran mejor, asegura la hermana Antonia Ramírez, quien también es enfermera y atiende a las personas mayores. “Les aplico cremas que los ayudan a aliviar la comezón, pero ya se nos están acabando. Es necesario conseguir más”, dijo la señora.

En un principio, cuenta Ramírez, se pensó que los abuelos tenían escabiosis debido a los síntomas. Sin embargo, tras la visita del doctor que asiste regularmente al asilo, se determinó que habían sido picados por el mosquito. “Como están muy juntos, es más fácil que el mosquito pique a más. Uno incluso tiene 90 años”, contó Ramírez, una de las seis hermanas que atienden a los 60 abuelos que viven en el recinto.

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Aunque ya se encuentran mejor de salud, Ramírez recuerda que en el pasado las enfermedades por picadura de mosquito han traído complicaciones en las personas mayores. “El año pasado, dos abuelos que sufrían de diabetes fallecieron debido a complicaciones tras la chikungunya. Los trasladamos al Hospital Militar porque se pusieron muy mal, pero no regresaron”, expresó Ramírez.

La situación con el virus zika no afecta únicamente a quienes hacen vida en el Asilo la Providencia. Ramírez asegura que en otros ancianatos la situación es la misma: “El otro día me llamaron de Los Chorros para preguntarme cómo estábamos haciendo con los abuelos para aliviarles los síntomas. Hasta desde El Tocuyo me han llamado, imagínate“.

Conseguir los medicamentos también se vuelve una odisea para las seis hermanas, ya que la mayoría de los abuelos no tienen familia o ingresaron por su cuenta. Sin embargo, la gente de la comunidad y de otras partes de la ciudad y fundaciones realizan donativos constantemente. Incluso personas de la zona se acercan al recinto para preguntar si tienen la existencia de una medicina para un familiar debido a la escasez de medicina.

“A veces nos traen bultos de papa o nos dicen que tienen comida para donar. Antes había gente que nos traía bultos de arroz y de pasta pero ¿Cómo hacen si eso ya no se consigue? Ahora nos dicen que tienen el dinero pero no hay nada para comprar“, contó la hermana.

Aparte del Calaminol en gel y en loción, que es el remedio que aplican a los abuelos para aliviarles la comezón, la hermana Ramírez cuenta que entre los más buscados del ancianato están los hipertensivos. “Casi todos aquí padecen de la tensión. Hay remedios como el Losartan, el Benicar y el Hyzaar que cuesta mucho encontrar. Otros, como el Adalat Oros, están desaparecidos”, dijo. También ibuprofenos y jarabes para la tos siempre hacen falta.

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Frente a la escasez de las medicinas indicadas, como el Paracetamol o Acetaminofen, los afectados se han visto en la necesidad de buscar soluciones naturales.

Para colaborar con la Fundación Asilo Providencia, contacte a las hermanas a través del (0212) 462-6759 o del (0416) 706-7471.

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