María Aguilar es una trabajadora informal que tiene cinco años laborando en el mercado Cacique de Maiquetía, en Vargas. Antes de que la pandemia del coronavirus llegara a Venezuela, Aguilar vendía papeles para forrar regalos, pero con la entrada de la cuarentena tuvo que reinventarse para mantener en pie su negocio.
“Tuve que ponerme a hacer bolsitas de café, de adobo y de otros condimentos para no bajar la santamaría, porque si cierro no como”, dice.

Aguilar se reinventa durante la cuarentena y ofrece juegos tradicionales a sus clientes, quienes -según ella- se los han llevado todos.
“Yo compré 10 ludos, 10 bingos, 10 paquetes de cartas para ver cómo me iba y en dos días los vendí todos. Ahora lo traigo todos los días porque la gente se quiere distraer y no todo el mundo tiene teléfono”.
En su negocio también vende papagayos que compra en Caracas y le pone su toque personal. “Esos se venden muchísimo, la gente los compra porque no es caro y los niños tienen que divertirse de alguna manera”, comenta.
Lo mismo ha hecho Yennifer Martínez, quien tiene 10 años trabajando en el mercado y vende productos de belleza e higiene. “La gente lo que está es comprando comida y no muchas cosas de las que vendo, porque hay prioridades”.
Martínez además de expender productos de belleza exhibe tapabocas con diseños personalizados que recrean personajes infantiles: Peppa Pig, Frozen, Spiderman y El Guasón. “Las vendo a un dólar cada una y la gente se las lleva, la que más he vendido es la de El Guasón”.

Además de los tapabocas Martínez vende juegos tradicionales. “Ya se me acabaron los ludos, esos vuelan porque como está la fiebre en las redes sociales”, afirma.
A pesar de la crisis por el combustible que afecta al país, la vendedora se las ingenia para comprar la mercancía en Caracas. Aunque tiene carro prefiere ir a comprar sus productos en un autobús porque las largas colas para echar gasolina le quitarían mucho tiempo para trabajar.
“Los clientes se quejan por los precios, pero están satisfechos de que se consigue. Las ventas están muy bajas porque la gente busca puro comida”, dice.

Varguenses se abastecen en Maiquetía
Durante un recorrido hecho por Efecto Cocuyo este jueves 30 de abril por sectores del centro y este del estado Vargas, se observó poca gente en las calles. Solo en la parroquia Maiquetía por tratarse de uno de los sitios de referencia comercial había afluencia de personas, pero no en multitud.
“La gente viene y hace la cola, todo el mundo trata de cumplir las medidas recomendadas para evitar el virus. La gente llega con sus tapabocas y hace sus filas respetando la distancia”, explica un comerciante del sector Calle los Baños.

En la parroquia Maiquetía están abiertos los negocios esenciales. Mercados, farmacias, ventas de productos de higiene y fruterías abren sus puertas desde las 8 am pero a las 12 ya muchos de los comercios empiezan a cerrar.
Para vigilar que se cumplan las normas, en todas las calles de la parroquia están desplegados funcionarios de la Policía Nacional, de la Policía de Vargas y de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). En una de las esquinas un camión perifonea las normas de higiene para prevenir el COVID-19. En Vargas hasta la fecha se registran 14 casos confirmados.
Ana Martínez se traslada a comprar semanalmente desde La Guaira a Maiquetía, porque es más barato. Su esposo es taxista y sin combustible no ha podido trabajar. Martínez ha tenido que vender dulces para sobrevivir.
“Los precios están muy caros, hay caminar mucho para conseguir. Me vengo en autobús si es que hay. Pago 5.000 mil bolívares de pasaje”, afirma.

Restaurantes cerrados
Todos los fines de semana el estado Vargas recibía a miles de bañistas en sus playas, pero debido a la pandemia el gobierno nacional ordenó el cierre de los balnearios para evitar las aglomeraciones.
En toda la zona de playa del este de Vargas, hay un número importante de restaurantes y kioscos que, aunque pudieran abrir y vender comida para llevar, permanecen cerrados.
Carolina González, que trabaja desde hace siete años en un puesto de comida en la playa, dice que no están en funcionamiento porque no hay gasolina para llevar las comidas. “Ahorita vengo de Caracas que compre cigarrillos para vender”, asevera.

El restaurante Los Tres Reyes, era uno de los pocos expendios de comidas abiertos. Un trabajador que no se quiso identificar informa que solo venden para llevar. A pesar de eso, las ventas están por debajo del 10 %.
“La gente viene y retira su comida porque delivery no tenemos por la escasez de combustible. Nosotros trabajamos con turismo y al restringir el paso de Caracas, baja la clientela y como cerraron las playas la gente de Vargas no viene”, explica.