Una secuencia de fotos del reportero Miguel Gutiérrez, de la agencia EFE, muestra cómo el joven David José Vallenilla es herido por un efectivo en las inmediaciones de la base militar de La Carlota, situada al este de Caracas.
Vallenilla murió por heridas de perdigones en el corazón, según reporte extraoficial.
El gobierno venezolano atribuyó el fatal desenlace al asedio a la instalación militar, por parte de manifestantes.






No podemos seguir lamentándonos de muertes de jóvenes. No se puede seguir cambiándoles la vida por un título de «héroes». No se puede seguir incitándolos a acciones inútiles, valiéndose de su fervor de jóvenes. Yo me pregunto cuál era la idea de estar lanzando bombas molotov hacia una base militar. ¿Tomar el Cuartel?. Los dirigentes que auspician estos actos, o que les dan rienda suelta, o que les son permisivos, deberían hacer un llamado para continuar en la calle pero sin estos enfrentamientos absurdos. La calle rinde frutos. Ha rendido frutos en Francia, en Brasil, y otros países, pero de manera constante y pacífica. Los dirigentes deben estar más cerca de esas promociones de protesta y no permitir estas acciones absurdas de enfrentamientos estériles donde los que exponen sus vidas son los más jóvenes, los más inocentes, y que es algo que no les sirve ni a ellos ni a sus familias; solamente les sirve a esos dirigentes para volver a declarar en flux, y con aire acondicionado, que «van tantos jóvenes que ha matado el régimen».