Caracas no escapa de la crisis. Desde hace más de dos semanas la capital venezolana amanece con largas filas de personas en sus vehículos que pasan hasta cuatro días a la espera de ser surtidos de gasolina, y en plena fase exponencial de la pandemia de coronavirus.
Las fallas en el suministro del combustible que han golpeado durante varios meses al interior del país se repiten en la capital venezolana, donde los caraqueños deben madrugar en vano para poder equipar sus automóviles.
Usuarios del canal informativo #CocuyoWhatsApp expresaron este miércoles 9 de septiembre su descontento y preocupación ante la escasez de gasolina. Algunos están cansados de hacer colas y otros no pierden la esperanza de abastecer su vehículo.
Varias días esperando
Andrea y su familia han hecho la cola para abastecer sus vehículos durante cuatro días seguidos. Desde el domingo y hasta este miércoles la respuesta de los trabajadores de la estación de servicio en San Bernardino ha sido que “la gasolina se acabó” o “la gandola no va a llegar”.
“En la primera cola que hizo mi mamá, el día domingo, un funcionario de la GNB le dijo en su cara que sí había gasolina, pero que cerraban la bomba porque hasta esa hora despachaban el combustible (5:00 p.m.). A pesar de que mí mamá le insistió porque estuvo desde las 6:00 de la mañana en la cola, el funcionario le dijo que si mi mamá le traía comida a todos los funcionarios de la bomba podían arreglarse”, destacó la joven.
En este momento la familia de la joven necesita el combustible para movilizarse a sus trabajos. En el caso de Andrea, lo “poquitico” que le queda en el tanque de su vehículo no sabe si le alcance para salir a cumplir sus labores. A pesar de que cuenta con los carros de sus tíos, quienes se encuentran fuera del país, no han tenido suerte para surtir los vehículos.
Largas colas desesperan a los conductores
Cindy y Jorge salieron desde Catia, en la parroquia Sucre, hasta la bomba de La Castellana, en la avenida Francisco de Miranda con el fin de abastecer su vehículo. Duraron dos horas buscando dónde culminaba la cola para empezar a hacerla; sin embargo, al llegar al punto final, en la plaza de La Castellana, solo duraron 30 minutos porque la cola no se movía.
“Tengo poco menos de medio tanque, pero no creo que soporte tantas horas de cola, al menos que en verdad la necesite por emergencia, de resto no salgo de mi casa”, dijo la joven de 22 años de edad.
Cindy comentó que prefiere comprar la gasolina “revendida” para evitar las largas colas que reaparecen en la capital. Destacó que en Catia, a la altura de Los Flores, las colas eran kilométricas y llegaban “casi al túnel del 23 de Enero”.
Para Héctor Mendoza, ha sido una travesía “horrible” buscar gasolina durante las últimas dos semanas. En su caso ha tenido que comprar combustible a amigos o vecinos para poder salir de apuros, sin embargo, las veces que le ha tocado hacer largas colas no ha corrido con suerte de surtir al momento.
“Mas de cinco veces me ha pasado que hago la cola y no logro surtir porque se acaba la gasolina o cierran la bomba. Normalmente hago una ruta por las bombas que están en el centro, San Bernardino, Parque Caracas, La Candelaria, por la misma cuestión de no tener gasolina suficiente para irme al este de la ciudad o a una gasolinera premium”, señaló.
El pasado jueves 3 de septiembre llegó a la estación de servicios de la avenida Victoria a las 5:00 a.m. Su intención era ser uno de los primeros porque el despacho en esa bomba es por orden de llegada; pudo surtir al día siguiente aproximadamente a las 10:00 de la mañana luego de pasar toda la noche en vela para reponer su tanque.
Otro de los usuarios que no escapa de esta realidad es Abraham Cubillán, un joven de 22 años de edad, que le ha tocado recorrer las bombas desde San Bernardino, en el municipio Libertador hasta Petare, en el municipio Sucre con la intención de buscar un turno en alguna bomba de Caracas para abastecer su vehículo.
El miércoles pasado no tuvo suerte, a pesar de llegar a las 6:00 a.m. a la estación de servicio de San Bernardino, cerca de Crema Paraíso. A mitad de mañana el combustible se acabó y quedó con 40 vehículos por delante sin poder llenar su tanque.
Luego de varios días de espera se arriesgó y decidió hacer nuevamente una cola. El lunes 7 de septiembre llegó a las 5:00 a.m. a la estación de servicio de Petare, ubicada en la avenida Francisco de Miranda, ahí duró más de seis horas pero logró equipar su carro.
“El lunes pude echar gasolina en una bomba de Petare, llegué a las 5:00 de la mañana y salí aproximadamente a las 12:00 del mediodía. En esa bomba pagué en bolívares, puse mi huella y me regresé a mi casa nuevamente”, comentó el joven.
El personal de salud también se ve afectado
Otro usuario, quien prefirió resguardar su identidad, dijo a Efecto Cocuyo que le ha tocado pasar hasta nueve horas en filas de bombas subsidiadas y dos horas en bombas donde el pago es en divisas. Agregó que para no hacer colas kilométricas, los colectivos que controlan las estaciones de servicios donde normalmente acude le piden una comisión de hasta $5 para poder pasar “más rápido”.
“La situación de las bombas es desesperante. Mi padre y yo somos parte del personal de salud, pero hemos sido maltratados por los funcionarios y colectivos que controlan las colas y las estaciones de servicio. Nos han negado el combustible, pero a ellos que controlan las colas y lucen sus uniformes verdes si los dejan pasar rápido y sin hacer la cola”, señaló.
El personal sanitario es uno de los sectores más afectados de esta crisis. Esta familia no escapa de la realidad, por lo que han optado en comprar gasolina “revendida” para poder trasladarse al estado Vargas donde trabajan.
Luego de seis meses de cuarentena, la crisis de gasolina se continúa agravando en la capital y en el resto del país.
Foto @FMCENTER