El feliz regreso a clases quedó en el pasado, incluso para los universitarios. El principio del trimestre se ha visto marcado por problemas presupuestarios en la Universidad Simón Bolívar. Los altos costos de los servicios de Internet, transporte y comida han obligado a la casa de estudios a recortar los gastos. Las consecuencias son menor acceso a la red, menor calidad en los platos estudiantiles y mayor riesgo en las paradas de autobuses.
En 65% redujo la universidad, ubicada en el Valle de Sartenejas, su acceso a Internet. De 230 megabytes por segundo, el recinto estudiantil pasará a tener una conexión de 80 mb/s a partir del próximo 1 de octubre. El incremento del costo del proveedor del servicio es la razón detrás del recorte, que afectará tanto a la parte administrativa como a los estudiantes.
El proveedor privado, que ofrecía un servicio de 150 mb/s, tuvo que aumentar las tarifas de los planes. De cálculo a dólar preferencial pasó a la tasa Dicom. “En julio, la factura llegó en 3 millones de bolívares. En agosto subió a 17 millones de bolívares y en septiembre llegó en 20 millones”, dijo Nicola Baglivi, director del departamento de Servicios Telemáticos de la USB.
De acuerdo con Baglivi, la conexión mínima para proveer Internet al centro de estudios es de 160 mb/s. Este cálculo prevé restricciones en la conexión a sitios web de carácter académico. No obstante, para hacer frente a la reducción de la conectividad, el director de Servicios Telemáticos aseguró que deberán implementarse políticas en horarios de oficina para no colapsar la red.
“Esto no solo va a afectar a la comunidad estudiantil, sino también a los profesores que hacen sus investigaciones”, alertó Nathalie Vivas, secretaria de servicios de la Federación de Centros de Estudiantes de la USB. “Los computistas y los matemáticos usan este servicio. También en los laboratorios se necesita para materias como Programación”, añadió.
Otro de los problemas que tendrán que afrontar los estudiantes este trimestre es el del transporte. Al igual que la conectividad a Internet, las paradas y las unidades se redujeron. Actualmente hay cuatro puntos en funcionamiento: Coche, Baruta, La Rinconada y La Paz. Las rutas interurbanas quedaron suspendidas temporalmente, como las de Guarenas-Guatire o La Guaira.
“Entre 30% y 40% de los estudiantes son residenciados”, aseguró Vivas, “los fines de semana se iban a sus casas y regresaban el lunes porque tomaban, por ejemplo, el autobús que venía de Maracay. Ahora no lo pueden hacer porque un pasaje hasta allá sale muy costoso”.
Para hacer frente a esta problemática, se habilitó una parada cercana a La Rinconada, a manera de facilitar el transporte a quienes viven fuera del Área Metropolitana de Caracas.
Sin embargo, la inseguridad no se queda por fuera entre los problemas que aquejan a la Simón. Los estudiantes han reportado robos a unidades y han denunciado tiroteos en zonas como Coche. Actualmente se está evaluando ubicar las paradas en puntos cercanos a destacamentos o comisarías.
El problema de la comida ha estado presente en los últimos años en los comedores universitarios. Para la USB no ha sido la excepción, pues la situación ya era irregular incluso durante el período de verano. El inicio del trimestre no mejoró.
“Empezamos clases sin comedores“, contó Vivas, quien aseguró que el Gobierno pagó una deuda de 58 millones de bolívares correspondiente a finales de julio, pero que aún adeuda unos 94 millones. De tener sopa, seco jugo y postre, ahora los estudiantes difícilmente tienen seco y ensalada, con una baja considerable en las calorías recomendadas para sus dietas.
“Las personas residenciadas hacen el desayuno, almuerzo y cena en la universidad”, denunció Vivas, quien aseguró que las concesionarias no han podido conseguir la variedad de comida requerida. “Ellos, sobre todo, no se están alimentando bien”.