Aún quedan restos de las barricadas construidas el día jueves, 20 de julio, en el sector Horizonte a propósito del llamado a paro cívico convocado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Las enormes vallas publicitarias, que servían de escudos a los manifestantes ya no están. Sin embargo, en el asfalto permanecen los grafitis con consignas y figuras humanas; escombros, ramas, pancartas, basura y cenizas.

A diferencia del día anterior, los comercios están abiertos, hay mucho tránsito vehícular, algunos funcionarios de Policía del Municipio Sucre (Polisucre) conversan tranquilos cerca de un quiosco, y una camioneta del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) está estacionada frente a los edificios.

Ya los vecinos no están protestando. En cambio, comparten las anécdotas del día anterior en la entrada de sus respectivos edificios. Ninguno quiso dar su nombre al ser entrevistados por Efecto Cocuyo, fueron recelosos para dar información. Jóvenes y abuelos temen represalias por igual.

“Mira, una lacrimógena pegó ahí”, dijo una señora señalando la parte superior de la entrada del edificio. Quienes conversaban con ella explicaron que durante el paro cívico, bajaron junto a otros vecinos a la planta baja a ver qué estaba pasando y para acompañar a los manifestantes. Más tarde, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) empezó a disparar contra los edificios.

Comentaron que en el edificio viven muchos niños y ancianos. Todos tuvieron que aguantar los gases lacrimógenos y protegerse de las detonaciones. Quienes permanecían en sus apartamentos, continuó un señor, al ver la actuación de los cuerpos de seguridad del Estado, gritaban insultos y tocaban cacerolas. “¿Cuál es la paz que busca el Gobierno si nos echan tiros y bombas?”, concluyó.

Unos muchachos cuentan que a una señora casi le pega una bomba lacrimógena a quemarropa. Uno de ellos destacó que la última vez que la PNB arremetió contra los manifestantes, quitaron una bandera que estaba en una de las barricadas y la arrastraron por el suelo. A las 8:30 de la noche se resguardaron: empezaron los disparos.

Una vecina de otro de los edificios cercanos, detalló lo que sucedió durante el paro cívico. Indicó que los muchachos estuvieron desde la mañana y que en varias ocasiones la GNB pasaba y lanzaba perdigones, logrando que los protestantes se dispersaran. En horas de la noche, se fue la luz de la calle y los jóvenes de la resistencia le echaron aceite a la calle.

Algunas personas, en contraste con los testimonios anteriores, ni se enteraron de lo que pasó ayer en el sector. “No, yo ayer me acosté a ver televisión. Ahorita es que bajo y veo la trifulca”, admitió un abuelo saliendo de su residencia. Otros adultos mayores estuvieron en el frente de batalla.

Uno de ellos aseguró que desde temprano trancó la vía junto a otros vecinos. Construyeron por lo menos 5 barricadas y durante el paro la calle permaneció llena de personas. Las enormes vallas publicitarias le sirvieron de escudo ante el ataque de la PNB. “Cuando nos atacaban por acá, nos protegíamos con ese escudo; cuando nos atacaban por allá, nos íbamos para el otro lado”, afirmó.

Los vecinos gritaban, les lanzaban piedras, lo que tenían a la mano. Hubo heridos: uno en la cabeza, otro en el costado y otro más en la mano. Afortunadamente, los muchachos de la Cruz Verde, junto con otros residentes de la zona, enfermeros y médicos, auxiliaron a los lesionados.

Comentó que los colectivos bajaron por la calle Chacao y atacaron a los manifestantes. Aproximadamente a las 9 de la noche, inició el enfrentamiento entre los colectivos y los funcionarios de Polisucre, en el que dos de ellos resultaron heridos.

Casi a las 10 de la mañana del dia viernes, ya pasada la refriega, la policía y algunas personas retiraron los restos más importantes de las barricadas. Los escudos ya no estaban. Sin embargo, los vecinos no olvidan. “Esto es como una final de fútbol: o son ellos o somos nosotros”, concluyó el abuelo.

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