Juan Carlos Calzadilla no está vestido de negro. Lleva su luto con una franela de la selección de fútbol de Venezuela. Cerca de las 9:00 de la noche del pasado martes 21 de julio su hijo, Juan Carlos Calzadilla Soto (20), fue asesinado en la tercera vuelta de El Atlántico en Artigas, callejón Barquisimeto, junto a uno de sus primos, de 17 años, y dos hombres más…“La masacre de Artigas”, repite en la morgue de Bello Monte, al tiempo que habla sobre cómo la inseguridad tiene el terreno ganado en el país de la Vinotinto.

El mayor de los tres hijos de Calzadilla había terminado de cenar y estaba viendo televisión, cuando recibió la llamada de uno de sus amigos para que saliera de su casa a hacer ejercicio. “Mi hijo salió en cholas y en bermudas. Estaban dos de sus primos y tres amigos. De repente comenzó la locura. Dicen que llegaron cuatro hombres en una camioneta y les dispararon sin decir nada (…) se escuchó plomo y gritos. A mi hijo no le dio tiempo de correr, le dispararon en la cara, en los brazos, en todos lados. Los otros corrieron, pero les disparaban por la espalda y cuando caían los remataban”.

Docmael Alexander Dudamel Ortiz (37), Charlys Oswarne Febres Figueredo (29), Juan Carlos Calzadilla Soto (20) y un joven de 17 años fueron acribillados en el callejón Barquisimeto del sector. Dos hombres más que estaban con ellos, lograron escapar y resultaron heridos.

Calzadilla recibió la llamada de su esposa y salió de El 23 de enero –donde vive- al sitio. “Encontré a dos muchachos tirados en el sitio, uno en las escaleras y otro en la calle. Ninguno de los dos era mi hijo, me desesperé y me dijeron que lo habían llevado al Hospital Militar, pero llegó muerto. No había nada que hacer”.

La próxima semana viajaría a Oriente para celebrar la graduación de su hermana, “pero las cosas cambian inesperadamente”, dice mientras fuma un cigarro y mira al vacío. Sus ojos están rojos y llorosos.

“Mija, a mi muchacho lo que le gustaba era beber caña. Yo lo vi hace una semana porque él vivía era con su mamá y mi Lito, como yo le decía, me dijo que no bebería este fin y no lo hizo. Él se portaba bien, tenía dos años trabajando en una pizzería en la avenida Baralt. Acababa de llegar del trabajo. Ahora, ¿por qué ensañarse con esos muchachos inocentes?, solo Dios lo sabe. Pero lo que aquí se hace, aquí se paga”, relata.

Docmael también fue bautizado con el mismo nombre de su padre, que es presidente de la línea de transporte de la Cota 905. Él también era chofer de camioneticas en esta línea desde el 2009. Hasta las 8:00 de la noche estuvo con su padre arreglando los vehículos y cada uno partió a sus casas. El mayor de los Docmael iba hacia Los Valles del Tuy y el menor a Artigas. “Me llamó su mamá, que vivía con él, y me devolví. Lo encontré tirado en el suelo…Esa zona es muy peligrosa. Yo le había dicho que se mudara de ahí y que sacara a su hija –de 15 años-. Ahí no entraba la policía, como en ese invento de las zonas de paz, donde el gobierno lo que ha hecho es armar más a los malandros”.

“Vamos a buscar a mi papá al hospital que ya debe estar bien”, le dijo el niño de siete años, hijo de Charlys Febres, a uno de sus familiares que recuerda la escena recostado en un muro de piedra a las afueras de la morgue de Bello Monte. Se disculpa porque su voz se tranca y no puede seguir hablando. Tras unos segundos se seca las lágrimas y cuenta que al niño se le tuvo que decir: “No, tu papá ya no estará con nosotros. Se fue al cielo”.

Febres trabajaba en el departamento de mantenimiento del cableado en Corpoelec desde hace seis años. Vivía en Artigas con su esposa y su hijo. Fue uno de los que intentó escapar del ataque. Corrió, pero la bala lo alcanzó en la espalda. Cayó a dos casas de la suya y le dieron tres disparos más en la cabeza. Allí lo recogió su hermano, quien como pudo lo trasladó al Hospital Militar en vano. Estaba muerto.

“Había hablado con la familia para decirnos que ya había comprado el atún para hacer un ceviche en el viaje que íbamos a hacer en agosto. Ya teníamos cuadrada la posada y todo”, cuenta el familiar.

El fiscal 69° del Área Metropolitana de Caracas, Lino Hidalgo, fue designado por el Ministerio Público para investigar los asesinatos.

No es la primera vez

En noviembre de 2013 se registró otra masacre en la tercera vuelta de El Atlántico. De acuerdo a información reseñada en medios nacionales, Oswaldo Ramón Martínez Villegas (48), Saúl Eduardo Chaparro Sánchez (28), y Jorge Luís Barreto Moreno (20), fueron sacados de una fiesta por un grupo armado que los acribilló.

Los asesinatos causaron protestas en el sector. Habitantes señalaron que los cuerpos de seguridad no patrullaban la zona y que la inseguridad estaba desbordada.

Vanessa Arenas / @VanessaVenezia

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