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“¡Santi, Santiago vente para acá!”, llamaba Meily Anato a su hijo de cinco años mientras este lunes, 25 de febrero, avanzaba la fila para entrar a la casa de paso Divina Providencia, ubicada en el Barrio La Parada, en el municipio Villa del Rosario del departamento colombiano Norte de Santander.

En el lugar ofrecen diariamente comida gratuita a unos 4 mil venezolanos, 70% de los cuales “van y vienen” entre Venezuela y Colombia, informó el coordinador de la casa Jean Carlos Andrade. Sin embargo advirtió que este lunes, a pesar de que permanece cerrado el paso formal por la frontera entre ambos países, no bajó mucho el número de comensales.

Anato, oriunda de Barquisimeto (estado Lara), contó que cuando se vino por primera vez a Colombia y llegó a La Parada, comía todos los días en ese comedor. Hace tres meses, desde que se trajo a Santiago, las visitas son más esporádicas.

Relató que recién en enero él comenzó a ir a la escuela y entró a transición III (equivalente a tercer nivel de preescolar en Venezuela), esto luego de realizar varios talleres que ofreció el Consejo Noruego para Refugiados (NRC por sus siglas en inglés), desde donde la apoyaron para conseguirle al niño un cupo en el Megacolegio La Frontera, en Villa del Rosario.

Su salón lo comparte con varios niños que viven en el estado Táchira y que cruzan la frontera con Colombia para ir a clases. Este lunes de 30 niños, solo asistieron siete. “Le ha costado adaptarse. Me dice que no quiere estar aquí, que cuando nos vamos”, explicó la madre. “Se aburre porque acá no tenemos televisor ni Internet. Yo traje una (computadora) Canaimita pero la tuve que vender”, agregó.

Meily, de 40 años de edad, tiene un puesto donde vende  refrescos y minutos en llamadas telefónicas en La Parada, en los alrededores del puente Internacional Simón Bolívar. Seguido debe llevar a Santiago. “Esto le salió por el sol”, dijo mientras le sobaba la mejilla en la que tenía una mancha blanca.

Desnutrición y niños descolarizados

Dentro de la Divina Providencia, explicó Andrade de las 4 mil personas que atienden a diario mil son niños y el 80% de ellos presenta algún grado de desnutrición. Para apoyarlos, tres nutricionistas forman parte del equipo que busca realizar seguimiento a los casos más graves y les ofrecen suplementos nutricionales.

El vocero señaló que muchos de los niños que asisten a desayunar y/o  almorzar no acuden actualmente a la escuela, aunque indicó que no tiene estadísticas. Refirió que pese a que el Consejo Noruego para Refugiados y el gobierno local realizaron un censo para tratar de ubicar a los niños venezolanos en distintos planteles, la mayoría ya no tiene cupos.

Criticó que, además de ese hogar que les ofrece alimentos, muy poco se hace en materia de defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

Lea más en: Más de 8 mil comidas diarias ofrecen a migrantes venezolanos en Casa Divina Providencia

Otras poblaciones vulnerables que atienden son las personas con discapacidad. Además reciben entre 800 y 1.000 adultos mayores. Seis de cada 10 mujeres que acude a comer está  embarazada.

Al menos 22 mil personas han pasado, al menos una vez, a comer en la Divina Providencia.

—¿Y vienen colombianos acá?

—A penas hemos contado 110, es una cifra mínima. Casi todos son venezolanos que están pasando necesidad.

Fotos: Iván Ernesto Reyes – @IvanEReyes/ Enviados especiales a Cúcuta

Periodista egresada de la UCV. Estudiante del posgrado de periodismo de investigación del grupo editorial Perfil y la Universidad del Salvador en Argentina.